Lindiana Murphy y el encanto de la poesía


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Foto: cortesía de la  artista

Dentro del panorama de la canción contemporánea cubana la voz y quehacer de Lindiana Murphy al frente de sus mantras, resulta ser una de las propuestas más interesantes que se escuchan en la Isla, aunque aún sin la sistematicidad que se pudiera.

Con un certero punto hacia el cual dirigir su palabra de aguda compositora, además de excelente cantante, Lindiana es de las intérpretes que apuesta por la llamada canción reflexiva, apegada, en esta oportunidad a la difícil tarea de musicalizar textos poéticos.

Poesía y canción inexorable vínculo que se establece y donde las partes, sin dejar de ser quiénes son, se combinan, multiplican y lo más importante, se complementan, ese es el sustento conceptual de la próxima producción discográfica de la intérprete. Han sido muchos los cantautores que han decidido recorrer ese difícil camino y Lindiana, ya no es la excepción, en tanto asumió el reto de musicalizar textos del  reconocido poeta portugués José Saramago, desde ese estilo propio que emana de su dulce y siempre afinada tesitura. Por ahí, andan sus próximos proyectos de los cuales estaremos compartiendo detalles

¿Por qué Lindiana, compositora, apuesta por musicalizar  los textos  de Saramago?

“Musicalizar la poesía de Saramago fue ciertamente un reto. Es mi primera vez musicalizando letra y fue un pedido de la embajada de Portugal en el 2018 para celebrar los 20 años del otorgamiento del Premio Nobel de Literatura a José Saramago.

En aquel momento Rosa García y yo comenzamos a musicalizar conjuntamente varios poemas y ofrecimos con esta obra conciertos en varios escenarios importantes como la Feria del Libro, el Convento de San Francisco de Asís, incluso, en el teatro del Museo Nacional de Bellas Artes. En todas las ocasiones recibimos la misma reacción que nosotros sentimos el primer día que seleccionamos algunos de sus piezas, y es que aun cuando Saramago escribió estos textos por la década del setenta, en ese momento su realidad le evocó estos poemas que para mí se corresponden ahora mismo con el sentir de muchas personas. Encuentro en él, la preocupación en torno a la sociedad, por la  falta de humanidad, y eso me resultó muy interesante porque es lo que, generalmente, abordo como compositora; pues trato, por todos los medios, de escribir mi tiempo, lo que duele y padece e intento crear pinceladas de amor y alegría. Y  eso es precisamente el disco de Saramago que estamos produciendo.

Se trata de un álbum con letras atemporales e intentamos que musicalmente también lo sea como mismo Saramago. Unimos lo que podría ser un formato tradicional —por ejemplo de cuartetos y quintetos que pueden ser de jazz o de música cubana— porque tenemos piezas muy nuestras al estilo de habaneras, danzón, y sobre eso nos montamos para recordar sonidos de los años setenta (época de Saramago). A esto le estamos poniendo sonidos del presente y del futuro, con la marca de la música experimental y electrónica. Esta combinación es la que está dando color y la banda sonora a la psiquis de Saramago en cada una de sus piezas. Hay temas de amor, otras que cuestionan mucho al arte, especialmente la manera en que se hace poesía; otras que describen su momento sociopolítico. Por lo tanto la atracción fundamental fue el reto de encontrar el sonido de su poesía, pero sin forzarla, solo dejándola fluir. Y  nos sucedió a Rosa y a mí. Terminamos un disco de diez canciones (poemas) que amamos profundamente y crecimos, en ese sentido, porque es otro enfoque de creación.

Otro gran reto fue la adaptación y traducción al español, gracias a que tanto Rosa como yo hemos pasado cursos de portugués, y tenemos la facultad de abordar un poco esta  nueva vertiente que es la de adaptar al español poesías y canciones portuguesas, y este proceso es sumamente interesante, pues se trata de descubrir en español el decir de Saramago.”

Desde la experiencia vivida… ¿cómo defines la canción que haces?

“Te soy sincera, no me gusta definirme, porque eso significa ponerme límites, encerrarme en un concepto. Lo que he hecho, esencialmente, es crear en mi tiempo y mi espacio. Vivo mucho en el ahora o trato al menos de hacerlo, y en la medida en que voy viviendo voy creando.

En un inicio  mis temas tuvieron la intención de llegar a un público determinado que necesitaba un mensaje que yo tenía para ellos, ese fue el disco Catapulteando, por eso es un fonograma más  bailable que trataba de seducir un poco a la juventud, aunque sus letras eran un poco reflexivas, y ciertamente es lo que me gusta y disfruto muchísimo: poder ser crónica de mi tiempo, eso me hace sentir cómoda con la creación, porque siento la gran responsabilidad que contraigo al hacerlo.

Esto por una parte, por otra, no puedo negar que me siento satisfecha porque no estoy haciendo música banal, no queda en el  aire, sino que a las personas que se comunican con ella, la llevan literalmente en un recuerdo profundo. Conectan con ella de forma intensa y aunque se trate de un público pequeño, de pronto la forma en que conectamos en  vivo me resulta totalmente satisfactorio. Lo que hago es utilizar todos los géneros y elementos que pueda tanto de la música cubana como extranjera para  crear  un sonido que responde a mi tiempo —que, por demás, es un tiempo globalizado— y que soporta entonces un mensaje que es lo fundamental en la mayoría de mis canciones.”

¿Cómo sigues alternando este trabajo con el de la creación infantil?

“En cuanto a la música infantil, confieso que aún me intimida muchísimo hacer un concierto para ese público, muy a pesar de que es algo que tengo en deuda; pero todavía no sé cómo abordar ese público, por eso en vivo no he realizado presentación alguna; pero pronto saldré de mi área de confort y me enfrentaré a estos nuevos retos.

Desde la creación, si tengo dos discos proyectados en mi mente para público infantil: uno es un álbum puro de nanas, para bebés, estoy hablando de 0 a 2 años;  y otro, en el que quiero abordar todo lo que tenga que ver  con  bailes nacionales. O sea, voy a hacer canciones que contribuyan a enseñar o permitan disfrutar ritmos como el chachachá, el baile de la chancleta, u otros… para así enseñarles desde pequeños sus raíces musicales, y a su vez cómo mover su cuerpo, lo que es fabuloso para el desarrollo psicomotor de los infantes, y además es un disfrute maravilloso. Creo que esto sería una excelente oportunidad para  proponerme un concierto  en vivo que pueda resultar más variado para ellos”.

¿En qué punto de tu carrera sientes que estás?

“Por supuesto que con los años vas obteniendo cada vez una mayor experiencia en torno al trabajo. A eso le sumo que soy muy inquieta para mis proyectos. Catapulteando no se parece a Terras y este tiene diferencias marcadas con Serenata para una Isla, y, por supuesto Semillita azul, rompe con todo lo anterior por ser infantil, y ahora el de Saramago, que además de su corte electrónico y experimental es poesía; es decir no sé cuál será mi próximo proyecto, sí tengo sueños pendientes, por ejemplo, quiero lograr un puente entre las músicas cubana y portuguesa, que tanto  he disfrutado en los últimos años y por la cual gran aparte de mi público me reconoce, sobre todo el fado. Realmente sueño mucho con la idea de unir las lenguas, o sea, llevar canciones portuguesas al español y viceversa, y hacer en fado unas; en boleros otras; pero fundamentalmente en habaneras y danzones. Este proyecto ya está en mis manos como uno de los retos próximos”.

Y así, llena de grandes emociones por lo que vendrá, se despide esta sencilla matancera, de alma inmensa  y sensibilidad probadas que, sin más, sonríe al estar convencida de que: “la  vida va imponiendo en el camino todas y cada una de las piezas para entonces terminar de conformar la pieza fundamental que es ella  per sé, y que afortunadamente, para ella tanto le inspira.


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