Un logotipo es un elemento gráfico, una composición visual, que identifica a una institución, empresa o marca comercial. También a las organizaciones, movimientos sociales y a los partidos políticos. Es el caso del logosímbolo con el que reconoce el pueblo cubano a su vanguardia política, con el que se identifican los documentos, las instalaciones y los medios del Partido Comunista de Cuba (PCC). Un símbolo que representa a la organización partidista y con significados que han venido sumándose a los que motivaron sus diseño; síntesis de nuestras tradiciones de lucha y de las causas revolucionarias en el mundo.
Fue concebido en la “la era dorada del diseño cubano (1965-1975), pero no por uno de los grandes diseñadores del momento, sino por otro creador, más conocido como pintor, aunque incursionó también en la ilustración, autor de hermosas portadas de la legendaria revista Bohemia. Se trata del artista matancero Orlando Hernández Yanes (Cárdenas, 1926- La Habana, 2017), graduado en la escuela de pintura de San Alejandro en la década del 40 y pintor de relativo éxito antes de 1959. Residente en Europa al triunfar la Revolución y quien, al decir de Rosa Lina Rodríguez, su pareja por 8 años, “renunció al triunfo que tenía en París para dejarlo y entregar todo su dinero a la Reforma Agraria”. Unos de los fundadores de la Escuela Nacional de Arte, profesor de reconocidos artistas como Nelson Domínguez y Pedro Pablo Oliva. Fue miembro de la Unión Nacional de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC) y de la Asociación Internacional de Artes Plásticas (AIAP). Por su labor docente y creativa fue acreedor de varios reconocimientos y distinciones como la Medalla por La Cultura Nacional, la Distinción Raúl Gómez García, la Medalla por La Educación Nacional y la Réplica del Machete mambí del Generalísimo Máximo Gómez. En 2001, fue nombrado Miembro de Honor de la Asociación de Combatientes de la Revolución (ACRC).
Orlando Yanes se inspiró en un momento muy importante en la historia patria. Aquel 16 de abril de 1961, en que después del sepelio de las víctimas de la agresión militar a los aeropuertos Ciudad Libertad, San Antonio de los baños y Santiago de Cuba que precedió la invasión a Playa Girón, en la céntrica esquina de 23 y 12, fue declarado el carácter socialista de la Revolución. Proclamación que fue apoyada por la multitud participante y ratificada en heroicas acciones por los que propinaron en las arenas matanceras la primera derrota al imperialismo yanqui en América. Momento de tanta significación que el 6 de febrero de 1981, por acuerdo del Secretariado del C.C., fue considerado como la fecha de la fundación del Partido Comunista de Cuba.
De ahí, la silueta que representa aquel acto fundacional, de fusiles y machetes levantados por los brazos vigorosos de nuestro pueblo. En el centro de este pictograma se incrusta las siglas del Partido (PCC), en rojo con filetes blancos. La verticalidad de las armas empuñadas representa la fuerza y el heroísmo del pueblo y de su vanguardia. Todo lo cual, alude a que el partido es la máxima expresión de la voluntad unitaria de esta multitud heroica, de cuyos mejores hijos nutre sus filas.
Por entre los brazos alzados, surgen dos banderas, a la izquierda la bandera roja han identificado históricamente las causas del proletariado y del comunismo; a la derecha la enseña nacional, que simboliza la Patria. La inclinación de las banderas alude a la tensión que siempre presenta en un proceso transformador como el tránsito al Comunismo y al dinamismo que debe caracterizar la actividad partidista.
Todos estos elementos están enmarcados en un rectángulo de líneas rojas que inspira orden, unidad, cumplimiento e igualdad, además de cierta jerarquía y autoridad. Un detalle resulta significativo, los ángulos redondeados de este cuadrilátero, lo que le confiere una apariencia más amigable. Verticalidad y redondez que podría ser significado a partir de la praxis partidista. Por un lado, como una postura a la vez disciplinada y flexible de su militancia; por el otro, a la relación distinta de las estructuras del Partido en su relación con las instituciones del Estado y con la sociedad civil.
Los colores del logo del Partido, también lo conectan con otros símbolos y acontecimientos, nacionales e internacionales. En primer lugar, los colores azul, blanco y rojo de la enseña ideada por el venezolano Narciso López Oriola, junto a tres cubanos, el poeta Miguel Teurbe Tolón y su esposa, más el también el escritor Cirilo Villaverde; enarbolada por primera vez en la patria chica de Orlando Yanes y declarada como Nacional en la Asamblea de Guáimaro en 1869. Que son también los de la bandera de Céspedes, que también tuvo como referente primigenio la tricolor gala, con las significaciones de la Revolución Francesa.
También se alude la bandera roja y negra, ideada por el santiaguero Frank País para el Movimiento 26 de julio. Una de las organizaciones revolucionarias que junto al Partido Socialista Popular y el Directorio Revolucionario 13 de marzo, se integraron primero en las Organizaciones Revolucionarias Integradas (ORI) y luego en el Partido Unido de la Revolución Socialista de Cuba (PURSC), antecedentes del PCC.
El rojo presente en las dos banderas del logo, integra estos dos referentes patrióticos con la herencia y el carácter comunista de la organización. Tal vez por ello fue el escogido para el rectángulo que circunda todos estos elementos pictográficos y tipográficos.
Este color ha identificado históricamente las causas revolucionarias, de los de abajo, del proletariado, de la izquierda y del movimiento socialista mundial. El origen parece estar en la Revolución Francesa; en 1791, cuando los manifestantes contra el Rey Luis XVI adoptaron la bandera roja como propia en honor a la "sangre de mártires" de los que habían desafiado la ley marcial. Los jacobinos la convirtieron en emblema durante sus años en el poder y en 1871, durante La Comuna de París, se retomó su uso por las fuerzas revolucionarias. En este periodo, el rojo se asoció igualmente con el patriotismo. También los bolcheviques lo hicieron suyo durante la Revolución de Octubre de 1917. Además se refieren usos más antiguos, como el de la serpentina roja, llamada Baucans, en los barcos de combate durante la Edad Media para significar una lucha a muerte.
El 15 de febrero de 1975, fue aprobado por el Buró Político del Comité Central del Partido el emblema del primer Congreso del Partido. Se establecía así la tradición de versionar, adecuando solamente su estructura al número que le corresponda a cada cita partidista el logotipo creado por Yanes. Al observar los ochos emblemas se aprecia la recurrencia a soluciones compositivas que se alternan, en una especie de actualización dentro de la continuidad; con la única excepción del que identificó el IV Congreso. La fórmula del I Congreso (1975), con el número en blanco y fileteado en rojo, se repite en el III Congreso (1986). La del número en blanco sobre el rectángulo en azul, se empleó para identificar al II Congreso (1980), al V Congreso (1997) y al VII Congreso (2015). Por último, la solución que se inauguró con el VI Congreso (2011) y se retomó en el emblema que identifica el venidero VIII Congreso, con el número en azul.
El IV Congreso del Partido (1991) fue una cita histórica, dadas las circunstancias excepcionales en que tuvo lugar. De ahí el simbolismo de realizarse en Santiago de Cuba, Cuna de la Revolución y escenario de la Protesta de Baraguá. Precisamente, el 15 de marzo de 1990, en la Ciudad Heroína, el entonces segundo secretario, el General de Ejército Raúl Castro Ruz, dio a conocer el llamamiento de este congreso en armas. Para mayor concurrencia simbólica, se inauguró un 10 de octubre en el Teatro que lleva el nombre del bardo santiaguero José María Heredia quien, como reconoció José Martí Heredia, había despertado en su alma, “como en la de los cubanos todos, la pasión inextinguible de la libertad”. Tuvo su clausura en la Plaza de la Revolución que rinde honor al Titán de Bronce, Antonio Maceo.
“El futuro de la patria será un eterno Baraguá” fue el lema aprobado para esta cita. Por ello, la inclusión del machete mambí, de Maceo, armonizando con el cuatro en el emblema. Es de todos el emblema más original, rompe con las estructura cerradas de los otras soluciones, sin marco o fondo, como luego se empleó para los del sexto y octavo congresos. Lo que sugiere cierta apertura, como las respectivas citas confirmaron y como debe suceder en la del próximo abril.
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