Ariel Cecilio Lemus y Maykel Espinosa: Miradas en Pas de Deux (Parte I)


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Dicen los que saben que los fotógrafos de ballet tienen el difícil trabajo de capturar la dinámica de los bailarines, la belleza de cada movimiento, para realizar una creación de la imagen estática y que deberán ser capaces de permitir que sus emociones y energía se hagan parte de este proceso al captar a los bailarines en su faena, para que aquel que observe esas fotografías pueda apreciar esas emociones y energía y las de los danzantes a la vez.

No es empeño sencillo, sin embargo dos jóvenes fotógrafos Ariel Cecilio Lemus y Maykel Espinosa Rodríguez aceptaron tal desafío, comenzaron a andar por el camino de la fotografía de ballet y al parecer en él se mantendrán. Ellos se aliaron para concebir la exposición Miradas en Pas de Deux, que se inauguró en el Teatro Nacional de Cuba, en el contexto de la actual edición 27 del Festival Internacional de Ballet Alicia Alonso.

Hay mucho de espíritu en esta muestra, mucha fraternidad, mucho amor y agradecimiento; ambos fotógrafos reconocen que en el camino emprendido tienen un lugar importante la familia, los amigos, los que los empujaron suavemente a seguir adelante; a propósito, Ariel dijo en la inauguración de la muestra: «Cada paso que demos sabemos que no estaremos solos, juntos lograremos todo porque al final, en eso consiste la vida, en tomar un destino, pero ir acompañados de personas que nos hagan el recorrido más satisfactorio y bonito».

El Portal Cubarte, conversó con Ariel y Maykel, y descubrió cuánta sensibilidad, sencillez e inteligencia habita en estos artistas del lente. Los lectores, al terminar las entrevistas, sentirán de seguro los deseos de apreciar sus fotografías, sobre todo cuando conozcan la valoración que de la muestra y sus hacedores ofrece al final el doctor Ramón Cabrales, experto y maestro de fotografía.

Ariel Cecilio Lemus: «Sin esas personas que no te fallan, no somos nada»

¿Por cuál camino llegó a la fotografía?

Cuando me gradué de la Vocacional Lenin, matriculé en la carrera de Medicina, pero en primer año quedé fuera porque suspendí y no me permitieron repetir; después compré un «bicitaxi», hice un curso de Bartenders nacional e internacional, pero nunca lo ejercí; trabajé como ayudante de albañil, montador de pladur, en fin, que hice unas cuantas cosas antes de llegar a la fotografía y un buen día mi abuela me llamó para decirme que me había inscrito en un curso de fotografía en la Editorial Abril.

Nunca me había interesado la fotografía, creo que sí había sido «un criticón», es decir criticaba las fotografías, eso sí lo hacía, pero sin conocimientos, ni era mi pasión.

En principio me resistí a pasar el curso, no me gustaba ni quería, pero mi familia me precisó que, o me ponía a trabajar o tomaba el curso, y me decidí por esto pero sin ansias de aprender, más bien para matar el tiempo porque estaba en un momento «de bajón», como quien dice, no tenía un camino, ya había buscado varios y no había logrado encontrarme…

Y la fotografía lo encontró a usted…

Sí; el curso lo impartía un profesor puertorriqueño Ramón Frontela que daba clases con tal pasión que me metió «ese bicho intenso» en el cuerpo y me despertó las ganas de seguir descubriendo lo que daba la fotografía.

Roberto Morejón, un fotoreportero del Inder, impartió una conferencia como parte del curso y dijo que había dos plazas vacantes en la Agencia Cubana de Noticias (ACN); fui, me presenté y sin tener experiencia me aceptaron, por cosas de la vida, y así llegué a la fotografía.

¿Y cómo llegó al Concurso internacional de Fotografía Alicia Alonso 2021 en el que fuera premiado en la categoría Serie documental?

Varias amistades me enviaron la convocatoria y me embullaron a participar; mi novia y mi familia también, y me convencieron.

Yo había tomado fotos durante las honras fúnebres de la Maestra Alicia Alonso, en las que el pueblo le dio la despedida; estas fotos me trasmitieron mucho amor, dolor y pasión; las miraba y me decía que no quería que se quedaran en mi archivo, o en lo que el periódico Granma pudiera publicar, quería ver hasta dónde podrían llegar y por esas cosas del destino, ganaron en la categoría de Serie documental.

Fue muy lindo para mí, porque la primera cobertura que me asignaron en la ACN fue una actividad con Alicia, la conocí, tuve unas palabras con ella, y me tiré una foto a su lado, y desde ahí como que se me fue metiendo el bichito del ballet porque las pocas palabras que tuve con ella me trasmitieron la pasión por ese arte que ella ejerció; eran sentimientos que estaban surgiendo en mí por la fotografía en ese momento, hubo como una conexión espiritual, y bueno ese comienzo y este final, con un premio con las imágenes de la despedida de Alicia, como que cerraba un capítulo de mi libro; así lo veo.

¿Hasta ese momento había sido un seguidor del ballet. ¿Le apasionaba? O concurso, premio y exposición fueron oportunidades a las que dijo sí?

Te voy a decir la verdad; yo soy nacido y criado en Centro Habana, yo soy de la calle y en este ambiente tú sabes que no es bien visto el ballet, por machismo y otras muchas razones, por lo que no es tema de conversación, y en realidad nunca me apasionó porque nunca me pasó por la mente, nunca me imaginé en un teatro viendo una obra de ballet, no tenía esa cultura, era un mundo completamente ajeno al mío.

Pero por una cobertura tuve que ir a una función y ahí fue que comenzó mi pasión, así y todo con ciertos prejuicios internos, esa lucha entre la calle y el arte, pero esa conexión espiritual, esa magnífica técnica…, aunque creo que fue algo más espiritual, esa música, esa tranquilidad, esa perfección, querer plasmar todo eso en mis fotografías, ver que más o menos podía lograr algo, que me gustaba lo que estaba viendo y me trasmitía muchos sentimientos, fue lo que en realidad hizo que me fuera apasionando por el ballet y todos esos prejuicios se fueran poco a poco, al final, sigo siendo el mismo, con un poco más de cultura y mente abierta.

A partir de este momento el día a día en el periódico Granma, cubriendo acciones culturales, ampliar las colaboraciones con publicaciones como Cubarte, precisamente, La Jiribilla, La Corchea, y el ballet, que me ha abierto las puertas, me han facilitado mucho las cosas, pero creo que ha sido porque me he entregado y me he sacrificado. A muchos espectáculos he ido por mis medios, terminan tarde y luego me paso la madrugada escogiendo las imágenes y he tenido que estudiar la técnica del ballet porque tengo que plasmarla.

Dicen los expertos en este universo visual que es imposible lograr una valiosa foto de ballet sin la emoción que provoca amar este arte o lo que es igual, que no basta con dominar la técnica. ¿Cuál es su pensamiento al respecto desde la práctica?

Yo concuerdo un poco con lo que dicen los expertos, pero creo que lo mío…, yo soy religioso y la parte espiritual es lo que me ha hecho a mí, creo, lograr transmitir las contradicciones, es lo que intento, porque en una pieza de ballet lo mismo hay amor que odio, que venganza, son muchos los sentimientos que fluyen.

Uno como fotógrafo tiene la posibilidad de trasmitir esas luchas internas, esos demonios y también las cosas bonitas que afloran en uno; creo que en el arte lo que tiene que primar es la pasión y los sentimientos, eso es lo fundamental.

A mí no me basta con captar la técnica perfecta y la mejor exposición posible: si una imagen no me trasmite, no la dejo salir de mi archivo, no la muestro.

¿Qué es lo que más le gusta de la exposición? ¿Coincide con lo que ha recibido de los espectadores?

Lo que más me gusta es haber podido reunir en la apertura a mi familia, mis colegas, y llevar a amigos que nunca hubiesen estado en una exposición así, pero uno siempre tiene que acordarse de donde vino; la vida es un camino bien largo y hay que acordarse de las personas que han ido contigo, que te han ayudado y lo han hecho más bonito, porque al final sin la familia y las amistades, sin esas personas que no te fallan no somos nada, lo demás es efímero.

¿Y de la muestra como tal?

Haber tenido la oportunidad de hacerla con mi amigo Maykel, haber visto nuestras obras montadas en el Teatro Nacional, en el contexto del Festival de Ballet, es algo impensable, solamente lo tuvimos en sueños, y ahora se hizo realidad.

Ese día hubo muy buena vibra, muy buena sintonía, yo estaba tan emocionado que apenas escuché lo que decía la gente de la muestra como tal, aunque allí estaban Rufino del Valle y Ramón Cabrales, nuestros profesores, dos expertos en el tema, también Juvenal, Matrascusa, Abel, Yamil, Roberto Suárez, muchos otros colegas, pero sí dijeron cosas que nos dan fuerzas para continuar en este caminito porque, que personas acreditadas nos alabaran el trabajo, para nosotros es muy gratificante y nos impone un reto mayor a seguirnos esforzándonos. 

La exposición tiene algo muy bonito: son veinte obras, diez de la edición 26 del Festival, la anterior, y las otras diez, que son de Maykel, reflejan lo que después de la pandemia de COVID-19, estuvo haciendo el BNC y de conjunto como que dan la bienvenida a este 27 Festival, eso es lo que encierra nuestra muestra fotográfica. 

Tengo entendido que usted es jurado de un certamen de fotografía de teatro de Ucrania. ¿Podría revelar a los lectores cómo llegó a este concurso y qué le ha aportado como fotógrafo?

Yo tengo una página en Facebook que se llama Desde el lente Arte & Más, donde publico algunos trabajos y después del 26 Festival de Ballet, había colocado las fotos que había hecho.

Un buen día me contactó por Facebook una persona invitándome a participar en este certamen de fotografía de teatro por el Día Internacional de esta manifestación, y me mandó las bases de la convocatoria, pero yo pensaba que me convidaba a concursar pero resulta que no, que querían que fuera miembro del jurado, ¡imagínate!, si acaso llevaba dos años en la fotografía, todavía no había ganado ni un premio, o sea que fue cosa del destino, casualidades, y yo de atrevido acepté.

Cuando vi quienes eran los otros integrantes del jurado…. eran expertos, curadores, ganadores de muchos premios internacionales, autores de libros de la manifestación, muchos con «un camión» de exposiciones…, gente de varios países que tú «googleas» y salen con tremendos currículums, y me dije: ¿qué yo hago aquí?

Esto también fue motivo de que me siguiera encaminando hacia la fotografía de las artes escénicas, y aprendí…, bueno, primero a tener que superarme, a estudiar, a tratar de dominar ciertas técnicas fotográficas porque el rigor de este concurso es fuerte; concursan amateurs y profesionales, y sinceramente hay amateurs que lo único que no tienen como profesionales es que no cobran por hacer fotos, porque tienen un nivel altísimo, técnicas de último minuto y muchos puntos de vista que a ti como artista te nutren al ver esas obras.

De los jurados también aprendí mucho, de sus puntos de vista, sus experiencias, los admiré mucho y en los momentos en que mis opiniones coincidían con las de ellos, me sentí un poquito orgulloso también.

 ¿Y ahora qué va a pasar? ¿Lo atrapó la fotografía de ballet?

Bueno… seguir hacia delante y ojalá me siga sorprendiendo la vida; esta carrera es muy hermosa, un sueño que aunque nunca estuvo en mi mente, en cuanto al ballet como tal, sí soñé alguna vez con hacer exposiciones, ganar premios, ser jurado … y que estas cosas se den es muy lindo.

Creo que ya tengo el compromiso de seguir con la fotografía de ballet, porque si me ha abierto tantas puertas, debo aprovechar estas oportunidades y voy a tratar de seguir buscando otros caminos para ver si son tan bonitos como este que he vivido con el ballet.

 

Profesor Ramón Cabrales: «Transitarán por el camino de la buena fotografía»

He tenido el honor de estar en la inauguración de la exposición fotográfica Miradas en pas de deux, de mis buenos exalumnos Maykel Espinosa y Ariel Cecilio Lemus y realmente fue una experiencia muy emotiva, al ver como estos dos jóvenes, a los que vi iniciarse en el mundo de la imagen fotográfica, crecido de una manera muy profesional, sobre todo en un género tan complejo como es la fotografía de ballet.

Hemos tenido con anterioridad grandes maestros que se dedicaron a este género como fue Julio López Berestein o mi admirado Tito Álvarez, del cual la propia Alicia conservaba y exhibía un retrato de ella en su oficina.

Más cercana esta la obra de Nancy Reyes que ha dedicado casi tres décadas a este género o más recientemente Gabriel Dávalos que en algún momento también fue mi alumno.

Pero son muy pocos los que se arriesgan en un género tan complicado como es el ballet. Digo esto porque lo primero que debe tener un fotógrafo ante este trabajo es sensibilidad y cultura.

No basta con dominar la técnica para saber medir las luces cambiantes o controlar las diversas aberturas de diafragmas o más aún, decidir si congela el movimiento o simplemente lo capta. Es mucho más que eso, tiene que conocer la obra, su argumento, saber que va a ocurrir en la próxima escena, incluso el estilo de cada bailarín.

Y no queda duda que a través de las obras expuestas se puede comprobar, que todo lo dicho anteriormente, ambos lo demuestran con creces y están realmente inmersos en la belleza de la danza.

Sus fotos me dicen que no fueron simples fotos para publicarlas en un periódico, son fotos llenas de luces y sombras, de encuadres bien pensados, de picados y contrapicados, de composiciones equilibradas y armónicas, en conclusión, cada foto resulta una obra de arte por la originalidad que logran.

Aunque ambos coinciden en cierto estilo, un poco barroco e incluso con detalles góticos, por la temperatura de colores utilizados o por los fondos negros, es indudable que cada uno domina un estilo propio.

Convencido estoy que ambos transitarán por el camino de la buena fotografía y alcanzarán méritos suficientes para estar en la lista de los grandes y desde luego eso me regocija y me llena de satisfacción como maestro de fotografía.

 


4 comentarios

Losama
3 de Noviembre de 2022 a las 12:03

coincidem en Arielito dos virtudes, que además de buen fotógrafo sea también una persona modesta y generoso con sus compañeros.


Belkys Armas
3 de Noviembre de 2022 a las 15:12

Ariel, tiene un mundo por descubrir, pero lleva un ritmo propio y bien marcado. Excelentes fotos también fuerza y excelencia.


Dania
3 de Noviembre de 2022 a las 21:31

Le auguro un futuro muy prometedor, sin dudas se ha convertido en un excelente profesional Me encanta su.fotografia Muchos exitos y que se le sigan abriendo muchas puertas para que el talento fluya


Dania
3 de Noviembre de 2022 a las 21:38

Le deseo todo el exito del mundo a Ariel, su obra es de excelente factura, instantaneas que quedaran para la historia y para bien de nuestra culrura y el disfrute de todo nuestro pueblo

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