José Martí y la novela de la cultura cubana (1)


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Cubierta ilustrada con una recreación martiana a plumilla.
José Luis Fariñas.

Martí, 2000.

 

Encabezo este comentario con el título de un libro de la Dra. Ana Cairo, al que  siempre vuelvo motivado por alguna interrogante, experiencia o, como ahora, por acercarse la fecha del nacimiento de El Maestro, en La Habana de 1853. 

Pensando en los significados del 28 de enero de 2019, año que abarca hechos de la magnitud del referendo por la nueva Constitución cubana, y del medio milenio de nuestra capital, deseo recomendar la lectura del innovador grupo de ensayos -observando tanto su contenido y método como su forma y significación- con que nos reta intelectualmente esta valiosa investigadora del legado patriótico nacional, particularmente el martiano.

Gracias a ella podemos seguir descubriendo raíces y manifestaciones de ese pensamiento profundo, ejemplo revolucionario e inabarcable ser, cuya vigencia actual late, en letra y espíritu, a lo largo de José Martí y la novela de la cultura cubana (Centro de Estudios Martianos, 2014).

“La verdadera novela del mundo está en la vida del hombre y no hay fábula ni romance que recree más la imaginación que la historia de un hombre que ha cumplido con su deber.” (2) Cita que inicia las 448 páginas de esta obra, entre cubierta y contracubierta ilustradas con recreaciones martianas, a plumilla y acuarela, de José Luis Fariñas.

A continuación, Cintio Vitier afirma: “Enumerar las virtudes y utilidades de este libro sería tan extenso como él mismo. Docencia y ensayismo, se unen en él con la sobriedad de un ciclo de clases en un libro que es un aula.” (3)

Estructurado en tres secciones: La novela de los intelectuales cubanos, Las polémicas sobre España, y Visiones de Estados Unidos de América, las múltiples órbitas de este universo de temas culturales, políticos y socio-económicos tienen como centro compartido la concepción de la capacidad cubana, aportada en Vindicación de Cuba por nuestro Héroe Nacional.

Como argumenta Ana Cairo en el capítulo introductorio:

“José Martí universalizó, desde este concepto de patria, las funciones de la comunidad de intelectuales cubanos no solo con respecto a la historia de sí misma, sino también de sus interacciones multilaterales con las del resto del mundo.

Los aportes de la intelectualidad cubana ayudaban a validar los méritos para avanzar en la construcción de un Estado nacional, cuya esencia radicaría en los postulados de una república democrática”. (4)

“Martí, el fundador del antimperialismo entre los intelectuales cubanos, ha sido el máximo ideólogo de un programa independentista que incluyó entre sus novedades un programa cultural. Esta plataforma se inspiraba en el ecumenismo, hacía resaltar las interconexiones de las culturas para buscar un enriquecimiento permanente y garantizar una vocación universalista en un discurso artístico original, auténtico y propio.

La visión cubana de Estados Unidos constituye un modo singularizado de ese proyecto cultural que los intelectuales -desde Varela y Heredia hasta Martí- construyeron. Estudiarlo en todas sus complejidades significa prestarle un servicio relevante al conocimiento de la historia y la cultura cubanas”. (5)

Precisamente esta edición finaliza con un capítulo titulado Entre románticos, modernistas y vanguardistas cubanos: algunas visiones de Estados Unidos; del que tomo las siguientes citas, a modo de invitación...

ROMÁNTICOS

“José María Heredia, Juan Clemente Zenea y Rafael María de Mendive residieron como desterrados políticos en Estados Unidos entre 1823 y 1878. Gertrudis Gómez de Avellaneda y Ramón Meza -por el contrario- actuaron como viajeros que peregrinaban por lugares cuya fama se juzgaba axiomática desde antes de sus respectivas llegadas (ella, en mayo de 1864; él, en el primer semestre de 1888).

Heredia conspiraba en el movimiento separatista de Los Soles y Rayos de Bolívar. El gobierno español ordenó su detención. Huyó y llegó a Boston en diciembre de 1823. Residió en Filadelfia y Nueva York. Viajó por distintos lugares hasta que se marchó a México en septiembre de 1825.  

(…)

El incursionaba en la descripción costumbrista, que tanto placer causaba desde la estética romántica de la cotidianeidad. Al emprender un viaje marítimo hacia las cataratas del Niágara disfrutaba contando sobre el canal del Erie y los poblados de sus riveras. El 17 de junio estaba en ellas. En un éxtasis emocional escribió:

Páreme, y por algunos minutos me fue imposible distinguir mis propias sensaciones en la confusión que me causó el sublime espectáculo. El inmenso río pasaba rugiendo delante de mí: y casi a mis pies se despeñaba desde una altura prodigiosa: las aguas desechas en ligero rocío violentísimo subían remolinadas en tremendas columnas que a veces se extendían por todo el abismo y ocultaban parte de la escena. El trueno profundo de la Catarata asordaba mi oído, y el arco iris alzado sobre el precipicio era el único que veía distintamente en confusión espantosa.” (6)   

MODERNISTAS 

“José Martí supo lo que era el trabajo infantil. Por ello se interesó por esta problemática desde el segundo destierro en Madrid (…) El motivo reapareció en la crónica Escenas Neoyorkinas. Los vendedores de diarios.

(...) El compradorzuelo espera ansioso, con la mano tendida. Un real, veinte periódicos: Y echa a correr: ¡Extra, Extra! Va descalzo, a medio pantalón, sin chaqueta, sin sombrero. Vende sus diarios a centavo.- Y allí se ve el caritativo, que fía al amigo más menesteroso la mitad de su compra. Y al piadoso, que regala dos números de sus diez a un angelito que lo mira triste con su carita de color de concha, y la saya rota, y el pantalón a la cabeza, y sin zapatos. Y se ve al emprendedor, ya con aire de rico, que compra un peso de diarios cuando se va a acabar el montón, y luego los revende a premio a los que no alcanzan turno. Principia allí la vida. Y el capital triunfa. A veces, mientras esperan, se salen del borde de la acera. Va el policía sobre ellos, porra en mano. Y se desgranan. Los talones desnudos les relucen, con la luz verde del farol eléctrico, cuando se pierden gritando ¡Extra! En la sombra”. (7)   

VANGUARDISTAS

“En la cuarta parte de la novela La consagración de la primavera (1978), en el capítulo 22, Carpentier recreó a Nueva York como capital mundial de las artes durante la Segunda Guerra Mundial. El protagonista Enrique -estudiante de arquitectura- viajó a la urbe en la segunda quincena de enero de 1943.

(…)

Enrique analizó los problemas arquitectónicos que sugería la urbe dentro de las premisas de una historia de la pasada centuria:

En lo hecho, en lo visible y tangible, era la ciudad una ilustración de todo lo que no debía hacerse en un futuro regido por alguna sensatez urbanística…

Definió a los rascacielos como unidades sin contexto; cada uno tenía su propia unicidad:

No había continuidad, comunicación ni vínculos entre esas moles de concreto armado, aluminio, cristal, elevadas hacia un cielo siempre turbio de nubes.

… obra de arquitectos que, centrando su atención en un solo problema de espacio o altitud, de utilidad o funcionalismo, se habían preocupado bien poco de lo que hubiese al lado…

(…)

Enrique asistió -en el Rainbow Row- a la representación de lo insólito real paródico. Los magnates del capitalismo podían apreciar como buena mercancía ideológica, muy oportuna, una coreografía inspirada en el himno histórico. En la megalópolis del capitalismo moderno, cualquier producción cultural se refuncionalizaba para ofrecerla como mercancía eficiente, ante las necesidades de una demanda coyuntural en los mercados de la industria del espectáculo.” (8)

“Las visiones presentadas de Estados Unidos han ilustrado las poéticas románticas (Heredia, Santacilla, Gómez de Avellaneda, Zenea, Mendive), las modernistas (Martí, Meza) y las vanguardistas (Mañach, Carpentier). José Martí ha demostrado ser el más hábil de los mediadores entre los tres modos literarios -originales por sí mismos- en que se recrearon las interrelaciones culturales entre Cuba y Estados Unidos durante los siglos XIX y XX.” (9)

 

Hace varios años este libro de la profesora y colega Ana Cairo me recordó la sentencia lezamiana: José Martí es ese misterio que nos acompaña. Al releerlo en La Habana del 2019 comprendo cómo, también, es esa compañía que nos ilumina.

 

NOTA: Todas las citas son tomadas del libro JOSÉ MARTÍ Y LA NOVELA DE LA CULTURA CUBANA, de la autoría de Ana Cairo Ballester. Editado por el Centro de Estudios Martianos; La Habana, 2014 (www.josemarti.cu). Correspondiendo a las siguientes páginas: (1) pág. 1,  (2) pág. 10,  (3) pág. 11,  (4) pág. 20,  (5) pág. 344,  (6) pág. 346,  (7) pág. 377,  (8) pág. 392,  (9) 395.


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