El cine en Holguín. La primera proyección y otras viñetas históricas


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La Periquera fue el sitio donde se realizó la primera proyección cinematográfica en Holguín. (Foto tomada de Radio Ángulo)

Casi dos años después de la primera exhibición pública de cine en Cuba, realizada el 24 de enero de 1897 en La Habana, los habitantes de Holguín, en el oriente de la isla, descubrieron el invento creado por los hermanos Lumière en París apenas unos años antes. 

Gabriel Veyre “había venido a Cuba comisionado por los hermanos Lumière para promover su curioso invento y se coló de rondón en los anales de la cinematografía cubana gracias a ese minuto furtivo del que, lamentablemente, no se conserva ni siquiera un fotograma [Simulacro de incendio, rodado el 7 de febrero de 1897]. De haber venido un año después, tal vez hubiera optado por el incendio real, porque a mediados de 1898 la guerra de Cuba pasó a ser noticia de primera plana en todo el mundo por la intervención de los Estados Unidos, cuya fulminante campaña naval y terrestre precipitó la derrota de España y de paso borró a los mambises de los libros de historia, pues desde entonces la guerra de Cuba se llamó simplemente Guerra Hispano-americana o Spanish american War”, escribe Ambrosio Fornet en Cien años de cine en Cuba1.

Precisamente con la Guerra Hispano-cubano-americana y los años posteriores está relacionada la primera proyección de cine en la ciudad de Holguín y no, como en La Habana, con los viajes de Veyre (que antes se había presentado en México, Brasil y Argentina, casualmente las consideradas posteriormente tres potencias del cine en la región). 

En una crónica de época publicada en los años cuarenta del siglo pasado, el periodista e historiador holguinero Juan Albanés Martínez apuntó que fue el 25 de noviembre de 1898 cuando los holguineros presenciaron por primera vez el nuevo espectáculo del cine2.

El escenario fue un local de la planta baja de edificio de La Periquera, hoy Museo Provincial de Historia y entonces sede del cabildo municipal, en cuya fachada colgaba una bandera estadounidense. “Lo que tal vez consistía en el único pertrecho pacífico en poder de las fuerzas militares acantonadas en el lugar, bajo el mando del General Duncan N. Hood, sería empleado ese día como medio de distracción”, escribe Héctor Carballo3.

Llegadas desde Santiago de Cuba, aquellas tropas estadounidenses formaban parte en realidad de un nuevo ejército de ocupación en el país que iría sustituyendo al cuerpo mambí. 

Según refiere Albanés, los militares norteamericanos organizaron una función a la que se sumaron los lugareños. En medio de un clamor y entusiasmo generalizados, los primeros cinéfilos holguineros vieron imágenes en movimiento de caballos participando en maniobras militares. Constaban esas películas de rollos de 500 pies4. Este momento iniciaban una larga afición y relación entre los holguineros y el séptimo arte. 

Asegura Juan Albanés que el primer teatro-cine con uso comercial establecido en Holguín fue el Colón, propiedad de don Franco Monné, ubicado en la actual calle Maceo, esquina a Martí5. Surgirían otros cines como el Rialto, en Arias y Libertad, y el Fausto en Libertad y Aguilera. En la década del treinta abren otros como el República y el Frexes, en las calles homónimas. 

El filme estadounidense Vida y pasión de N. S. J (Nuestro Señor Jesús) sería el primer largometraje de cine mudo exhibido en la urbe por el círculo de artesanos de la llamada Sociedad de Color, con sede en la calle Miró (debe tratarse de La Vie et la Passion de Jésus-Christ, de Georges Hatot y Louis Lumiére, de 1898). Mientras que el primer filme sonoro exhibido en la ciudad fue El código penal (Mark Brady, 1931), con la actuación del español Carlos Villarías en el papel estelar, acompañado de Lupita Tovar, Ramón Parea y el cubano-mexicano René Cardona6

Los primeros aparatos cinematográficos funcionaban con la luz producida por la combustión del carburo y a medida que iba avanzando el filme, una persona se encargaba de explicar a viva voz la trama o argumento. Más tarde fue introducido el acompañamiento con piano u orquestas, como las de Fello Pupo y Los Hermanos Coayo (cine Oriente), Hermanos Avilés (cine Martí) y la pianista María del Carmen Ochoa. También alternaban con las tandas los cupletistas, las bailarinas y otras atracciones7.

La comercialización de cine significó también un valor agregado para los teatros existentes en Holguín, como el Martí, propiedad de Don Manuel Avilés Lozano, el Frexes y el Infante, los que experimentaron un renacer en cuanto a la asistencia de público8.

En la inauguración del Infante, hoy Complejo Cultural Teatro Eddy Suñol, el 2 de junio de 1939, cuenta Martín Arranz en un libro inédito sobre esa institución, se proyectó el dibujo animado Robinson Crusoe, seguido del estreno de Jesse James en una era sin ley (debe referirse a Los días de Jesse James, dirigido por Joseph Kane ese mismo año). A partir de ese momento el teatro acogió la presentación de múltiples filmes y la actuación de reconocidos actores y músicos que visitaban la ciudad como Jorge Negrete, Libertad Lamarque, Tito Guízar, Blanquita Amaro, Pedro Vargas y Pedrito Rico9.

El primer intento de hacer cine en la ciudad lo cuenta el también periodista y escritor Celso Enríquez en su libro Morriña holguinera y está relacionado también con Albanés, con quien compartía amistad. “Nos convocó un buen día a una finca en Mayabe, creo que propiedad de míster Thomas R. Towns. Por entonces los temas de vaqueros estaban muy de moda con los filmes de Gustavo de Córdova, Renée Adorée, Rodolfo Valentino, Harry Carey y Ford Mix, entre otros. Ya en los campos de Mayabe, Albanés nos dio indicaciones definitivas con las que se pondría en acción su gran largometraje.

El argumento no tenía nada de particular, puesto que se reducía a un refrito fílmico basado en las películas de Hollywood. Se formó una caballería de unos veinte hombres de los alrededores, además de las estrellas de Holguín, que éramos unos seis. Todos nos movíamos bajo la acción de un megáfono de mano, en espera de entrar en escena”10.

La secuencia en cuestión consistiría en la filmación de una corrida a tropel de los caballos por sobre el hilo de agua de una cañada, cuyo lecho estaba atiborrado de piedras11.
Pero a la voz de: “¡Acción!” una de las estrellas cayó al suelo en compañía de su caballo. “La caída fue estrepitosa y la sangre manaba profusamente de la frente de aquel hombre y hubo que trasladarlo a Holguín donde lo atendió el doctor Avilés”. La idea ―añade Celso Enríquez― quedaría en el suspenso y no recuerda si tuvo continuación o quedó en el intento apasionado de Juan Albanés de crear el primer filme y western en Holguín12.

 

Referencias bibliográficas: 

1 Fornet, A. (2019). Cien años de cine en Cuba (1897-1997). La Habana: Ediciones ICAIC, p. 13.

2 Carballo, H. (9 de enero de 2011). Los inicios del cine en Holguín. Blog Aldea cotidiana. Recuperado de https://aldeacotidiana.blogspot.com/2011/01/los-inicios-del-cine-en-holguin.html?m=1 

3 Ibídem

4 Ibídem

5 Ibídem

6 Ibídem

7 Ibídem

8 Ibídem

9 Arranz, M. El teatro en Holguín. Apuntes e imágenes. (Investigación inédita). 

10 Carballo, H. (9 de enero de 2011). Los inicios del cine en Holguín. Blog Aldea cotidiana. Recuperado de https://aldeacotidiana.blogspot.com/2011/01/los-inicios-del-cine-en-holguin.html?m=1 

11 Ibídem

12 Ibídem

 


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