«Creo que la crisis sanitaria cambiará de una vez y por todas la promoción de la literatura»


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El Centro Cultural Dulce María Loynaz (CCDML), Monumento Nacional de la República de Cuba, hace honor al espíritu de la más grande escritora cubana del siglo veinte que vivió en este inmueble desde 1947 hasta su fallecimiento el 27 de abril de 1997, en su incansable empeño por desarrollar la literatura en sentido general y en particular la lírica nacional e internacional.

La institución, que funciona en esta casa desde el 5 de febrero de 2005, se caracteriza por un rico programa de acciones, entre ellas relevantes premiaciones, el cual se ha visto afectado por la crisis sanitaria provocada por la propagación de la COVID-19 en el país y especialmente en La Habana, donde está enclavada esta institución, en la esquina de 19 y E, en El Vedado.

Josué Pérez, informático y escritor, confeso y acérrimo defensor del libro digital, dirige este centro cultural desde abril de 2019, y con él conversa el Blog Cubarte acerca de los cambios que ha impuesto la epidemia en las acciones de promoción literaria del mismo, algunas de las cuales enriquecerán la ya acuciosa labor de la «casa» de Dulce María Loynaz.

Quisiera que comentara sobre aquellas actividades importantes que no han podido realizar en el Centro por la crisis sanitaria.

Entre las actividades que no pudimos realizar se encuentran la ceremonia de entrega de los Premios Pinos Nuevos y las Becas de Creación Dador, 2020; sin dudas, de los más prestigiosos galardones de las letras que existen en el país.

Debo decirte que los jurados que asumieron el análisis de las obras concursantes (un total de 17 prestigiosos escritores) siempre trabajaron desde sus casas, realizando las discusiones por teléfono y correo electrónico con gran entusiasmo y profesionalidad, lo que hizo posible que se pudieran dar a conocer los resultados en la fecha prevista.

Tampoco se pudo realizar la edición del Premio Raúl Martínez de Diseño del Libro 2020, a pesar de que ya se había lanzado la convocatoria. Coincidió con la suspensión del transporte interprovincial y no fue posible que las editoriales del Sistema de Ediciones Territoriales pudieran participar.

No pudimos llevar a cabo la segunda edición de Punto de Partida, espacio que se abre al debate sobre el ejercicio de la crítica literaria en el país, y no será posible la realización del Primer Curso de Formación de Jóvenes Críticos, previsto para el mes de junio, por su complejidad, que contaría con al menos un alumno por cada provincia; decidimos posponerlo para el próximo año en igual fecha.

A la par, se han afectado las actividades previstas por el Centenario de Eliseo Diego y las actividades y espacios habituales que mensualmente se realizan en el Centro.

También será pospuesta la restauración del inmueble, que como sabes es Monumento Nacional; estaba prevista para este año.

¿Y el Premio Iberoamericano de Cuento Julio Cortázar?

No lo vamos a suspender ni posponer, ahora mismo se trabaja para que las obras puedan enviarse por correo electrónico, lo que elevaría significativamente la participación. En los próximos días se lanzará la nueva convocatoria. Otros eventos planificados para al final del año se mantienen, como son la entrega de los Premios Nacionales de la Crítica Literaria y Científico–Técnica.

¿Ya tienen pensado qué hacer por el centenario de Eliseo Diego?

Teníamos un plan con el Centro Iberoamericano de Cultura y la Casa de la Poesía; cada institución inauguraría un espacio mensual dedicado a una faceta de su vida y obra. También, el CCDML le dedicaría otros espacios habituales como Taller Crítico y Gentes y lugares de La Habana.

Por el carácter promocional de la institución no queríamos dejar de hablar del extraordinario trabajo que Eliseo desempeñó como jurado del movimiento de talleres literarios que «por los extraños pueblos», título de uno de sus libros, se expandió por todo el país. Es Eliseo uno de los más grandes poetas de la nación, él lo sabía, pero eso no le impidió ir a donde le invitaran. Dedicaba la misma seriedad a la hora de impartir una conferencia en cualquier universidad extranjera, que al hacerlo en Güines.

El 2 de julio, día de su cumpleaños número cien, y a petición de su hija Josefina de Diego, Fefé, planificamos amanecer en Arroyo Naranjo y homenajearlo en los alrededores de la que fuera su casa.

El año ha resultado muy difícil, quizá muchas cosas como esta intención no podamos cumplirla, creo que se ha profundizado la inmensa deuda que tenemos con el autor de En la calzada de Jesús del Monte.

La poesía es el cimiento de la cultura cubana, un privilegio extraordinario que no tienen todas las naciones. Así que la promoción de un poeta de tamaña magnitud, que escribió: «No es por azar que nacemos en un sitio y no en otro, sino para dar testimonio», siempre debe ser una fiesta, una deuda que cumplir con las nuevas generaciones que no le conocen. Ahora mismo, no es posible hacerlo como quisiéramos, pero te aseguro que el CCDML celebrará el centenario de Eliseo Diego, aunque sea necesario continuar en el 2021.

¿Qué acciones están desarrollando en estos momentos? ¿Cuántas son iniciativas que mantendrán en el trabajo futuro?

El Centro Cultural Dulce María Loynaz se ha centrado en publicar en su Página Oficial de Facebook una serie de post titulada Grandes Poetas Cubanos, es una manera de promocionar lo mejor de la literatura cubana y dejar un poco de belleza y aliciente para el alma.

Hemos seleccionado con mucho tacto cada poema y cada autor, porque creemos que debe ser una lectura reconfortante la que proponemos en estos momentos. Es una experiencia que también se quedará por mucho tiempo y que trabajamos para llevar a otras plataformas.

También preparamos materiales para la realización de cápsulas audiovisuales, para la televisión y las redes sociales, que promuevan lo mejor de la poesía cubana de todos los tiempos.

Y pusimos nuestro granito de arena en las coordinaciones para los streaming realizados por el Día del Libro Cubano, así como en los títulos digitales de descarga gratuita que ha subido a disposición de todos el Portal Cubaliteraria.

¿Han medido de alguna manera, las respuestas a estos ejercicios?

Las acciones se han medido muy técnicamente, no sé… cantidad de usuarios que comparten un post, visitas a un sitio, a un streaming determinado. Personalmente creo que en cuestiones de cultura es muy difícil medir la verdadera utilidad de las acciones promocionales, porque la cultura, como tan bien rectifica siempre la doctora Graziella Pogolotti, «no se consume, sino que se recrea», y ese proceso de interacción del arte, del gran arte, no deja de manifestarse en los individuos o en la nación.

Los procesos que tienen que ver con la cultura se desencadenan hacia el futuro, a veces, impredeciblemente. Ángel Rama decía que «los estancamientos culturales se vengan cruelmente». Es una gran verdad, y debemos siempre estar alertas a esos posibles «estancamientos», pero estoy convencido de que no es la realidad hoy de nuestro país.

Por un lado, hay un frente de vanguardias unido contra la mediocridad, por otro lado, este momento no puede verse como algo estancado en términos de cultura, todo lo contrario, la cultura resurge con grandes creaciones de las crisis, así que solo el tiempo medirá justamente los modestos esfuerzos del CCDML, las acciones del ICL y del propio MINCULT por no dejar de promover lo mejor de nuestra cultura, a pesar de tantas dificultades.

También nos interesa saber si en este tiempo han reevaluado las formas y vías de promover la literatura y si algunas las transformarán cuando todo vuelva a la normalidad.

Creo que la crisis sanitaria cambiará de una vez y por todas, la promoción de la literatura, el mercado y la industria del libro a nivel global.

Si existía un debate puntual en estos temas y se especulaba mucho desde hace una década sobre el desarrollo del libro digital y la revolución que en el plano editorial se iba desatando, ahora ya es una necesidad imperiosa que se acelere ese extraordinario fenómeno que vivimos hoy, al contar con una inaudita diversidad de soportes y modos de lectura, y que el libro digital termine imponiéndose como el principal soporte.

¿Cómo piensa que en Cuba se asumirá este camino?

En Cuba, como ha ocurrido en todos los países donde el mercado del libro digital es significativo, ese gran salto se realizará en paralelo al desarrollo del comercio electrónico y estamos constatando ahora mismo que ese desarrollo no puede esperar más, es imprescindible.

Lo mismo sucede con la promoción de la literatura y con las acciones para el fomento de la lectura. Esa comunicación en las pantallas, en internet, se realiza con otros códigos que no son los tradicionales, y también es necesario conocerlos y desprejuiciarnos con lo novedoso para ser verdaderamente efectivos y captar la atención de los usuarios. Ya no podemos separar lo presencial de lo virtual porque el mundo ya no es así. Todo es lo mismo, con las implicaciones filosóficas que ello implica.

En el Centro Dulce María Loynaz, como en el Instituto Cubano del Libro, tenemos que trabajar para que cada Sábado del Libro, cada espacio Memorias de la Guerra, Taller Crítico, Aire de Luz o El Autor y su Obra, por solo mencionar algunos de los más importantes, no se efectúen sin ser transmitidos por internet, sin que puedan ser compartidos por miles de usuarios.

Muchas de las acciones que hoy realiza el Ministerio de Cultura han llegado para quedarse, y este tiempo no solo ha servido para ensayarlas sino para reflexionar cómo implementar y perfeccionar todo eso de manera sistemática cuando la pandemia haya pasado.

¿Qué provecho ha sacado en lo personal, de este tiempo de confinamiento?

He tenido más energías para leer en las noches, siempre en formato digital, así que asumí la lectura de dos novelas Tener y no tener, de Ernest Hemingway y Conversación en la catedral, de Mario Vargas Llosa, y, una lectura no menos placentera y emocionante, Diario de campaña, de Máximo Gómez.

¿No está escribiendo en estos momentos?

No estoy escribiendo nada, pero sí he revisado un cuaderno que escribí hace dos años. Veremos si vale.

¿Qué se siente al trabajar en la casa donde vivió y murió Dulce María Loynaz? ¿Cree que algo de su energía quedó entre estas paredes?

Continúo en la «casa» de Dulce María porque aunque el centro esté cerrado es necesario ir algunos días en la semana, mantener la limpieza, revisar las salas museables, las medidas de seguridad, etc.

Te confieso que es una experiencia siempre mística recorrer la casa, estar allí a solas, porque ella era una mujer muy intensa, y su casa no fue solo su hogar, llegó a ser todo su mundo, su universo. En ese sentido, puedes experimentar en los muebles, las esculturas, en la particular proyección de la luz, la misma energía reveladora que hay en su poesía. En una frase: me siento siempre huésped de «algo» glorioso.

 


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