Hermanas Gálvez: unión de músicas y almas


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Las hermanas Gálvez: Alba y Wendy.

 

Dentro de una búsqueda conceptual donde fusionan ritmos y sonoridades variadas, recién obtuvieron la beca de creación Reino de este mundo que otorga la Asociación Hermanos Saíz, sin duda, un punto desde donde se amplifica una carrera joven y fructífera.

Con ellas conversamos para el Portal Cubarte en medio de la preparación de su primer video clip, Legado.

 Cada una con su estilo converge en una agrupación… ¿Cuál es su punto de destino, Alba?

“No sé si podría hablar de punto de destino pues el arte está en constante evolución y como artista siempre lo estamos haciendo, tanto es así que, tras la pandemia, nuestro estilo tuvo un cambio sustancial, tanto en ritmos como en contenido. Actualmente, nos motivan los géneros caribeños y africanos fusionados con los cubanos, sobre todo los menos explotados en la música popular tales como el tango congo o el pilón.

En cuanto a contenidos, aun cuando el objetivo principal de nuestra música es entretener, eso no exime que le cantemos con responsabilidad al amor, a temáticas sociales, raciales, de crecimiento personal, por poner solo algunos ejemplos”.

Al respecto comenta Wendy:

“Ciertamente, comenzamos con nuestra agrupación sabiendo nuestras diferencias y aprovechándolas como complemento para poder comunicarnos musicalmente. Tenemos mucho que decir y es una prioridad que en nuestro trabajo estén presentes mensajes de amor, respeto y positividad, a través de los géneros que tenemos como raíz, no solo como tradición pues no provenimos de un solo lugar.

En nuestra música utilizamos ritmos cubanos, también africanos, latinoamericanos y europeos y lo hacemos desde la reflexión; es el modo que tenemos nosotras de mejorar el mundo. Así se hace la diferencia”.

Wendy desde la juventud qué les distingue, ¿cuál es el mayor reto en cuanto a proyección artística?

“Mira, Cuba es la isla de la música, existe mucha competencia y no faltan artistas maravillosos que ya están posicionados dentro del mercado de la música cubana, tanto nacional como internacionalmente. El reto para nosotras es grande, en cuanto defendemos la música de autor; no meramente bailable o popular que es lo que consumen las grandes mayorías, pero las claves están en la perseverancia y en esa capacidad de ofrecer una propuesta auténtica.

Me ha sucedido a menudo, y confieso que me ha sorprendido muy favorablemente, que lo que hago musicalmente lo pienso desde una percepción más personal que…, por tanto, a otros puede no gustarle tanto; sin embargo, resulta bien asimilado por el público y muchos se identifican con ello, hasta me lo hacen saber luego de los conciertos. Eso significa muchísimo porque nos demuestra que este sí es el camino; solo basta defenderlo como es y, repito, desde lo auténtico”.

Alba, en tu caso, además de instrumentista, asumes la producción artística del emblemático club La zorra y el cuervo. Coméntanos sobre ello…

“Pienso que es importante para un artista nutrirse de varias fuentes y contextos. Eso enriquece la obra individual. En ese sentido, aunque tengo mi propia banda, nunca he dejado de trabajar en otros proyectos porque siempre terminan contribuyendo al mío propio.

Recientemente asumí la producción artística del club La zorra y el cuervo y está siendo una experiencia increíble. Maximizar las capacidades que ya tenía estrenándome como directora de mi proyecto, aprender sobre el funcionamiento administrativo de la música y dar oportunidad al talento joven que tenemos en el país a que presente su obra en nuestro espacio, representan compromisos importantes que no dejaría por detrás del logro musical”.

Próximos proyectos para las Gálvez…

“Entre los más significativos está la beca Reino de este mundo otorgada por la AHS que nos financia una realización audiovisual, en eso estamos imbuidas ahora mismo bajo la dirección de Alejandro Mayor y su equipo A Mayor Producciones.

También recibimos la muy grata invitación a participar en el festival vía on line Ode to the Black Fiddler, que se desarrolla en New York todos los años. Es un festival dedicado a los jóvenes negros con menos acceso, pocos recursos u orientación, y el objetivo es que se vean representados a través del arte.

Por otra parte, mantenemos abierta la perspectiva de poder presentarnos en otras provincias con Música es mujer, un proyecto que está en consonancia con el mensaje que transmitimos. Es un trabajo que une a mujeres que hacemos música y que en algún momento nos hemos sentido discriminadas o desplazadas por nuestra condición de género. En ese sentido, desde la unión y la sonoridad con otras artistas, procuramos juntar fuerzas, público y recursos para mostrar qué y cuánto se puede hacer.

Del mismo modo nos llena de satisfacción haber sido incluidas en el documental Cuba, La Isla de la Música del realizador Pao Fraga; este audiovisual abordaba la subsistencia y defensa de los músicos cubanos por la música hecha en Cuba. Además de nuestras voces, nuestra música formó parte de la banda sonora del documental al que también fueron invitadas las agrupaciones de Tony Ávila, Mezcla y Toques del Río. Este documental ya fue presentado en la sala Charles Chaplin y además de un reconocimiento a nuestro trabajo, por supuesto, significa un gran compromiso”.

Llenas de proyectos y con la sorpresa de un nuevo corazoncito latiendo por la música que está por llegar (en Alba), Las Gálvez ponen un listón alto en cuanto a buen repertorio, sonoridad y presencia escénica. En su convergencia de rasgos que les distinguen y a su vez singularizan, apuestan por un decir y hacer la música, donde hay sitio para ancestros y futuristas influencias.

De esa manera, Alba desde el piano, Wendy con violín en mano y voz, desandan rutas creativas en valiosa unión de músicas y almas.


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