Cuba en el Festival Donizetti en Bérgamo


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Foto de portada: Gianfranco Rota https://bachtrack.com

 

Como un despertar del letargo en que la pandemia ha sumido a la humanidad por dos largos años, el mundo lírico comienza a retomar el vuelo acostumbrado de su actividad. Los teatros reabren con gozosas y promisorias carteleras de funciones “presenciales”. Los festivales se reactivan. En Bérgamo, Italia, se produjo del 18 de noviembre al 5 de diciembre, la séptima edición del Donizetti Opera Festival, con presentaciones de L’elisir d’amore y La fille du régiment, dos títulos favoritos de todos los tiempos del famoso músico italiano. En los anuncios promocionales de la programación llama de inmediato la atención el título de la segunda que aparece traducido al español. Y es que se trata nada menos que de una puesta en escena realizada en Cuba —en colaboración con el Teatro Lírico Nacional— por Luis Ernesto Doñas, notable cineasta y regista cubano establecido en Italia.

Presentada en La Habana, a fines de diciembre de 2019, en el Gran Teatro Alicia Alonso, con un elenco totalmente cubano —centralizado por Johana Simón como Marie y Bryan López como Tonio—, esta puesta revestía un carácter de exhumación en la Isla, ya que el título había subido al mismo escenario habanero por primera vez en 1843, a poco más de siglo y medio,  tres años después de su estreno absoluto en la Opéra Comique de Paris.

La puesta concebida por Doñas ha sido traslada de época y adaptada al ambiente cubano, con diálogos hablados en español y los cantables en el original francés. En las notas al programa de las presentaciones cubanas, el director expresa:

[si bien] en La fille… se une el refinamiento francés de la opéra comique y el brillo italiano de la opera buffa, en nuestra puesta hacemos gala, con orgullo, de nuestra tradición vernácula, en total sincretismo sin imposiciones.

Acentúan esta intencional cubanía —al recrear en sus concepciones el colorido estilo de nuestro pintor Raúl Martínez (1927-1995)— la visualidad escenográfica de Denia González en La Habana y de Ángelo Sala en Bérgamo, así como el vestuario de Maikel Martínez. En el plano sonoro debe destacarse asimismo la contribución del percusionista Ernesto López Maturell, que aporta con sus bongós la pincelada caribeña al coro del regimiento.

En las funciones italianas trabajó un reparto internacional encabezado por el tenor estadounidense John Osborn —quien hizo gala de su registro sobreagudo en la famosa aria de los nueve do—  y la soprano española Sara Blanch, acompañados de los italianos Paolo Bordogna y Adriana Bignani Lesca, entre otros.

La crítica especializada internacional —nos cuenta el propio Doñas en un mensaje— ha amado el espectáculo. Además de que a nivel humano logramos hacer un equipo increíble. Desde los más veteranos como John Osborn, Paolo Bordogna y el escenógrafo Ángelo Sala (con cuarenta años de experiencia, incluso y sobre todo en [el teatro] Alla Scala), hasta las jóvenes promesas como Sara Blanch y Adriana Lesca Bignagni. […] PD: no tengo que decirte que en las dos funciones Osborn regaló bis.

Esta feliz noticia para el arte cubano en general, aviva la historia de nuestro pasado lírico, sumido desde hace tiempo en una injusta desmemoria.

En aquellos ya remotos tiempos, Gaetano Donizetti gozaba de una popularidad extraordinaria entre el público cubano. En las temporadas del antiguo Tacón, famosas en todo el orbe, las muy frecuentadas Lucia di Lammermoor, La Favorita, L’elisir d’amore y Don Pasquale, alternaban cotidianamente en su escenario con Lucrezia Borgia, Marino Faliero, Belisario, Maria di Rohan o Linda di Chamounix…, mucho menos conocidas en la actualidad.

Del extenso catálogo de este compositor se representaron en Cuba veinticinco títulos. La cifra podría parecer exigua en comparación con las setenta óperas de su total producción, pero si la comparamos con el número de las que se presentan hoy en todo el mundo, resulta verdaderamente asombrosa, tanto más cuanto que de esos veinticinco títulos, trece fueron dados a conocer en América en la mayor de las Antillas. A lo que puede agregarse que Donizetti se hizo escuchar por primera vez en todo el Nuevo Mundo en el Teatro Principal de La Habana, el 31 de enero de 1826, con el título Le nozze in villa que había sido estrenado en Italia cinco años antes.

Entre las premieres continentales del catálogo donizettiano ocurridas en Cuba, se destacan sobre todo Lucia di Lammermoor (1839), su título más famoso. Pero también entraron en América por La Habana Anna Bolena (1835) y Roberto Devereux (1839), dos obras bien presentes en los actuales repertorios internacionales. Y como última curiosidad destaca la primera presentación en América de la ópera Torquato Tasso, ocurrida nada menos que en Santiago de Cuba, en 1840.

En estos tiempos de pandemia, a casi 200 años de la llegada de su música a nuestra capital, nos enteramos con regocijo que el nombre de Cuba vuelve a asociarse al del compositor bergamasco, a través de La fille du régiment, esta vez en Italia, gracias a Luis Ernesto Doñas y al Donizetti Opera Festival de este año.
 


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