La noche del 5 de octubre del 2003, me inventaba una informal trovada, con el cantautor Gerardo Alfonso, en el conocido anfiteatro del Parque Almendares, aquí en La Habana. Gerardo, en su afán de promover siempre a noveles figuras, llevó consigo esa noche a un joven nombrado Eric Méndez.

El invitado hizo gala de una excelente afinación y muy buena ejecución en la guitarra, mientras proponía un discurso un tanto atípico. Desconocía por entonces de los azarosos avatares de su juventud, reparados luego de alcanzar paz, abrazando la fe cristiana.

Ha llovido bastante desde aquella noche, y aunque su música, no ha tenido la atención necesaria por parte de los medios de difusión masiva (al igual que sucede con la obra de muchos otros cantautores); Eric Méndez no ha dejado de crear, de darse a conocer en varios espacios de la ciudad y del país; y felizmente ha terminado su segundo disco en estudio, y cuarto en su carrera.

Para presentar su nuevo fonograma, editado por el sello cubano EGREM, bajo el título Mi guitarra sigue sonando, el cantautor convocó a sus seguidores para un concierto realizado el pasado viernes 9 de agosto de 2019, en la Sala Covarrubias, del emblemático Teatro Nacional de Cuba.

Poco después de las 8:30 de la noche, Eric Méndez salió a escena acompañado de su guitarra, para iniciar el recorrido con la obra Gente que ve por el espejo, una suerte de declaración de principios.

Aunque en otros escenarios Méndez se ha hecho acompañar por varios músicos, en un formato más bien acústico, la ocasión ameritaba un empeño mayor en ese sentido. Es por ello que solicitó los servicios de Pedro Lezcano (guitarra eléctrica), Tobías Alfonso (teclados), Claudia Iser (coros), Ernesto Elías Oliva (bajo eléctrico) y Ernesto Castillo (batería y percusión menor).

Para completar su puesta en escena, se auxilió de algunos artistas invitados, que participaron en la grabación del disco.

El programa de la noche, estaba conformado por 15 temas, recogidos en su mayoría en el nuevo fonograma; aunque siempre incorporó piezas emblemáticas de su repertorio, grabadas en Canto a Jesús, su anterior trabajo en estudio, publicado en el año 2011.

Para presentar a sus músicos, el protagonista escogió la obra Encrucijada, pieza habitual en sus conciertos, que forma parte de su disco anterior.

Al concluir, se produjo la primera invitación de la noche, cuando subió a escena, la cantautora e instrumentista Enid Rosales, acompañada de su laúd. Interpretaron Salmo del desierto; la cual sirvió para que la artista desplegara el poderío interpretativo que posee en su instrumento, tanto en el acompañamiento de toda la línea melódica, como en la acertada ejecución de un solo.

Un poco más tarde, luego de interpretar Con los ojos de la madrugada, correspondió el turno a la cantautora Annie Garcés, quien llegó acompañada del también cantautor e instrumentista Chistopher Simpon al piano. Juntaron sus voces con Eric Méndez, en el tema De la fantasía a la realidad. Al concluir, la invitada interpretó una obra suya titulada Solo sé, acompañándose únicamente por Simpson desde el piano.

Recordando sus influencias rockeras, Méndez regaló a los asistentes, una pieza reciente titulada Fin del verano, con destaque para el guitarrista Pedro Lezcano. Esta obra, constituyó la única dentro del programa del concierto, que aún no forma parte de su discografía.

Al terminar, dio rienda suelta a la nostalgia por los amigos emigrados, con la canción Para que no te apagues; dedicada a la cantautora Liliana Héctor Balance; quien compartió incontables veces los escenarios con Eric, antes de radicarse fuera del país, hace algunos años. En este tema Tobías Alfonso, tuvo excelentes momentos de protagonismo desde los teclados.

La cantante Claudia Iser destacó en las voces en el tema Paradoja, que resultó la antesala para la entrada en escena del cantautor santaclareño Leonardo García, para interpretar Con la guitarra y la voz, compuesta hace algunos años, en medio del desconcierto y el dolor por el temprano fallecimiento del cantautor Santiago Feliú.

Al concluir, quedó Leonardo en escena para regalar su obra Rock y rap de la esperanza, que forma parte de su disco Cara o cruz, del año 2017.

Luego de la atmósfera sonora con matices entre el góspel y el blues, de la pieza Sublime gracia, fue presentado el cantautor Adrían Berazaín, en calidad de invitado en la canción titulada Samuel. Tal como sucediera durante la grabación del disco, Berazaín mostró su excelente trabajo de acompañamiento con la harmónica. Poco después, quedó liderando la banda en su creación titulada La estación, que aparece en su álbum Como los locos, del año 2010.

Ninguno de los asistentes, le hubiera perdonado a Eric Méndez, omitir su conocida pieza autobiográfica Canto a Jesús, así que decidió interpretarla, justo antes de invitar al conocido cantautor Gerardo Alfonso.

En esta ocasión interpretaron a dos voces Eres nada, de la autoría de Gerardo, en una sui generis versión concebida por Eric Méndez hace algunos años. Como elemento adicional, esta vez contaron con el valioso aporte de Tobías Alfonso en los teclados, adornando esa antológica obra compuesta por su padre, y que constituye la única pieza no firmada por Méndez en este disco.

Gerardo quedó a solas en el escenario desde el piano, para interpretar Quisiera, otra de sus creaciones emblemáticas; y devolvió inmediatamente el protagonismo a Méndez; quien reservó para ese tramo final, las canciones Cual si fuera el mar (incluida en Canto a Jesús) y Mi guitarra sigue sonando, obra que da título al fonograma presentado.

En medio de los aplausos de despedida, y antes de cerrar imaginariamente las cortinas del teatro, Gerardo Alfonso prolongó el deleite de los asistentes, al pedir al protagonista de la noche, el conocido tema Profecía, también incluido en su disco anterior.

Cerraba así una exquisita noche de concierto, donde Eric Méndez dejó bien claro que, tiene aún mucho por decir, y por ello contra viento y marea, su guitarra seguirá sonando. Ojalá sus notas, lleguen por medio del fonograma recién publicado y de los medios de difusión masiva, directamente al corazón de aquellos que aún no le conocen, pues de seguro, no se perdonarán, perderse su próximo concierto.