MADRE AMÉRICA
La Revolución Cubana trató de ser imitada desde su mismo triunfo. Bajo ese impacto, se organizaron enseguida varias expediciones militares contra las aborrecidas dictaduras de Nicaragua y la República Dominicana. La primera de ellas, sin embargo, fue contra el gobierno de Ernesto de la Guardia en Panamá, la que salió, el 24 de abril de 1959, del puerto de Batabanó, al sur de Cuba, sin participación de las nuevas autoridades de La Habana.
La expedición de casi noventa personas, dirigida por el líder estudiantil panameño, Enrique Morales, del “Movimiento 22 de Mayo”, aludía con su nombre la fecha de las protestas del año anterior, reprimidas por la Guardia Nacional con saldo de varios jóvenes muertos. Su arribo fue precedido, a inicios de abril, por un alzamiento en la Serranía de Tute, aplastado por tropas panameñas del entonces capitán Omar Torrijos, que resultó herido. Ambas acciones eran financiadas por Roberto (Tito) Arias, sobrino del ex presidente Arnulfo Arias, derrocado en 1951 por el coronel José Antonio Remón, fallecido cuatro años después en un atentado.
En el accidentado desembarco en la costa de San Blas, el propio Morales y tres cubanos perecieron. Al frente del grupo que ocupó Nombre de Dios, quedó César Vega, un habanero, dueño del cabaret Las Vegas, sin actividad revolucionaria ni experiencia militar. Enterado el primer ministro Fidel Castro de la presencia de cubanos, mientras se encontraba de visita en Estados Unidos, declaró que su gobierno no conocía de esta operación, que calificó de “vergonzosa, inoportuna e injustificada”. Los invasores se rindieron el 1 de mayo, con la mediación de dos oficiales del Ejército Rebelde de Cuba.
Tampoco la Revolución Cubana tuvo que ver con la expedición contra los Somoza encabezada por Pedro Joaquín Chamorro, Luis G. Cardenal y Reynaldo Téfel, quienes habían visitado la isla tras la huida del dictador Batista y pretendían repetir la epopeya cubana. Los casi un centenar de jóvenes, vinculados al Partido Conservador, apoyados por el ex presidente de Costa Rica José Figueres, aterrizaron en los llanos de Mollejones y Olama el 31 de mayo, aunque tras algunos pocos combates se rindieron a las fuerzas somocistas (13 de junio) y luego fueron condenados a prisión.
En cambio, un grupo más radical, liderado por Rafael Somarriba, ex oficial de la Guardia Nacional, fundó en Cuba un Comité para la Liberación de Nicaragua, que consiguió respaldo oficial para su entrenamiento. Pero los casi setenta expedicionarios de la “Brigada 21 de septiembre Rigoberto López Pérez” fueron sorprendidos el 24 de junio, al intentar entrar en Nicaragua desde su campamento en El Chaparral (Honduras). Atacados por el ejército hondureño, a pesar de la simpatía del propio presidente Ramón Villeda Morales, nueve combatientes murieron, mientras el resto resultaban heridos y capturados. Uno de los caídos era el teniente cubano del Ejército Rebelde Ramón Onelio Hernández Taño, segundo jefe de la expedición, y entre los sobrevivientes estaba el estudiante Carlos Fonseca Amador, futuro fundador del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN).
Casi al mismo tiempo, el 14 de junio de 1959, se producía el aterrizaje en Constanza de un avión C-46 y el desembarco de dos yates por Maimón y Estero Hondo, con miembros del Movimiento de Liberación Dominicana (MLD), apoyados por Cuba y Venezuela. El numeroso contingente, adiestrado en Mil Cumbres (Pinar del Rio)–el mismo lugar donde después se entrenarían los guerrilleros del Che Guevara y Francisco Caamaño-, había partido de Nipe guiado por el dominicano Enrique Jiménez Moya, combatiente del Ejército Rebelde contra la dictadura batistiana.
Los casi doscientos expedicionarios fueron masacrados por el ejército trujillista, entre ellos 17 voluntarios cubanos, 13 venezolanos y 14 de otros países. Sólo seis lograron sobrevivir a la brutal represión, entre ellos el comandante Delio Gómez Ochoa, ex jefe del IV Frente Simón Bolívar en la Sierra Maestra. Sometido a crueles torturas, fue liberado después del ajusticiamiento del dictador Trujillo, como relata en su sentido libro, Constanza, Maimón y Estero Hondo: La Victoria de los Caídos, (1998). Por su papel en esta heroica gesta, la primera acción internacionalista de la Revolución Cubana, el comandante del Ejército Rebelde Delio Gómez Ochoa fue declarado en este hermano país, Héroe Nacional, le fue concedida la “ciudadanía dominicana privilegiada” y la orden “Duarte, Sánchez y Mella”, su máxima condecoración.
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