(…) el espacio conserva el tiempo comprimido. El espacio sirve para eso, (…).

Gastón Bachelard en “La poética del espacio”.

Creando una interconexión entre la memoria, la arquitectura y los códigos del tiempo, la fotografía de Linet Sánchez Gutiérrez materializa recuerdos sobre la sala de teatro en la que experimentó sus primeras presentaciones en público, cuando era estudiante de ballet.

Apelando al recuerdo, al vacío que haya lugar en la vida y toma como escenario el quehacer de la artista.  Ese mismo espacio que conserva la energía de todo cuanto aconteció, y que va narrando lo inmaterial, aquello que es efímero ante un mundo que se nos escurre entre las manos y ante nuestros ojos, tornándose en cuestionamiento con el que Linet apunta hacia un paisaje psicológico, una percepción consciente o una libertad espiritual.

El trabajo sobre un escenario en el que se tejen historias y conceptos reconstruidos desde la evocación, nos acerca a un discurso que usa como recurso la secuencia de la luz, y que cuenta lo que sucedió en un tiempo que no es este, por lo que son imágenes de recuerdos en la memoria, de lugares del pasado eterno. Terreno que sirve para guardar las experiencias vividas, la reserva de las ensoñaciones más íntimas, y donde la remembranza supone la apertura al acto creativo.

Llevar a la fotografía lo que no tuvo una secuencia de repeticiones. Dotar de memoria a espacios y objetos recurriendo al tiempo, a la hora cero, aporta al modo de hacer de esta artista una conexión con el espectador, construyendo sobre el vacío, la historia de recuerdos personales. De esta forma, 00:00:00 aborda la magia de la intimidad del espacio que se desprende de la recordación, abriéndose a aquello que resguarda algo, que enciende el deseo de mirar y de descubrir lo que está reservado cual tesoro maravilloso.

Entonces la construcción del espacio poético se asocia a la imagen con un acto que abre sus puertas al mundo invisible. Una especie de estudio del fenómeno que surge en la conciencia como un producto directo de las emociones, de una mujer que acude a ese vacío que puede contar historias. Pero si estas se encuentran contenidas, la memoria de la cual es portadora es vuelve más poderosa.

Hasta el 25 de abril próximo la Fototeca de Cuba exhibirá la propuesta fotográfica. Con imágenes y resonancias que despiertan y operan en nosotros casi de forma independiente.

Retratos profundos asociados a espacios amados serán mostrados, y este recorrido está definido de forma totalmente subjetiva y poética. Todo el que se detenga en las imágenes de lo habitado y desolado, prevé a través de este ejercicio creador, la evocación que nos permitirá idealizar e iluminar la síntesis del recuerdo.

Memoria e imagen son una comunión. La intimidad de la escena conforma una cosmovisión y un universo contenedor de múltiples creaciones. Lo que hace del vacío, un espacio inabarcable y enriquecido con el tiempo.