Tiempo de aislamiento, no de aburrimiento y sí de creación. Eso va demostrando estos días de crisis mundial y cuarentena, en los que la gente mantiene su sentido de la conexión humana usando las plataformas digitales para ofrecer espectáculos gratuitos, como gesto de agradecimiento y de compañía.

Esa dimensión vital de la cultura y su importancia en tiempos adversos, hacen que sea comprensible que las expresiones artísticas se vuelquen sobre las redes sociales, como forma de aliviar los efectos de esta pandemia. A estas iniciativas se suman los caricaturistas, ilustradores y dibujantes que, en mezcla de concientización y responsabilidad, incentivan a la disciplina a través del humor y la crítica. Trabajos que cuelgan en sus perfiles en Facebook, otros usan los periódicos oficiales y de alcance nacional, todos en son de un mensaje de amor.

Dibujos con fines humorísticos, distorsionando o exagerando las apariencias de algo o de alguien, más allá de la comicidad, también pueden realizar una denuncia, hacer una llamada de alerta o construir una crítica con la cual suelen apelar a alegorías o a simbolismos. Género artístico que se representa en los medios de acuerdo a aspectos comportamentales o a modales característicos que la gente de hoy debe adoptar para acabar con la pandemia que nos azota. En tanto, vuelve a hacer testigo de manera particular en el desempeño de creadores que narran hechos y explicitan la situación sanitaria actual.

En estos días en los que transcurrimos hilvanando un discurso para la protección de todos contra el coronavirus, el accionar de la gráfica se ubica en el contexto socio-sanitario y el nivel de composición es la apoyatura visual, el testimonio y la opinión gráfica, que gira hacia elementos pintorescos para trasmitir un mensaje y resumir miles de pensamientos. Porque un buen dibujo puede ofrecer un comunicado muy efectivo y puede construir una historia a la par de quienes la escriben. Motivación de juicios y visión del fenómeno, que delinean la otra manera de enfoques más allá de reportajes, crónicas y entrevistas.

Todas estas obras son la energía de los matices de la información, y ponen sobre el papel estados de opiniones. Con crítica o sin ella, pero desde un llamado a la reflexión y con un mensaje atemporal, elaborado, loable y necesario, como la vena hilarante que se encuentra en las herramientas.

Hacer noticias con imágenes, apostar por un dibujo simple y avivado, que establezca conversación y reacciones, donde el sentido máximo es transmitir, en un intento de ser más incisivos con la realidad. No solo mirar la llaga, sino ofrecer soluciones. Entonces la gráfica arroga un potencial vivaz, que se canaliza a través del impulso creativo de cada artista, en ejercicio del criterio tan necesario en estos tiempos en los que el mundo se ve reflejado en una caricatura.