Día del padre


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Un día especial para pasarlo junto a los que tanto nos han dado, para homenajear a aquellos que desde que supieron de la presencia de un nuevo integrante en la familia, dedicaron esfuerzo y ganas a su cuidado y educación.

El Día de los padres es una fecha que al decir de la historia se celebra en numerosas naciones, pero su origen se debe a la iniciativa de Sonora Dodd, mujer estadunidense que quería honrar a su padre. Refieren que tras los grandes esfuerzos que tuvo que realizar para criar y educar él solo a sus hijos, pues enviudó a temprana edad cuando su esposa daba a luz a su sexto hijo, años después siendo una adulta Sonora hizo una propuesta deseando que existiera un día especial para los padres, en tanto, tomó como fecha su nacimiento. Sin embargo, pasó mucho tiempo para que todos asumieran esta festividad y se oficializara. No fue hasta 1972 que se declararon el tercer domingo del mes de junio para brindar sentido homenaje a los padres. A partir de ese año, la celebración se extendió por Europa, América Latina, Asia y África.

Algunos países toman otras fechas y reservan este día para el 19 de marzo, festejando la onomástica de San José, pero la mayoría de los pueblos latinoamericanos lo hacen cada tercer domingo de junio.

Este día es también un motivo para reflexionar sobre su papel en la familia y, sobre todo en la educación de los niños. Aunque los padres experimentan la relación con los hijos de una manera diferente, pues no siente en su propio cuerpo esa conexión con la vida que se está gestando, si son muchas las razones para que aprecien el proceso con una compleja afectividad y espiritual que llega con el tiempo.

Aunque sabemos que en muchos hogares la figura paterna está ausente o es asumida por un tío, abuelo o amigo, todo debe favorecer el desarrollo individual que emprender el niño, por lo que su presencia o quien la sustituya debe interferir sanamente en el vínculo con él. Ante este importantísimo rol, es fundamental que los hijos experimenten el amor del padre, no como algo que aprenden por definición, sino sentirlo a través de gestos y hechos.

Un padre activo tiene un gran impacto en la formación de la personalidad e identidad del niño, y es de vital ayuda para fortalecer su autoestima, relaciones sociales y formación de identidad. Pues una de las mayores expectativas en su enseñanza, es ayudarles a formar una imagen positiva de sí mismos, en ello la presencia masculina es base para el lineamiento de una personalidad sana y equilibrada.

Padre, tu figura es complementaria y necesaria. Conéctese emocionalmente con su hijo, emplee el tiempo suficiente para hablarles y escucharlos, haga que se sientan valorados, importantes y tenidos en cuenta, experimente con ellos sus alegrías y logros, sea su apoyo y soporte. Tu presencia es importante, y si se ejerce de manera equilibrada, los hijos asimilarán claramente las normas de comportamiento, tendrán más autocontrol y tolerancia para defender derechos y posturas propias.

La relación armónica y cercana con tu hijo, es base firme y de gran impacto para su formación y necesidades psicológicas. Es un proceso que no es tarea fácil, pero sí de mucho amor. Este será un vínculo que debe experimentar y trabajar. Vívelo como padre junto a ellos, ayúdalos a crecer sabiendo ¿quiénes son?, ¿a dónde pertenecen? y ¿de qué son capaces?

 


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