Sonaban las campanas de la catedral de San Isidoro y sin la presencia de sus más fieles feligreses como respuesta al aislamiento social y en defenza de la vida humana anunciaba el instante fundacional del otrora abril de 1720, cuando se le otorgara a Holguín la condición de pueblo. Seguramente muchos relatan aquel acontecimiento, incluso porque la memoria popular recoge en sus mínimos detalles, las leyendas que acompañan a la histórica tierra que pisara por primera vez el Almirante Cristóbal Colón. Cuna también, de gran trascendencia histórica y cultural, lugar de nacimiento de representantes de la cultura y la política cubana, como el compositor e intérprete Faustino Oramas -El Guayabero-, el destacado pianista Frank Fernández, el artista plástico Cosme Proenza y el Comandante de la Revolución Fidel Castro.
Resguardada por el macizo montañoso Nipe-Sagua-Baracoa con una espesa vegetación a la que se le une el balneario más atractivo de la costa norte oriental, la belleza y los encantos de este destino, celebran sus 300 años de cultura y tradición en medio de una batalla por la vida que, aunque silenciado en sus festejos públicos, no en su júbilo.
Múltiples son las acciones de restauración que se han venido acometiendo para mostrar una imagen renovada de la urbe protagonista de importante acontecimiento y de relevantes edificaciones como el Museo Provincial testigo del paso del tiempo. Declarado además, monumento nacional por ser sede del gobierno provincial durante más un siglo, donde desde su fachada se observó el crecimiento poblacional y arquitectónico. Lugar donde se izó por primera vez la bandera cubana en ceremonia constitucional de la alcaldía de la región, y años más tarde Fidel Castro ofreciera unos de sus memorables discursos.
La conocida capital arqueológica de Cuba, privilegiada por contar con el único museo expositor de los hábitos funerarios primitivos de los primeros pobladores de Cuba, “el Chorro de Maíta”, con figuras a escala real realizadas por los escultores Argelio Cobiellas y Lauro Echavarría Osorio, en mezcla del esplendor representacional del arte neoclásico y art decó, suma la reparación de edificaciones importantes como el cine-teatro Wenceslao Infante, hoy conocido como Teatro Eddy Suñol, el mayor coloso cultural holguinera; la reanimación del boulevard con pinturas murales realizadas por artistas locales; y la inauguración de la galería del artista visual Cosme Proenza.
La tierra en la que cada año se lleva a cabo la Fiesta de la Cultura Iberoamericana, donde la décima campesina puebla las Romerías de Mayo, y el séptimo arte muestra sus potencialidades alzándose con el Festival Internacional de Cine Pobre en Gibara, hoy hace una pausa en el andar urbanístico y en las costumbres de su gente de acudir a el Cerro de Bayado o Loma de La Cruz en solicitud de milagros, pues Holguín abraza las acciones contingenciales de la COVID-19. Miles de trabajadores de la Salud Pública y estudiantes de medicina se unen al quehacer de proteger, salvar vidas y al reforzamiento de la atención sobre el aislamiento y tratamiento terapéutico a enfermos o sospechosos de esta enfermedad. Se han suprimido los festejos públicos muy esperados y en alternativa, la radio, la televisión y las redes sociales son tomadas como plazas para no pasar por alto la fecha destacando los estrenos de los videoclips Mi querido Holguín, Felicidades a mi tierra y El Holguín que quiero interpretados por las voces y agrupaciones del ámbito sonoro local. Videos que tuvieron su lanzamiento en el canal provincial, Telecristal.
El mayor regalo que pueden ofrecer a su ciudad los holguineros amantes de la cultura y de sus muchas manifestaciones, es cuidarse manteniéndose en casa. Ya habrá otro momento para refleja su acontecer y para que el Caribe y las Américas puedan continuar contando con lo mejor de ustedes, su arte y su tradición.
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