Fornaris, resarciendo al patriota


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José Fornaris y Luque se despide de la vida el 19 de septiembre de 1890 en La Habana, hace 130 años. Abogado y poeta bayamés, es reconocido como figura descollante de la vanguardia político cultural en la medianía del siglo XIX en Cuba y fue, sin dudas, un patriota.

Es además, el  más notorio cantor a la existencia aborigen en la Isla, al publicar en 1855 Cantos al Siboney. Versos donde refleja la belleza y sensibilidad de los habitantes originarios del archipiélago caribeño, casi extinguidos por la colonización Ibérica. Versos salidos de su corazón para honrar la vida del indio fiero y laborioso y la india callada y tierna. Estrofas que fueron musicalizadas por juglares y recitados en grandes teatros de la época, por las que el poeta ganó aplausos y fama.

Periodista, maestro y patriota, aunque no se decidiera a abonar con su sangre la tierra que lo vio nacer en la lucha por la independencia. La pluma fue su machete, las palabras contra la opresión, las certeras balas que hacían retorcer la conciencia del enemigo.

Había nacido en Bayamo, el 18 de marzo de 1827. Emparentado por línea materna con Carlos Manuel de Céspedes y ocho años menor que él, la diferencia no impidió que se mezclaran en aventuras de estrofas, bambalinas y escenarios para elevar la cultura en la urbe rebelde, uniéndose en lides conspirativas desde la década de 1850.

Con apenas dos décadas de vida, Fornaris se convierte en un ser peligroso para el gobierno español. Vigilado por las autoridades, lo señalan como autor de punzantes rótulos en los muros de la segunda villa, condenando al despotismo ibérico.

Por estos días de intenso quehacer patriótico y cultural, vinculado a la Sociedad Filarmónica, el Teatro y el acontecer literario, José Fornaris escribe a petición del amigo Francisco del Castillo y Moreno los versos que más gloria le traerán, los de la primera canción romántica y trovadoresca cubana «La Bayamesa».

Apresado y desterrado en el propio Oriente cubano, junto a Carlos Manuel de Céspedes y Francisco del Castillo, por defender en explosivas estrofas el derecho de Cuba de ser libre y soberana, sentirá en sus hombros la dura orden del exilio a México por ser depositario de sospechas mayores.

Si fue o no el autor material del acuchillamiento del retrato de la reina Isabel II que coronara la sala principal de la Sociedad Filarmónica, no se sabrá con exactitud, muchos fueron los sospechosos y valientes que pudieron y quisieron hacerlo como gesto de irreverencia ante el agobio y el maltrato a que los ibéricos sometían a los criollos.

Conmutósele la pena de salir de su país por la permanencia en La Habana, donde denunció constantemente en diversos periódicos y revistas la mano férrea y sin piedad con que España trataba a los habitantes de la Isla nacidos en ella. Sin embargo, el clarín de 1868 no atrajo sus esfuerzos, por lo que se ganó las críticas de su amigo y pariente Céspedes y el calificativo por este, de insolente.

El resto de sus días los compartió entre los talleres de impresión de periódicos, las mesas de escritor y editor de publicaciones y las aulas, ya fueran públicas o privadas, en Cuba, Francia, España e Italia.

Entregó sus mejores neuronas al periodismo y la literatura. El periódico habanero La Prensa y la revista El Iris dan fe de su obra, y otra decena de publicaciones donde colaboró. Codirigió las revistas Floresta Cubana (1855-1856), La Piragua (1856) y Cuba Literaria (1861-1862), consagrándose con la defensa de la cubanía en sus textos.

En Bayamo, el Grupo de Teatro Andante, tiene entre su repertorio de sala, una de las obras teatrales de Fornaris escrita en verso, La hija del pueblo o Lola la tejedora, drama que  fue salvado de las fauces del fuego redentor de enero de 1869.

Aunque José Fornaris y Luque no tomara nunca las armas en la ruda manigua, no podemos relegarlo al banco de los contrarios, porque nunca militó en fila diferente a la de los cubanos amantes de la libertad. Fueron otros sus instrumentos de defensa de la cubanía y la independencia, válidos también en el terreno de las ideas y la cultura.


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