Para aprender a vivir la literatura, Heras León trazó un camino


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Tras la fatal noticia de no volver a verle, son muchos los recuerdos que afloran y en todos, como denominador común, aparece la sonrisa de Eduardo Heras León, como ese rasgo distintivo que nunca le faltó para hablarnos del valor del cuento (de la narrativa en sentido general), más allá de significados puramente formales y estructurales.

La facultad de Filología, las paredes de la Uneac, su acariciado Centro de Formación Literaria Onelio Jorge Cardoso, Casa de las Américas, la editorial Letras Cubanas, agradecerán su eterna franqueza con la cual hablaba del arte como respuesta a la vida; la honestidad con la que fragmentaba un texto, ponderaba nuevas formas de análisis y lo más importante, enseñaba a leer entre líneas aquellas metáforas y símiles que, en prosa, parecen difuminarse con mayor rapidez. En cualquier caso, Heras  León instaba a sus lectores-escuchas a indagar en las esencias del ser humano a través de la palabra ingeniosa y el pensamiento osado.

El periodista, profesor, ensayista, profesor, sobre todo, incesante pensador, Premio Nacional de Literatura 2014, a partir de este abril, Heras León se integra a la notable nómina de intelectuales que se han propuesto una Cuba mejor desde la entereza y el desafío a los miedos y convencionalismos. Incomprendido y reverenciado, admirado y temido por falsos moralistas, este revolucionario de pensamiento y batallar le regaló a la creación y al análisis de las letras cubanas rumbos indispensables para su crecimiento.

En tiempos de tecnologías en las cuales es preciso enfatizar el lugar del libro, su ejemplo estará en cualquier página de que de cultura cubana se trate .Porque en sus letras no solo  nacía y andaba la literatura, sino la cultura toda, la sociedad completa, esa que tanto hoy se impone sea inclusiva y que desde los años sesenta, este hombre que tras Los pasos en  la hierba convidaba a comprender, animar y acompañar.

Gracias Heras— el chino, para los cercanos— por la oportunidad de haberle escuchado más de una vez. Espero encuentre muy pronto al profe Salvador Redonet, ese otro grande de la enseñanza literaria; esa otra página de análisis que, a la par suya, en más de una ocasión nos movió tantos resortes para aprender a vivir la literatura y, mejor, cuando el camino se  acortaba a través del cuento.

 

Falleció el Premio Nacional de Literatura Eduardo Heras León


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