Continuando con nuestras pretensiones en los procesos de estimulación y promulgación de aquellas expresiones tradicionales existentes Cuba y que cumplen aniversario cerrado durante el año 2021, nos complace homenajear a uno de los exponentes de gran significación para la cultura popular tradicional en la isla, devenida de las prácticas de influencia caribeña insular, expresión la cual cumple éste 28 de septiembre 40 años de existencia; de estirpe franco haitiana, específicamente de la práctica del vodú y sus elementos asociados, ubicada en el poblado de Santa Lucía, municipio Ciro Redondo en la Provincia de Ciego de Ávila; pues se trata de la agrupación portadora de la cultura cubana “La Gran Familia”, manifestación músico- danzaría, caracterizada por su gran sentido de resistencia y perdurabilidad, preservando todo un legado significativo de emigrantes haitianos y sus descendientes, específicamente se asentaron en el poblado de Santa Lucía en el año 1878. Agrupación formada en sus inicios por una familia de haitianos, encabezada por Josefa Calá (conocida popularmente como Cefisna), quien a la poste es considera como su principal líder y fundadora, salvaguardando hasta nuestros días los valores tradicionales de la cultura generada por décadas por sus ancestros.
Como es sabido el territorio avileño constituyó preferencia para aquellos balseros que llegaron a Cuba como parte de la segunda oleada de haitianos; proceso migratorio originado desde las Antillas de habla francesa ocurrido en los siglo XIX y XX, mientras específicamente el territorio de Ciro Redondo (antiguo Pina) no estuvo exento a los orígenes de los asentamientos ocasionados por dicha oleada, mientras en el transcurso del año 187dicho territorio recibe al mayor grupo de haitianos que por aquel entonces migró al interior de la isla, donde la entonces familia Calá se había asentado procedente de Haití por el año 1939 en la finca “El cafetal”, sitio ubicado en la región de Palma Soriano, provincia de Santiago de Cuba, a donde había llegado la familia San Luis Calá, formando matrimonio Rafael San Luis y Josefa Calá, los cuales tuvieron 14 hijos, dedicándose esencialmente al cultivo de la caña y otros trabajos agrícolas. Antes de 1978, esta familia, practicante de los preceptos del vodú comienza a celebrar la Semana Santa ( fiesta del bandé- rará) donde ejecutaban los tradicionales toques y bailes del “gagá”, mientras como elementos asociados encontrabas los juegos de recreación de procedencia haitiana, en especial el consiste en poder sobre la mesa a su alrededor tantas laticas como quepan, a las que les corresponde una persona, la cual de pie va girando al ritmo de una canción, cuyo estribillo dice:” yanyasé- yayá- yayagelé, en este pierde el que no pueda sostener la latica sin caerse, se realiza a través de parejas, las cuales frecuentemente cambian de lugar girando alrededor la mesa. En esta fecha de “Semana Santa” no se come carne ni pescado frito y la típica comida haitiana de frijoles blancos con leche, jengibre, canela y anís. La vianda que especialmente se consumen es el ñame, producto de gran prioridad en la mesa para los antillanos y sus descendientes.
El festejo principal que caracteriza a esta familia lo constituye la fiesta del “Ibo Blanco”, jolgorio que realizan el 25 de diciembre, basado en que la abuela Cefisna se viste toda de blanco significando la principal figura que dirigía el “Ibo”, consistente en los rezos y cantos alrededor del lugar donde se situaba en el suelo hojas de jabo y sobre ellas se colocaba la comida elaborada el día antes, la cual tenía un detalle distintivo consistente en que todo lo elaborado debe ser de color blanco, por ejemplo; se hacia el bombón con harina de castilla, anís, azúcar blanca, jengibre, se cose un almíbar, se le agrega la masa y luego se hacen con ellos figuras de palomas, hojas, pan, entre otros elementos. Para cocinarlos se colocan en un tanque el cual cumple la función de horno. Esta comida se acompaña con la típica bebida haitiana denominada “liqué”, elaborada a base de aguardiente, almíbar, quimbombó y cáscara de guácima. En la fiesta del Ibo la carne consumida es el cerdo sin castrar y que también no haya efectuado sexo alguno. Se corta en pedazos grandes y se cocina sin agua, se sofríe bastante y se sirve con ñame, malanga o plátano, se puede acompañar con arroz blanco. Durante la celebración de la ceremonia no se baila, ni se toca; se reza y se canta, no puede ser interrumpida por el paso de ningún animal, ni en ella puede estar una mujer que tenga la menstruación, tampoco puede haber bebidas alcohólicas. Se celebra solo por los integrantes de la familia, de ahí su alto valor en la estirpe familiar, de haber invitados solo eran convocados por la abuela, hora si, todos los participantes tenían que poseer la credencial de ser haitiano o descendiente.
Para mantener su esencia fundamental desde el punto de vista ritual, escogieron el 4 de diciembre como fecha para rendirle culto a Changó (Santa Bárbara). Este día se baila, se toca y se canta en honor a la deidad santoral, aunque a partir del año 1990 con la muerte de Cefisna se retoma este día, no solo para festejar a la santa, sino para homenajear a la abuela. Celebran desde entonces la ceremonia “Boda”, se le brinda a los participantes platos típicos heredados por la familia, los cuales mantienen su forma originar de elaboración, mientras se sacrifica un carnero para deleitar la sabrosa comida característica de los haitianos.
Los instrumentos originarios están confeccionados con madera ahuecada y se le conocen con los nombres de tambué, y deguedé, mientras las tumbadoras han sufrido modificaciones, las que se le han insertado llaves, mientras los temas de sus cantos recogen rezos alegóricos al comienzo de la fiesta del boda, se canta en creole a sus ancestros y a diferentes acontecimientos de la vida cotidiana, mientras los toques característicos son acompañados por diversos bailes, dentro de los que se encuentran: El vodú (el más significativo), el congó, el ibó y el gagá. En la danza se hace honor a las costumbres alegóricas de Haití, caracterizadas por un alto dominio, habilidades y destreza a través de relevantes malabares, monta de zancos, levantamiento de la mesa con la boca, entre otras.
Como parte de los procesos de sincretización ocurridos en Cuba, en éste caso el ritual del Vodú se convierte en una fiesta de bembé, donde el grupo acompañante realiza un semicírculo alrededor de una fogata acompañada por un chivo vivo para protagonizar dicha ceremonia, la cual comienza con tres rezos culminando con una canto único que da inicio al sacrificio del animal, continuando con bailes y toques pertenecientes al vodú aprovechando el momento para sacrificar y pelar al chivo, también se preparan las vísceras y se cocinan aparte.
La ceremonia se mantiene formando un semicírculo protagonizada por un dotado solista bailando en el centro al ritmo del tambor. Esta fiesta se realiza al aire libre donde previamente se construye un colgadizo bautizado con el nombre de tone, en homenaje a los santos elegguá, ogún,babalú- ayé y otros. En sus fiestas resulta significativo el culto a las diferentes deidades mágicas religiosas, así como sus habilidades en el manejo del machete y las batutas, se resalta la diversidad de colores en el vestuario. Los hombres usan camisolas sin cuello, con media manga o manga larga, con pantalón normal o cortado a media pierna, en la cintura llevan una pañoleta de forma triangular anudada en un costado. Las mujeres visten una blusa con un escote amplio rodeado de vuelos, de mangas cortas, y amplias sayas de vuelo, cubriendo la cabeza con un turbante y accesorios como argollas, collares y pulsas. Para bailes de salón se visten con elegancia aunque descalzo, no así las presentaciones callejeras que se ponen en ocasiones calzado ligero.
El Grupo portador de la cultura cubana de estipe franco haitiano es común encontrarlo en cuanto espacio cultural del Patrimonio Cultural Vivo existente en Cuba, como: Feria de Arte Popular en Ciego de Ávila, Festival del Caribe en Santiago de Cuba, Festival de raíces haitianas “Eva Gaspar in-memoriam” celebrado en el municipio Primero de Enero, también en Ciego de Ávila, además de Fiestas de la Danza, entre otros.
Ostentan el Premio Nacional Memoria Viva, que otorga el Instituto de Investigaciones de la Cultura Cubana “Juan Marinello” del MINCULT.
Para la Gran Familia nuestro mayor reconocimiento y homenaje en su 40 cumpleaños, Felicidades.
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