"Lluvia y fuego": Me llaman los elementos


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Issac Delgado, su música y su personalidad han sido parte de la vida musical cubana por más de 30 años. Para muchos su carrera inició junto a NG la Banda; pero realmente en ese entonces ya hacía algún tiempo había empezado con un paso por la orquesta de Pacho Alonso y comenzó a consolidarse en el mundo del cabaret de los años ochenta. El Copa Room y Tropicana fueron lugares en los que se curtió y que definieron su personalidad musical.

Ya en los años noventa su manera de entender y combinar la música cubana del momento (léase Timba) y la salsa le diferenciaron del resto de sus colegas del momento; y esa forma de hacer se manifestó en tres elementos fundamentales: repertorio, formato musical y discografía. Con ellos se impuso en el gusto de los bailadores y se convirtió en la figura más internacional de todo aquel grupo de músicos entre los que estaban orquestas de renombre como Los Van Van y Adalberto Álvarez y su Son; así generó una legión de seguidores –hoy le llaman fanáticos—que estuvieron dispuestos a perdonarle algunos deslices musicales.

Ahora Issac regresa con una nueva propuesta discográfica a la que ha titulado Lluvia y fuego (EGREM 1707), en alusión a dos de los elementos sobre los que, según las leyendas, se basa toda la materia y que son totalmente opuestos.

Para muchos de sus seguidores históricos este disco “… no refleja el Issac que yo conozco… algo pasó…” y ciertamente no les falta razón. Es el mismo Issac Delgado, solo que haciendo gala de su madurez musical y humana y tratando de reconectar en tiempo y espacio con los de su generación y las presentes. Lo único que tiene en su contra es el paso del tiempo y el espacio que otros han ocupado y que es difícil volver a recuperar.

Si hubiera que buscar puntos de contactos entre el Issac de comienzos de los 2000 y este que presenta un fonograma en el 2019, me atrevería a decir que la referencia más cercana son los discos Malecón y Versos en el cielo; en ellos está el punto de giro de su hacer musical actual. Estas son las referencias que muchos de sus seguidores tienen en su caja de recuerdos de la música, de aquel al que llamaron “El chévere de la Salsa” y que marcó el decir y hacer de algunos de sus contemporáneos, que nunca lograron entender o acercarse a su estilo, aunque imitaron algunas de sus formas de hacer.

Lluvia y fuego es un disco que gravita musicalmente en un espacio ambiguo dentro de la música salsa. Es esa zona invisible que une la llamada salsa erótica o romántica y la salsa brava de los padres fundadores del movimiento, creo que aquí es donde comienza a entenderse el CD para algunos o se reafirma la duda de otros.

Por una parte están los temas que narran esas vivencias humanas de marcada universalidad y que responden al patrón del hombre enamorado/despechado/amante triunfador; el elemento Lluvia. Mientras que en otro extremo está el hombre que mira a su pasado y se enorgullece de él al conjugar dos de las referencias más trascendentes en la cultura afroantillana: Benny Moré y Cheo Feliciano; el elemento Fuego.

Quien haya seguido la carrera discográfica de Issac estará de acuerdo que esta dualidad siempre ha estado presente y para reafirmarla se apoyó en temas de compositores de la Nueva Trova, fundamentalmente cuando se trató de mostrar sentimientos humanos por un lado; mientras que en la otra cara de la moneda estaban los temas que invitaban al más puro goce del bailador: tirar un pasillo. Solo que esta vez el grueso de las composiciones no proviene del mundo de la literatura trovadoresca o son clásicos compositores de la música cubana o latina contemporánea. Esta vez se trata de un hombre común, de esos que pasan por nuestro lado y no reparamos en sus valores espirituales por obra y gracia de las dinámicas cotidianas.

Issac saca partido vocal de cada tema –sabe qué hacer con su poquita voz— y restablece el vínculo con su público natural; un público que está presto a demostrar su devoción y a seguirle como lo hizo en un tiempo.

Lluvia y fuego es la nueva producción discográfica con la que Issac Delgado y la EGREM se aventuran a poner en manos del bailador y de los amantes de la música cubana un producto gourmet. Veamos si las reacciones logran satisfacer las expectativas de todos los involucrados. Él fue el héroe de una generación que hoy disfruta su meseta sonora y espiritual, pero que también ha aceptado –ora con disgusto, ora con complicidad—las reglas del juego musical que marcan estos tiempos; permitamos entonces que nos purifique musicalmente.

Después de todo el fuego y la lluvia son elementos que abrieron en la antigüedad las puertas de la virtud a los héroes y dieron a los mortales la capacidad de amar y sobrevivir.

 

Fotos: Gustavo Rivera.

 


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