Revitalización y de­sa­rrollo de los géneros tradicionales de la cultura popular cubana, son las premisas de los Premios Memoria Viva, conferidos anualmente por el Instituto Cubano de Investigación Juan Marinello (ICIC).

El certamen que durante 25 años ha destacado la labor de personas y expresiones que legan a nuestra herencia cultural elementos de la identidad nacional, otorgó diferentes galardones en las categorías de -Preservación de tradiciones, proyección artística y personalidades- Regido por el instituto como organismo que contribuye a la política cultural del país a través de la investigación social y el debate académico, tanto el material cultural tangible e intangible de relevancia en las distintas regiones del país, tienen espacio en estos lauros: reparación y construcción de instrumentos musicales, técnicas textiles y tejido en fibras vegetales, decoración y vestuario de carrozas, agrupaciones musicales y danzarías, cultores de la décima improvisada y composición e interpretación de música campesina, tradiciones culinarias entre muchas otras.

En esta edición se premió a cultores que han mantenido una labor destacada y sistemática, trascendiendo su hacer a la esfera nacional e internacional. 24 personalidades de diversas expresiones culturales tradicionales encontraron lugar, entre ellas Adoración Hernández Pérez, escultora del arte de las carrozas de las parrandas de Camajuaní en Villa Clara. 

En la categoría preservación de tradiciones, destinada a familias o colectivos artísticos no profesionales para la conservación, promoción y trasmisión de saberes, fueron reconocido 10. La Sociedad Africana de los ararás de Perico en Matanzas, uno de ellos, por ser considerado una de las prácticas culturales que por más de un siglo se ha mantenido en esa provincia.

En tanto para los proyectos Afro Bantú, de Pinar del Río; Realidad de un sueño, de Guantánamo; y a la comparsa Los Guaracheritos del Caribe, quedó reservado los premios a Proyección artística. Otorgado por sus meritorias trayectorias y por proyectar las expresiones artísticas de cada uno de ellos cultivan a nivel local y nacional, como resultado de la indagación y el conocimiento de elementos formales y conceptuales, sin separarse de sus esencias.

Cada manifestación de la cultura popular tradicional en su condición de emergida de una comunidad, a la que la práctica social comunitaria devuelve la vitalidad, recobra importancia científica y artística en la vida cultural de cada localidad. Su desarrollo, proyección y trascendencia, tiene como fin promover el ejercicio del derecho cultural, una estrategia que fomenta la riqueza social, la vitalidad en la vida cultural, el progreso cultural comunitario y el fortalecimiento de capacidades locales, bajo principios inclusivos. Pues a incentivar lo mejor de nuestras tradiciones, dedica sus lauros el Premio Memoria Viva.