Perro huevero, aunque le quemen el hocico


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Escenario de una ferria represión española, fue el conocido teatro Villanueva construido en 1846, con capacidad para más de 1300 concurrentes.

Cuenta la historia que el 22 de enero de 1869, dicho teatro fue asaltado por voluntarios, cuando se ofrecía la función de la obra Perro huevero, aunque le quemen el hocico. Original del costumbrista Juan Francisco Valerio y representada por la compañía Bufos de La Habana.

La obra recreaba la vida de “Matías”. Personaje que se caracterizaba por el consumo de bebidas alcohólicas, por haber abandonado a su familia, y de hacer de su hogar una fiesta, en la que amigos improvisan a guitarra puntos criollos y guarachas.

Cuentan que, la función terminada con gritos de: ¡Viva la tierra que produce la caña de azúcar!, y en contestación ¡Viva Céspedes, Cuba y la independencia!, se escuchó. Dicha pieza gozaba de un carácter anti-integrista y en la cual, el público asistente asumió una actitud desafiante, al contener entre sus atuendos, cintas de color roja, blanca y azul, en representación de la bandera. Esto provocó la ira del Cuerpo de Voluntarios, que arremetieron a disparos contra el público y continúo la represión en la calle del Paseo del Prado, durante varios días, contra comercios y transeúntes. Masacre que se recoge en la historia como “Los sucesos de Villanueva”.

Asumiendo el sentir nacional y de alguna forma representando el hacer de los mambises volcados a toque de a degüello contra el poder colonial, la obra se basa en la realidad social de su momento, terminando con una guaracha sarcástica y popular que recogió como pocas el sentir de esa época.

La escena cubana, ha estado siempre representando nuestra cultura, y el teatro ha figurado una historia de luchas y sueños. Convirtiéndose en un depósito de ideas revolucionarias, en apoyo al pronunciamiento armado. Foco intenso de agitación y conspiraciones de protestas y rebeldías contra el régimen colonial.  Cuna para llevar a todos, idearios de campañas de liberación. En resumen, una obra que mostró su acompañamiento en favor de la causa que miles de cubanos perseguían.

En conmemoración a dicha fecha, se ha tomado el 22 de enero, como el “Día del Teatro Cubano”. En donde cada vez, diferentes grupos asumen la representación de la obra, cuyo título dice mucho del cubano, en su afán de alcanzar una vida mejor y en libertad.

Desde el teatro vernáculo, con la parodia y la sátira la escena cubana creció, y llegó a un hacer más reflexivo, donde la realidad de esta isla vibra en cada puesta. Para quienes tenemos el placer de caminar por las calles de la Habana, seremos testigos y tendremos el privilegio de disfrutar de las Lecturas Dramatizadas: PERRO HUEVERO, AUNQUE LE QUEMEN EL HOCICO, que se presentará en la sala Raquel Revuelta a cargo de Teatro D´Dos, bajo la dirección de Julio César Ramírez. Quienes desde la dramaturgia de la pieza teatral y con acertada puesta en escena del elenco artístico, regalaran a los sensibles asistentes imágenes e ideas memorables.

Esta será una jornada que se vuelve para recibir lo que se hace en temática de teatro, desde las realizaciones de destacadas compañías y dramaturgos, hasta las más recientes formas de hacer de jóvenes creadores, en la multiplicidad de tendencias que caracterizan el hoy.

Resuena entonces, el eco de quienes hacen sobre las tablas. Una cita, para el intercambio y el aprendizaje mutuo. Un teatro que se fortalece, y una escena que sigue siendo el mejor modo de expresión.

 

Ver:

Enero sobre los pasos del Villanueva.


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