Desde otra orilla: Guibert Rosales


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Plegaria
Video performance.
2019.
Madrid, España.

 

Con la mirada puesta sobre la cotidianeidad, la fotografía con una fuerte carga social se convierte en testigo del hacer de Guibert Rosales. Entonces lo que vive y lo que es, se transforma en arte, moviéndose por ella como por inercia y con total libertad. En busca o al encuentro, elije y toma decisiones en lo que lo importante es develar aquello que puede que resulte indescriptible para los demás.

El performance ha sido su medio de expresión y un factor determinante para el desarrollo artístico de Rosales, en el que la fotografía forma parte y apoya el contenido de la información como posibilidad para materializar el instante, pero también como medio para promover el cambio, exponiendo lo inmediato, aleatorio, incluso lo contradictorio. En tanto, alberga acciones que en su contenido pretenden despertar en todos una reacción ante lo que perciben tras la interacción con lo expuesto. Por lo que, el fin es concientizar a través de situaciones que hasta cierto punto puedan ser surrealistas, y que despierten otros estados mentales que están ligados directamente a la sociedad en la que vivimos. No se trata de convencer al espectador, el objetivo es obtener una respuesta, dándole importancia a la expresión corporal, usando lo que serían connotaciones escénico-teatrales, donde la raíz es la diversidad, lo multidisciplinario y la capacidad de cruzar libremente fronteras entre plurales formas del pensamiento. Proveyéndose así, de amplias herramientas metodológicas que permiten desarrollar alternativas de experimentación, siendo su principal material de trabajo, la vivencialidad cotidiana.

Destierro
Vídeo, documentación de performance 4 min.
2014.
Valencia, España.

De las aulas al estudio fotográfico ¿Qué le llevó a tomar ese paso?

Realmente he realizado ambas cosas de modo simultáneo. Fui docente en San Alejandro y durante algunos años impartí clases de Historia del Arte al mismo tiempo que estudiaba Bellas Artes en el curso para trabajadores. Por lo que llevaba las dos actividades al unísono.

Aunque mi formación es de escultor, siempre me ha interesado hacer un trabajo multidisciplinar, por supuesto, manejándome dentro de manifestaciones en las cuales me he sentido cómodo.

Como artista he ido encontrando las herramientas necesarias para mi trabajo de un modo orgánico. La fotografía llegó porque tenía la necesidad de documentar mis intervenciones en el paisaje. Intervenciones o performances que son el resultado de mi interés desde muy joven por el teatro que realicé durante toda mi adolescencia y la Universidad. Por ende, lo que hago hoy en día tiene que ver con mi experiencia de vida, he ido encontrado los lenguajes con los cuales me he querido expresar.

Comencé a estudiar fotografía en Cuba junto al gran amigo y fotógrafo, Márgel Sánchez. Una etapa muy importante para mí, porque la retroalimentación fue bien interesante. Él documentó prácticamente todas mis acciones en esta primera etapa y solo confiaba en su enfoque porque tenemos muy buena comunicación. Él tiene un ojo fotográfico agudo y sabía perfectamente el encuadre que buscaba, aunque siempre aportó mucho más de lo que le pedía. ¡Fue un partner increíble!

A partir del 2012, tuve una segunda etapa fuera de la Isla, cuando continué mi formación como fotógrafo y escultor en la Universidad Politécnica de Valencia, España. Esta fue una época de mayor madurez, gracias al encuentro con grandes compañeros y artistas de todas partes del mundo, en donde el acceso a la información y recursos, sedimentó aspectos que considero importantes dentro de mi trabajo.

El viaje
Intervención en el espacio público.
Fotografía, 100 x 150 cm.
2014.
Valencia, España.

¿Cuáles son las temáticas más recurrentes en sus piezas?

Considero que tengo una obra marcadamente social al mismo tiempo que personal. Mi trabajo es mi bitácora de viaje, donde puedo encontrar desde reflexiones socio-políticas hasta obras que albergan historias personales o estados de ánimos por los cuales he transitado en determinados momentos. Hay una etapa en la cual atravesé por fuertes ataques de pánico y ansiedad, la obra de ese momento es muy dura.

Para mí el arte es una prolongación de mi vida. Es parte de mis inquietudes y de mis obsesiones, por eso hablo sobre la xenofobia, las desigualdades y los desplazamientos humanos. Como creador, construyo un mapa visual de cómo entiendo y veo desde mi perspectiva de ciudadano, el devenir de los contextos sociales con los cuales me relaciono.

Cierto es que en mi obra han dejado de estar presentes temas relacionados con Cuba, pero ha ocurrido de forma natural, aunque sí pienso mucho en el contexto cubano. Es una realidad que he dejado de vivir y no discurre hacia mi trabajo de manera orgánica, por tanto, nunca fuerzo una idea. Creo que llegará en el momento que sienta que tengo algo que decir desde un argumento muy sólido, pero para eso necesito reconectarte con más estabilidad con lo que pasa en Cuba.

Mis fotografías, intervenciones públicas o instalaciones tienen como vasos comunicantes los temas que ya les mencioné. Y estas manifestaciones son recursos expresivos que activo en función de la historia que desee construir. Me interesan también los temas que se relacionan con la imagen y el poder, sea este político, cultural, social, etc.

Como artista, el cómo abordo estos temas es importante, por ello mi obra asume una función disidente a través de la cual pueda situar al público en una posición activa, y se detenga a pensar en las circunstancias sociales que forman parte de su tiempo.

La patria reclama pudor
Intervención en el paisaje.
Fotografía, 100 x 170 cm.
2010.
La Habana, Cuba.

¿Por qué se toma como modelo y guía de las ideas que usa para construir historias?

Tomarme como modelo se debe a varios motivos, pero en un inicio fue el resultado de la necesidad. ¡La necesidad nos obliga a evolucionar!

Contaba solo con los recursos de mi cuerpo, una cámara y un genial amigo fotógrafo, pues con estos tres elementos tenía que producir. El ejercicio de economizar recursos me ha ayudado a construir trabajos hasta hoy. Por otro lado, en ocasiones asumía riesgos que no me atrevía a pedir a nadie, como en la obra La patria reclama pudor  donde Márgel y yo estuvimos durante 5 horas abriéndole un hueco a una Palma Real seca, para que yo me pudiera meter dentro de ella; el esfuerzo de la acción y sus consecuencias físicas, no se lo pides a un modelo.

El último motivo y el más importante, es la conexión que ha de haber entre el trabajo y tu persona. Una obra es un recipiente donde depositas energías, y hay trabajos en los cuales tengo que ser yo el sujeto que forme parte del performance o la intervención. Pues no es solo importante la imagen última, es vital la experiencia del proceso.

Mi hacer está muy influenciado metodológicamente por la obra de algunos artistas de la generación de los 80 en Cuba, pero fundamentalmente por Juan Francisco Elso Padillla. Él comentaba en una entrevista que se publicó en la revista Revolución y Cultura: “Más importante que la obra en sí misma, es el proceso que te lleva hacia ella”. Este es un precepto que me acompaña y argumenta el por qué soy yo la persona fotografiada en muchos de mis trabajos.

S/T
Intervención en el paisaje.
Fotografía, 100 x 150 cm.
2010.

¿En su obra fotográfica predomina el montaje o la documentación del performance?

La respuesta anterior argumenta buena parte de esta pregunta. Nunca hay manipulación, de haberla no existiera ese proceso personal tan necesario para mí. No tengo nada en contra de la fotografía manipulada, solo que mi metodología es otra. Incluso las obras más surreales que he podido hacer, fueron en Cuba y son intervenciones reales en el paisaje o en el espacio público. Suelo guardar las imágenes de estos procesos, siendo la fotografía una documentación de mi trabajo.

Límite
Intervención en el espacio público.
Fotografía, 100 x 160 cm.
2019.
Madrid, España.

¿Cómo recrea las locaciones dentro de la idea que quieres proyectar?

El trabajo creativo me lo planteo como un acontecimiento efímero donde interactúan el cuerpo, los objetos y el espacio.

El proceso que da inicio a cualquiera de mis obras es la selección previa de una localización y las características simbólicas e históricas del contexto me marcan las pautas en la estructuración, planificación y creación. Estos performances o acciones públicas intentan subvertir la cotidianeidad de los espacios públicos intervenidos, apropiándome para ello de recursos teatrales y escenográficos con los cuales construyo escenas que son documentadas mediante la fotografía digital, analógica y el video.

Metodológicamente me interesa que exista una retroalimentación entre el medio escogido y la obra a representar en el mismo. Las localizaciones me aportan su capacidad simbólica y mis proyectos les ofrecen a éstas una mirada conceptual con la intervención. No solo el espacio público forma parte de mi terreno de trabajo, otra parte importante de mi obra se produce en la intimidad del plató fotográfico, pero manteniendo las mismas premisas de construir historias sociales.

La preparación de los espacios intervenidos muchas veces los pienso de forma teatral o cinematográficamente. Mi hermano estudió diseño escénico y ayudarlo en sus obras teatrales y en alguna película me dio nociones de cómo montar una localización y cómo definir la imagen última que se mostrará como obra final.

Del otro lado
Intervención en el paisaje.
Fotografía, 100 x 160 cm.
2018.
Madrid, España.

Vivió durante buena parte de su vida en Cuba y trabajó temáticas como la identidad y el desplazamiento humano. Ahora que se encuentra en España, ¿asoman nuevas temáticas y realidades a sus obras?

Por supuesto, los contextos determinan mucho sobre todo cuando construyes una obra de carácter social. No solo en cuanto a temática, también en la paleta simbólica de las imágenes. Los artistas trabajamos en el campo de lo simbólico y cada contexto tiene unas características particulares que debes aprender a leer y reencontrarte en ellas. Si como artista no eres capaz de mutar, corres el riesgo de envejecer creativamente de forma prematura.

El vivir otras experiencias en un mundo más global e interconectado, te permite ver y formar parte de lo que está pasando a nivel internacional y adquirir sobre todo experiencias artísticas muy actuales. Acceder a los grandes museos de arte contemporáneo, ver grandes colecciones privadas de arte y estar en contacto con artistas de lugares muy diversos, indudablemente enriquece y cambia tu manera de proyectarte.

De Cuba me ha valido para mucho la inquietud intelectual que desde muy temprano te despiertan las aulas y la exigencia de pensar mucho conceptualmente en las obras. Eso es algo que agradezco del contexto académico cubano. Se solía llegar a la Universidad con bastante inquietud intelectual, por lo menos en el tiempo que me tocó estudiar. No sé cómo funciona en este momento. Ocho años alejado del contexto educativo no me permite saber a ciencia cierta, cómo es ahora.

Geografía del poder
Foto instalación 1 de 6, 160 x 165 cm.
2019.
Madrid, España.

Desde esa orilla, ¿qué nuevos vientos traerían sus obras de vuelta a las salas expositivas en Cuba?

No pretendería llevar nuevos aires, sería demasiado pretencioso, pero sí mostraría a un artista mucho más maduro que hace ocho años. Regresar a exponer en Cuba es algo que me he planteado, pero ya llegará el momento adecuado y el lugar para hacerlo, es algo que no descarto.

Estoy en una nueva etapa de mi carrera que es tan global como insular. Construyo arte desde mi insularidad personal, al final cada uno de nosotros somos islas que habitamos en comunidad.

 


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