Premio Nacional Memoria Viva


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Uno de los procesos dentro de la salvaguardia de los elementos o manifestaciones tradicionales y sus portadores en Cuba lo constituye sin duda el de la estimulación, no es menos cierto que nuestros cultores se han sentido algo insatisfechos por las pocas maneras creadas por algunas instituciones culturales  para el reconocimiento de sus saberes y aportes como depositarios de una autentica cultura que solo ellos han sido capaces de construir, ocupando un lugar inigualable en la gestión de los valores identitarios desde los procesos de creación en las comunidades cubanas, no obstante, algunas de ellas  han tenido en la mira éste importante rubro dentro de la cultura cubana, creando posibilidades a favor del reconocimiento social y cultural de individuos, familias, agrupaciones y comunidades portadoras de tradiciones, demostrando así su alto sentido de sensibilidad hacia nuestra identidad cultural; nos referimos al Premio Nacional de Cultura Comunitaria y el Premio Nacional Memoria Viva, auspiciados por el Consejo Nacional de Casas de Cultura y el Instituto de investigaciones de la Cultura Cubana Juan Marinello; respectivamente. En ambos Premios se ha refugiado la alegría y satisfacción de exponentes, investigadores, así como gestores comunitarios, devenido de los procesos de acompañamiento y atención a las manifestaciones tradicionales por varias décadas.    

Específicamente el Premio Nacional Memoria Viva, el cual cumplió el pasado 2020 un cuarto de siglo de existencia (25 años), donde podemos encontrar de forma anual la fundamentación de los mejores resultados obtenidos en las diversas expresiones de la Cultura Popular Tradicional por categorías, como: Personalidad, Preservación de tradiciones y Proyección artística, reconociendo así tanto a individuos que cultivan elementos pertenecientes al Patrimonio Cultural Vivo, como también a colectivos e instituciones que se destacan en la salvaguardia de nuestros sellos identitarios, mientras aquellos investigadores, especialistas o instituciones que elaboraron la fundamentación de las propuestas premiadas también se les considera sus aportes en el logro de tan prestigioso concurso.

 

Sin duda, se convierte cada año en un espacio donde confluyen los portadores de tradiciones en su rol protagónico acompañados por sus más fieles gestores y seguidores, quienes en cada mañana se levantan para compartir sus conocimientos culturales, sus saberes ancestrales, sus alegrías y también sus preocupaciones y problemas, constituye de por sí la transformación antropológica como resultado de un trabajo científico que por sus características devenga de importancia social, científica, artística, cultural o económica en la vida de la comunidad donde se desarrolla y que por su proyección y trascendencia como hecho cultural, repercute en el ámbito nacional e internacional. Los procesos de salvaguardia y viabilidad de la expresión  deberán quedar demostrados con la vigencia de la manifestación o género en cuestión, mientras las agrupaciones del movimiento de artistas aficionados  de las Casas de Cultura que cultivan dentro de sus géneros temas tradicionales también encuentran oportunidad de ser estimulados a través del apartado de Proyección artística, ahora bien, en todo o en parte, debe demostrar en éste caso que se trata de una manifestación o género del quehacer cultural popular tradicional y donde sea parte de un resultado a través de una indagación o del conocimiento de sus elementos formales y conceptuales sin desvirtuar su esencia o núcleo central con un sentido de marcada periocidad sin ruptura y con cierto alcances artísticos significativos en el orden tradicional, así como trascendencia comunitaria.

Hace poco me sentí emocionado por una pequeña entrevista que le hiciera una periodista a Raymalú Morales Mejías, investigadora e integrante del jurado en los últimos años, quien me acompaña junto con la destacada y también investigadora Caridad Santos García en tan comprometedora tarea; ambas especialistas del Instituto de Investigaciones de la Cultura Cubana Juan Marinello, por lo que después de su autorización y consentimiento, además dado su profundo sentido ilustrativo de las esencias del Premio, quisiera compartir dicha entrevista:

Periodista: ¿Qué puedes comentarnos de tu relación con el Premio Memoria Viva? ¿Cuáles han sido los principales aportes y satisfacciones?

Raymalú Morales: Creo que el primer acta como jurado la firmé en 2008 y mis miedos siguen ahí. A mis padres y mis abuelos paternos debo un fuerte sentido de la justicia y eso me sirvió para afrontar éste Premio Memoria Viva.

Una mirada y otra, ve un cúmulo de 60 expedientes con fotos, Cd's, evidencias en general, argumentos para un premio; pero nosotros; el jurado, vemos vidas, oficios, sacrificios, historias personales, familiares, recuerdos, nostalgias, satisfacciones e insatisfacciones.

Memoria Viva es un cúmulo de reconocimientos, en plural. Su estructura exige q la propuesta sea avalada por una institución y presentada casi siempre por un especialista. O sea, desde ahí ya vemos que comienzan los reconocimientos, desde la propia selección de la propuesta y la conformación del expediente. Es un premio serio, exige un compromiso de veracidad por parte de los autores de cada propuesta.

Es un premio que sin lugar a dudas reconoce lo mejor de nuestras más genuinas expresiones de la cultura popular tradicional; pero además reconoce a los autores que fundamentan las propuestas.

Y ha resultado particularmente interesante, al menos para mí, cómo cada año que se entrega el premio, se llena el salón y la gente muestra con orgullo su Diploma, su premio, porque igual, ahí, en 4 líneas de párrafos, les va parte importante de toda su vida.

El jurado de Memoria Viva justifica todas las propuestas, y aunque el fallo es inapelable, se justifica, se recomienda, incluso se valora cuando la propuesta merece ser evaluada nuevamente y se recomienda reenviar.

Este premio me ha permitido conocer el compromiso de nuestro Instituto con nuestra cultura popular, a veces tan opacada por nosotros mismos, con noticias, eventos y premios que privilegian y visibilizan sólo las bellas artes y la literatura.

Trabajar al lado de Caridad Santos, Dennis Moreno, Martha Esquenazi y Rafael Lara ha sido un grandísimo placer y un enorme privilegio.

Periodista: ¿Cuáles consideras como los principales aportes y satisfacciones del Premio Memoria Viva?

Creo que hemos aportado todos en colectivo, el jurado, los jurados, (porque x aquí han pasado muchas personas e investigadores), los portadores, los creadores del premio, los especialistas de casas de cultura, los autores, el instituto, en fin... todo el que de alguna manera, por simple que sea, tenga o haya tenido alguna relación con él.

Satisfacciones muchas, ya las he reflejado de alguna manera en mis palabras anteriores.

Memoria Viva es un premio de una fuerte presencia en el país, representado en casi todo el país y ha conseguido posicionarse entre el sistema de premios vinculados al sector de la cultura.

Ha sido un premio que le ha tocado defender la rigurosidad característica de estos reconocimientos; sin renunciar a sus bases, a sus esencias; pero con la incorporación de terminologías y conceptos más fieles a Convenciones Internacionales y documentos rectores de nuestra política cultural. En este sentido es un premio también vivo…

También en lo partícular como jurado del Premio por más de 15 años me he sentido satisfecho por ser parte del proceso, durante todo un año son varias los investigadores, promotores culturales e instructores de arte quienes se interesan en participar con sus propuestas, algunos repiten, mientras otros prueban suerte por primera ocasión hasta que se sienten atrapados y regresan cada año con sus respectivos expedientes y avales institucionales. No olvido cuando la Dirección del Instituto Cubano de Investigaciones Juan Marinello en el año 2009 se nos acercó para emitir la preocupación por el decrecimiento que estaba ocurriendo en aquel entonces con la participación de representantes en el Premio, una ocasión más se hizo latente las fortalezas de las alianzas institucionales, trazamos una estrategia de trabajo para suplir dichas insatisfacciones, pues a través de los talleres nacionales de cultura popular tradicional se realizó una campaña de promoción en todas las instituciones del sistema de Casas de Cultura, logrando así hasta la fecha el mayor índice de participantes y laureados en el Premio Nacional memoria Viva, lo he bautizado como el boom de metodólogos de cultura popular tradicional en el Memoria Viva.

Para ilustrar mucho mejor los resultados de forma encomiable del Sistema de Casas de Cultura en el Premio Nacional Memoria Viva, tomaremos como muestra los tres últimos años, donde se han entregado un total de 152 propuestas, de ellas 123 pertenecen a Casas de Cultura, para un 81,11 % de los representantes, mientras si tomamos los premios obtenidos en estos últimos tres años suman un total de 104 premiados, de ellos 89 representan las Casas de Cultura del país, para un 85,5 % del total de laureados, en un concurso donde la convocatoria es libre para posible participación de cuantas instituciones culturales y docentes existen en la isla.  Destaca la participación de los especialistas de cultura popular tradicional, nombres como Consuelo Duportoy del Centro Provincial de Casas de Cultura en Guantánamo, Isabel Rodríguez Elías, también del Centro Provincial de Casas de Cultura pero en Santiago de Cuba y Loyda Bárbara Martínez de Matanzas, quien desafortunadamente ya no se encuentra entre nosotros. Por provincias se destacan históricamente: Guantánamo, Santiago de Cuba, Camagüey, Villa Clara y Matanzas.

Esto demuestra el potencial con que se cuenta para reconocer y estimular los valores identitarios y sus cultores como parte indisoluble de la cultura cubana; ha sido el Premio Nacional Memoria Viva junto al Premio Nacional de Cultura Comunitaria los mayores espacios para vibrar las fibras de cientos de corazones que se encuentran en los pequeños espacios, significa avalar la autenticidad de tantos esfuerzos por mantener viva una tradición; muchas de ellas centenarias, sus alcances llegan a estimular también a investigadores y gestores que se destacan en el desempeño de salvaguardar nuestros valores en las comunidades cubanas, significa fortalecer nuestras raíces.

Solo me queda expresar en nombre de tantos portadores de tradiciones existentes en la geografía nacional las gracias a los que un día crearon tan ingeniosa idea a favor de la identidad nacional!! 

 

 


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