Imágenes: Roberto Chile
La doctora en Ciencias Graciela Chailloux es la organizadora del ciclo de conferencias Sentidos del color de la piel en Cuba que, auspiciado por la Casa de Altos Estudios don Fernando Ortiz, de la Facultad de Filosofía de la Universidad de La Habana, indaga, desde diferentes perspectivas, un asunto de enorme actualidad como es el de la discriminación por el color de la piel.
Aquí expone las razones que motivaron la convocatoria al debate colectivo que, en su primera parte, lleva por título La creación del negro. Mientras que en la segunda se abordará la Reinserción del africano y sus descendientes en la sociedad posesclavista.
“La danza del fuego”, de la exposición Afrodescendientes.
¿Cuáles son las circunstancias que la impulsan a organizar un ciclo de conferencias con este tema, en el momento actual?
La cuestión de la denigración de las personas de piel oscura, tanto de los nativos americanos como de los africanos, se entronizó como fundamento de la legitimación de la esclavización de esos pueblos. Durante la Antigüedad europea y africana el sometimiento a la esclavitud de un individuo, familia o comunidad jamás estuvo vinculado al color de la piel. Fue la emergencia, expansión y consolidación del capitalismo en el oeste europeo lo que determinó la conversión de los recursos naturales y humanos americanos y africanos en fuente de su desarrollo. De modo que se produjo la movilización de enormes contingentes humanos que fueron convertidos en unidades de trabajo. Lograr ese propósito no solo requirió del empleo de las más inauditas formas de violencia directa, física; necesitó, igualmente, de un andamiaje ideológico, destinado, por un lado, a tranquilizar las almas de los fervorosos cristianos europeos y, por otro, a engendrar en el sujeto esclavizado la aniquilación de su humanidad. En suma, la férrea combinación de las formas de violencia directa y cultural tuvo como objetivo supremo someter al africano esclavizado al círculo vicioso de denigración, marginación y exclusión social con el propósito supremo de aniquilar su autoestima como ser humano.
Las circunstancias de la captura, la comercialización y las prácticas destinadas a infundir pánico e impedir los actos de rebeldía de los esclavizados, han sido objeto de una abundantísima producción intelectual. Pero no ha sucedido lo mismo con el examen de una visión holística, integradora, que incluya la indagación acerca del papel desempeñado por el sistema ideológico que desde su emergencia es parte del sistema de esclavitud moderna, esa que niega toda capacidad humana al africano.
“…es posible rastrear los orígenes de la discriminación por el color de la piel en el aparato ideológico que fundamentó la esclavización del africano durante la colonia, y en su supervivencia una vez eliminado legalmente el derecho a esclavizar al africano”.
De ahí que el objetivo de estas conferencias sea, precisamente, revelar la cualidad de las innumerables formas de violencia cultural de que se sirvió la esclavitud moderna para garantizar un desempeño del esclavizado que no alterara el equilibrio social que necesitaba la plantación para rendir un excedente económico del que se nutrían, a ambos lados del Atlántico, desde el poder real hasta el último de los numerosos agentes del sistema económico capitalista.
Por consiguiente, examinar los componentes en que se ha sustentado, aun en la actualidad, la identidad negro-esclavo, como expresión incuestionable de la condición social de sujeto despreciable, denigrado,marginado, feo, sexualmente vicioso, incapaz, etcétera, etcétera, etcétera… es el propósito de este ciclo de conferencias.
La Casa de Altos Estudios don Fernando Ortiz que, como conoces, dirige el Dr. Eduardo Torres Cuevas, defiende una vocación interdisciplinaria, por consiguiente ha sido coherente y consistente su autorización y respaldo.
Como habrás podido ver en el programa, en las conferencias destinadas a identificar cómo fue creada la ideología acerca de la inferioridad del africano y sus descendientes comenzamos por debatir acerca de la pertinencia de la utilización de términos que muestran una tenaz capacidad de inamovilidad, a pesar de las evidencias científicas en su contra, como lo son las nociones de raza y racismo. Este tema fue abordado por dos antropólogos, uno especialista en Biología Humana y el otro en Estudios Socioculturales.
Se sigue justificando la esclavitud moderna como una institución social natural recurriendo a la afirmación de que existía en la Grecia Antigua y en África antes de la invasión de los europeos. Sin embargo, la conferencia dedicada al examen del color de la piel en el Derecho Romano y en la Historia de África, demostró que carecía de significación para someter a un individuo a la esclavitud.
“San Enrique de la Hata”, de la exposición Afrodescendientes.
El estudio de los censos realizados en Cuba, con el empleo del sistema conceptual de la Demografía, destacó su condición de recursos de relevancia para el desarrollo e implementación del ordenamiento económico social. El primer conteo de población en Cuba se realizó en 1774, desde entonces la categoría color de la piel ha estado presente en los 19 realizados hasta ahora. Vistos de conjunto, muestran las variaciones en cuanto a cantidad de sujetos de origen africano y sus descendientes, así como el incremento del mestizaje biológico y el lugar, siempre inferior, ocupado en la pirámide de la estructura social. En una sociedad en la que eran decisivas la relación con el trabajo y el color de la piel, las ambigüedades resultantes pueden ser rastreadas en el tortuoso y ambivalente sistema de denominación por el matiz del color de la piel y la condición de libre o esclavizado.
La exploración del papel desempeñado por la religión y la escolarización para contribuir a legitimar la violencia directa reveló el alcance limitado del impacto de la primera entre los de origen africano, esclavizados y libres, a causa de la debilidad institucional de la Iglesia católica durante el siglo XIX, lo que favoreció la preservación del aliento religioso de las culturas africanas trasplantadas a Cuba; mientras que el examen del sistema de escolarización evidenció las múltiples condicionantes de la inaccesibilidad a la escolarización de los descendientes de africanos libres.
Desde la Sociología de la Religión, se expusieron las singularidades y regularidades de la religiosidad africana en Cuba al explicar su relación con los imperios existentes en el África Subsahariana, así como que constituyó un acto de deliberada resiliencia la utilización por los africanos de los símbolos religiosos del poder para enmascarar, por comparación, la preservación de su mundo mágico religioso.
“La difusión de imágenes, la popularización de los espectáculos, la propaganda de artículos de consumo; la difusión radial, televisiva y cinematográfica, etcétera, expusieron a las masas populares a los mensajes que transmitían. Esas tan variadas y numerosas expresiones proyectaron y reforzaron la imagen construida durante el siglo anterior sobre el negro”.
Los intereses defendidos por el sector dominante en la colonia tuvieron también su expresión en el modelo pedagógico que cumplió cabalmente la tarea de impedir el acceso de los niños de piel oscura a la escolarización. Después de 170 años de su fundación, en la Universidad de La Habana solo el 2 % de sus graduados eran descendientes de africanos.
Las artes visuales no han dejado dudas acerca de su poderío para transmitir mensajes, por exposición u ocultamiento. Desde finales del siglo XVIII en Cuba, esta manifestación artística contribuyó a expresar los intereses de los sectores dominantes y ocultar el mundo bárbaro de la esclavitud moderna. No obstante, el africano conservó su equipaje espiritual y reprodujo variantes de sus objetos rituales.
La Psicología Social ha establecido cómo la exclusión del acceso a recursos económicos y sociales contribuyó a la creación de estereotipos destinados a engendrar en la psicología de sus víctimas conductas de socialización desfavorable que les incapacita para transformar su entorno, mientras que para sus opresores fueron argumentos a favor de su sometimiento y denigración.
Un análisis del personaje del negrito, fundamentado en la teatrología, demostró su calidad de estereotipo denigrante del africano y sus descendientes, o como, paradójicamente, una demostración del nacimiento de la presencia de uno de los sujetos nativos en la escena de Cuba.
La Literatura posibilita una mirada a la novela Cecilia Valdés más allá de la identificación de sus recursos literarios y del drama romántico en el que se centra. La obra puede y debe ser considerada el paisaje exacto de las tensiones de la sociedad esclavista en Cuba en medio del esplendor plantacionista. Ella contiene, en toda su trágica significación, el drama del blanqueamiento del color de la piel como factor de movilidad social que marca la ideología social en Cuba, así como el entramado de tensiones sociales marcadas por el color de la piel y el papel ocupado en la rígida estructura social.
“Maestra”, de la exposición Afrodescendientes.
Desde la Jurisprudencia se indagó acerca de la presencia de una orientación destinada a criminalizar al negro presente en el sistema legal colonial que, basado en la Antropología Criminal al uso, manifestó la intencionalidad de afianzar el sometimiento de los africanos y sus descendientes al asumir el estereotipo del criminal nato, generalmente asociado a la práctica religiosa de origen africano.
Finalmente, el apartado dedicado a la creación del negro concluye con la aseveración de que el andamiaje de violencia cultural, que devino estructural, resultó el fundamento que le permitió sobrevivir ilesa a la abolición legal de la esclavitud, para que fuera recibida como funesta herencia de la burguesía republicana.
En el ciclo de conferencias intervienen especialistas de distintas disciplinas de las Ciencias Sociales y Humanísticas. ¿Cómo han dialogado esos saberes? ¿Cuáles han sido las ganancias del intercambio transdisciplinar?
No puedo ocultar que me siento muy satisfecha de la acogida de los colegas, algunos de los cuales, incluso, no conocía personalmente. Me sigue admirando que a todos los que pedí su colaboración no vacilaron en aceptar. A ellos debemos agradecer que pusieran sus saberes en una perspectiva analítica que antes no habían considerado y lo han hecho con una profesionalidad admirable. Han recibido como recompensa entrar en contacto con especialistas de los que pueden nutrir sus trabajos, así como de los asistentes. Es interesante que cuando termina la sesión nunca falta el intercambio de números telefónicos, direcciones de correo electrónico y concertación de encuentros.
“Madre nganga”.
La primera ganancia es que, tras muchos años de ausencia de espacios para el debate holístico y epistemológico de la sociedad cubana, ha quedado demostrada su necesidad y la disposición de los profesionales de las Ciencias Sociales y Humanísticas de poner en contrapunto creativo sus conocimientos. La extensa respuesta anterior ejemplifica la variedad de saberes científicos que han participado. Por solo mencionar algunos para el examen de la segunda parte —Reinserción del africano y sus descendientes en la sociedad posesclavista— aún faltan los expertos en cine, teatro, música, radio, televisión, constitucionalismo, artes plásticas, prensa, etcétera.
Lo sucedido hasta el momento parece estar indicando que el actual sistema de organización de las Ciencias en Cuba puede resultar un obstáculo a la creación de un conocimiento que se apegue a las particularidades de su origen, evolución y actualidad.
En el caso específico de la existencia de un Programa Nacional de lucha contra el racismo y la discriminación racial, los contenidos de las conferencias, así como las nuevas ideas surgidas en el debate, indican que este es un resultado que debe y puede nutrir la información necesaria para la toma de decisiones al respecto. Por ejemplo, se habla de racismo estructural, de si en Cuba existe o no; pero se prescinde de una argumentación científica y este es un asunto cardinal que puede ser dilucidado solamente desde una perspectiva analítica de su origen, contexto y evolución, según el caso específico de Cuba. Por el momento, es posible rastrear los orígenes de la discriminación por el color de la piel en el aparato ideológico que fundamentó la esclavización del africano durante la colonia, y en su supervivencia una vez eliminado legalmente el derecho a esclavizar al africano. Eso tiene el valor de aportar la identificación precisa de los indicadores de su existencia contemporánea. Otros muchos aportes aparecerán tan pronto se cree el espacio para poner en el ciclo de investigación-desarrollo-innovación los requisitos para una política pública que, desde lo material y lo intelectual, se proponga desterrar un factor social cuya perversidad atraviesa y contamina absolutamente todos los espacios de la sociedad. Es una tarea de dimensiones ciclópeas, pero no imposible de emprender con férrea voluntad colectiva.
¿Por qué las representaciones artísticas han ocupado una zona del ciclo de conferencias? ¿Qué aportaron esas visiones al diálogo sobre el tema?
El siglo XX es el de la visualidad. La difusión de imágenes, la popularización de los espectáculos, la propaganda de artículos de consumo; la difusión radial, televisiva y cinematográfica, etcétera, expusieron a las masas populares a los mensajes que transmitían. Esas tan variadas y numerosas expresiones proyectaron y reforzaron la imagen construida durante el siglo anterior sobre el negro. Por eso, en la primera mitad del siglo, se escudriñan esas manifestaciones artísticas en busca de los rasgos de la discriminación por el color de la piel. Así como se abordarán tanto las expresiones consideradas cultas como las de profunda raíz popular, esas que fueron estigmatizadas por el patrón civilizatorio dominante. O sea, estos asuntos constituyen el contenido del apartado dedicado a estudiar La reinserción del africano y sus descendientes en la sociedad posesclavista.
“Estoy persuadida de que lo ideal es crear un Seminario permanente sobre sentidos del color de la piel en Cuba en el que se profundice en los temas abordados y otros que no han estado presentes”.
¿De qué maneras se socializan las reflexiones que emergen del ciclo de conferencias?
Este ciclo de conferencias es un ejercicio de experimentación académica. Para gozar de la flexibilidad necesaria ha sido concebido como una actividad de extensión universitaria. Por el momento, la Dirección de Comunicación Institucional de la Universidad de La Habana y su vicerrectoría de Extensión Universitaria han respaldado su socialización. Cada semana se publica en la web universitaria, con acceso desde Facebook e Instagram, el tema de la conferencia y el nombre de los conferencistas. También, semanalmente, se redactan y publican las relatorías de cada uno de los encuentros en el mismo espacio. Como las conferencias se filman, cada semana se les coloca en el ciberespacio. Es claro que no es suficiente, por eso tenemos el plan de condensar toda esa información para su distribución, especialmente en las universidades, pues no desconocemos que esto está ocurriendo en La Habana y que faltan las miradas de las otras regiones y realidades de la nación.
¿Tendrá continuidad el ciclo de conferencias?
Esta primera exploración cubre los siglos XIX y la primera mitad del XX. Si logramos convocar a los expertos necesarios —confío en que sí— para examinar las políticas contra la discriminación por el color de la piel, sus logros y limitaciones tras el triunfo de la Revolución, entre finales de septiembre y principios de octubre volveremos a la carga. Estoy persuadida de que lo ideal es crear un Seminario permanente sobre sentidos del color de la piel en Cuba en el que se profundice en los temas abordados y otros que no han estado presentes, celebrar conferencias, debates, crear un repositorio con toda la información posible con el que apoyar la realización de ejercicios académicos —trabajos de curso y diploma y tesis de maestría y doctorado—, ofrecer asesoría a instituciones necesitadas de información, etcétera. Y quizás, lo más importante, construir una red universitaria nacional sobre el tema. El sistema cubano de universidades cuenta con los saberes que pueden hacer una aportación decisiva. Este proyecto estaría orientado a nutrir el vínculo universidad-sociedad, esa aspiración enarbolada hace un siglo y que ahora demanda profundizar la presencia de las Ciencias Sociales y Humanísticas.
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