Emilio Roig, Albizu Campos y las independencias de Cuba y Puerto Rico


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La noticia de la visita a Cuba de una delegación de Puerto Rico, con el expreso político Oscar López Rivera, es un indicio de las celebraciones en nuestro país de la Jornada de Solidaridad con Puerto Rico, una ceremonia tradicional que se realiza en apoyo con la causa independentista de esa nación caribeña. Un acto de amor y unidad, por sobre todas las cosas.

Las jornadas, que se extenderán hasta el próximo 23 de septiembre, fecha en la que se conmemora el Grito de Lares, incluyeron este martes 17 de septiembre un momento muy especial con el Historiador de la Ciudad de La Habana, el Doctor Eusebio Leal Spengler, quien conversó con una concurrida audiencia en la Casa del Alba sobre los “vínculos históricos entre Cuba y Puerto Rico”.

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El Historiador reconoció que el punto de partida para esta charla fue la búsqueda que emprendió, en los archivos históricos de la Oficina que dirige, de los antecedentes del encuentro entre Emilio Roig (su predecesor) y Pedro Albizu Campos, político y líder independentista puertorriqueño.

“Ese encuentro está precedido por una carta de Don Federico Enrique Carvajal, amigo de Martí, donde le dice [a Roig] que reciba a Don Pedro, a ese joven intelectual que va por el camino de [Eugenio María de] Hostos y de [Juan Pablo] Duarte, y lógicamente de [Ramón Emeterio] Betances”, narró refiriéndose a la comparativa que ya por entonces precedía a Albzu Campos con otros independentistas del Caribe, y por supuesto, Puerto Rico.

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La llegada del “joven y lleno de bríos”, Pedro Albizu Campos a Cuba, y su invitación por el  Grupo Minorista, al cual pertenecía Roig de Leuchsenring junto a otros prestigiosos intelectuales cubanos como Rubén Martínez Villena, “va a ser un suceso”, explicó Leal.

“Esa presencia es extraordinariamente importante y conservamos en el archivo los manuscritos de Don Pedro Albizu Campos sobre la conferencia que debió pronunciar en el Grupo Minorista, y las bases sobre las que se fundaba el Partido por la independencia de Puerto Rico. Allí está, con las pulsaciones del maestro, aquel memorable encuentro”.

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Luego de esa visita a Cuba se crea inmediatamente la Junta de solidaridad con Puerto Rico. La semilla de la independencia compartida vuelve a activarse entre los núcleos de intelectuales y activistas de ambos países. Según el Historiador, en dicha junta van a participar los más notables intelectuales cubanos de esa época, minoristas y colaboradores del grupo, entre otros: Alejo Carpentier, Villena, Juan Marinello, Pablo de la Torriente Brau, también puertorriqueño, “y según me contaba la que fue secretaria de Don Fernando Ortiz, Conchita Fernández, el encuentro entre aquellos jóvenes y Don Fernando para la causa de solidaridad con Puerto Rico había resultado un hecho trascendente. Así fue el comienzo de esa realidad”, narró el Historiador.

Leal recordó la valiosa oportunidad que tuvo de viajar y conocer Puerto Rico y más aún de visitar la tumba donde descansa Don Pedro Albizu Campos, y comentar allí sobre sus relaciones con Cuba y el largo periplo que fue su vida, “colmada de sufrimientos que padeció con un estoicismo ejemplar, y que concluyó en el seno de la Patria. Con la misma agonía moral que tuvo Betances cuando conoció sobre la ocupación norteamericana de Puerto Rico y la suerte incierta de Cuba, sufrimientos que preceden a su muerte en 1898”, año del fin de la guerra hispano-cubana.

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“(…) En el desastre que supuso la intervención norteamericana, en medio de la ingenuidad de unos y de la derrota de otros, se impuso finalmente la voluntad anexionista de los yanquis, y Puerto Rico fue una especia de objeto-trofeo de guerra; ocupada a pesar de estar en ese momento en un estado autonómico, la misma migaja que intentaron imponer a Cuba, en el último momento de la guerra, las autoridades coloniales”, recordó Leal sobre los postrimeros días de la corona española en sus metrópolis del Caribe.

Desde antes, Cuba había roto una promesa que se construyó para ser irrenunciable: en los fundamentos del Partido Revolucionario Cubano eran prioridades y fines la independencia conjunta de Cuba y Puerto Rico. Tras la muerte de Martí, el Partido y la junta cubana de Nueva York a su cabeza, y presidida por Tomás Estrada Palma, había abandonado la causa de Puerto Rico. Una ignominia que padeció el propio Ramón Emeterio Betances. “[La Junta] ya no representaba el solemne compromiso de los libertadores cubanos fundadores, como Máximo Gómez. Dejó de ser la prioridad lo que para partí Martí era esencial: el binomio Cuba y Puerto Rico”, señaló el Historiador. “Incluso, cuando Antonio Maceo es entrevistado en Panamá sobre cuáles son sus principales aspiraciones con la guerra del 95, revela en una metáfora que no quisiera enfundar espada sin haber alcanzado la libertad de Puerto Rico.” El tiempo y una nueva generación de cubanos se encargaron de corregir ese error.

El abogado de Puerto Rico

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“Pedro Albizu Campos, hombre sensible en extremo, sabía levantarse del estado depresivo que le producía la circunstancia del país y del exilio del pueblo boricua en los Estados Unidos de América y en cualquier latitud de la Tierra”, comentó el Historiador. “Es por eso que ahora, cuando se ha colocado y restaurado el símbolo fundamental en el Capitolio Nacional, sede institucional de nuestra Asamblea, y se han llevado allí los restos de un mambí desconocido, junto a la bandera cubana y la de Carlos Manuel de Céspedes está la bandera de Puerto Rico: la República que no llegó a ser. Es un símbolo de una continuidad. Un intenso sentimiento pro Puerto Rico que hechos posteriores a la vida de Pedro Albizu motivaron en nuevos actos de solidaridad.

Fue el primer Historiador de la Ciudad de La Habana y reactivador y catalizador de esos actos: “Emilio Roig fundará un Comité de Solidaridad, y se unen la Junta de solidaridad y el Comité en un solo empeño”.

El discurso de Emilio Roig “La invasión norteamericana a la República Dominicana y el derecho de las pequeñas naciones de América”, ante la Sociedad Cubana de Estudios Internacionales, “le llevó a ser intensamente solidario con la causa de los pueblos latinoamericanos; pero si hubo una con la cual tuvo esa más intensa solidaridad, es con la de Puerto Rico. Tres veces fundó organizaciones para la defensa de los presos políticos puertorriqueños y para llamar la atención sobre una causa que no podía estar desprovista de la solidaridad”, enfatizó el Historiador. Así lo prueba también su libro La independencia de Cuba y Puerto Rico, de 1956.

“Allí están también las cartas de Roig dirigidas a los Presidentes Truman y Roosevelt, de los Estados Unidos en sus respectivos mandatos, no ya pidiéndoles clemencia sino justicia para los que estaban prisioneros por la causa independentista, entre ellos la heroína Lolita Lebrón.

El año del primer homenaje a Don Pedro en la Oficina del Historiador, en 1969, habían pasado cuatro años de la muerte del Roig. En aquel entonces visitó Cuba Laura Meneses, viuda del independentista puertorriqueño. “Una mujer de extraordinaria sensibilidad y carisma. Ella nos relató a todos el comienzo de su vida en común. Esa vida que no era solamente el vínculo del amor, sino una asociación sobre la base de un principio indeclinable: la lucha por la independencia total y absoluta de Puerto Rico”.

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“En estas jornadas celebramos el cumpleaños de Don Pedro, sobre todo los que creemos que la muerte no es más que un estadío circunstancial y que hay otro estado a esos que a través de su obra mantienen una comunicación perpetua con nosotros. Hemos sido como videntes de una causa, no concluida todavía y por la cual hemos luchado, corriendo todo tipo de riesgos”, dijo en recordación de la fecha 12 de septiembre, inicio de la actual jornada y natalicio del independentista nacido en 1891.

El Doctor Eusebio Leal Spengler en su charla abordó las inestabilidades y espejismos que conceptos como “autonomía”, que otorgaba el Reino de España a algunas de sus colonias o posesiones de ultramar, como Puerto Rico, significaban realmente. Cuba también vivió un proceso similar, con una intelectualidad divida entre autonomistas, anexionistas, liberales y conservadores. Recordó la frase con que Martí catalogó al Partido Autonomista cubano: “El Partido de la equivocación permanente”. Era inútil la autonomía, por eso la lucha por la independencia plena, que parecía una fantasía, o debemos considerarla una utopía, que es la aspiración a algo grande, bueno y digno. Y que estuvo en la cabeza de Don Pedro, “el abogado de Puerto Rico, tras la huella de los otros puertorriqueños dispersos por toda la América que se habían imbricado en las causas de nuestros pueblos”, catalogó Leal Spengler.

Nombres como el de Sotero Figueroa y el Mayor General del Ejército Libertador Juan Rius Rivera que lucharon por la independencia de Cuba fueron evocados por el Historiador de la Ciudad. “Ellos, junto a otros muchos puertorriqueños sobre los cuales habría que investigar, se unieron con fervor en la esperanza de que Cuba extendería una mano armada al deseo puertorriqueño de libertad”.

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La charla continuó, y pese a mantener su intencional tono histórico, no pudo pasar por alto la denuncia de la situación actual de Puerto Rico y la desestabilización que ha provocada una estructura corrupta como la de “Estado Libre Asociado”. Como consecuencia del robo inescrupuloso de los bienes del pueblo, de la despectiva forma de tratar esta aristocracia el destino de las victimas del ciclón María de 2017, el más letal en la historia de la isla caribeña, “todo ello despertó al león, en una manifestación constante del pueblo en las calles que logró su objetivo. Pero ya lo sabemos, más allá del hombre está el sistema”, reflexionó Leal Spengler.

Sin embargo, más allá de las similitudes geográficas, la historia, los personajes y los objetivos compartidos, hasta la inversión de colores en las banderas, “nuestro corazón está puesto con fundada esperanza en que la suerte del pueblo de Puerto Rico será en definitiva alcanzada”, aseguró el Director de la Red de Oficinas del Historiador y el Conservador de las Ciudades Patrimoniales con la seguridad de quien es heredero de un patriota cubano por la libertad de Puerto Rico: el Doctor Emilio Roig de Leuchsenring.

Este año, la Jornada de Solidaridad con Puerto Rico se dedica al centenario del natalicio de la fallecida dirigente independentista Lolita Lebrón, así como al aniversario 40 de la excarcelación de los líderes nacionalistas que asaltaron el Congreso de Estados Unidos a mediados del siglo pasado.

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Visitan nuestro país por estos días una representación del Partido Independentista Puertorriqueño (PIP), del conglomerado “Las Lolitas”, del Movimiento Independentista Nacional Hostosiano, del Frente Socialista, entre otros. Algunos de ellos presentes en esta tarde con el Historiador de la Ciudad de La Habana.

Los participantes rinden este año homenajes a los patriotas de esa nación en el Parque de la Fraternidad, la necrópolis de Colón y la Tribuna Antimperialista, y desarrollan la jornada “Tenemos memoria” por el cese del bloqueo estadounidense contra Cuba. El programa además incluye otras conferencias sobre la situación política, económica y social de Puerto Rico; el centenario de Lolita Lebrón; los vínculos entre Cuba y Borinquen, y sobre la vida del luchador independentista Filiberto Ojeda.


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