Sobre las tablas “Vuélveme a querer”


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En un diálogo con el tiempo y el espacio, tres de los personajes emblemáticos de la dramaturgia cubana suben a la escena de la Sala Teatro del Adolfo Llauradó. Luz Marina, de “Aire frío”, escrita por Virgilio Piñera; Camila, de “Santa Camila de la Habana Vieja”, por José Ramón Brene; y Lala Fundora, de “Contigo, pan y cebolla”, de Héctor Quintero, serán interpretadas por Mayelin Barquinero, Alina Molina y Yaisely Hernández respectivamente, en Vuélveme a querer.

Bajo la dirección artística de Alejandro Palomino, Vital Teatro asume una puesta con temáticas sociales y culturales hasta el próximo 1ro de marzo. En un contexto en el que las jóvenes ensayan “Tres Hermanas” de Antón Chéjov, el conflicto se desata cuando estas no consiguen llegar a un acuerdo sobre los criterios que cada una desarrolla.

Una obra amena, divertida, totalmente eficiente en su juego melodramático, y en la exploración que ha realizado Esther Sánchez Durán para escribir un texto donde lo mediático sirve para sazonar las líneas anecdóticas. La relación entre los personajes y la manera realista de abordarlo, edifica y hace que fluya la trama con personajes que se matizan para poder ser, establecen puentes emotivos y mantienen el ritmo de cada escena. En tanto aprovechan lo que pudiese ser sus limitantes para alimentar las manías y variaciones emotivas.

Deudores de un teatro de relaciones, como plantean en la estética que rige su trabajo, en Vuélveme a querer Vital Teatro llega a un clímax de conflictos que desatará en emotivos desenlaces. Y en una interesante y sugerente propuesta que tocará de muy  cerca a muchos, es la opción para pasar las noches de fin de semana de manera placentera, con una obra que goza de buen texto, un grupo de actores que se ganan al público y un director que apuesta al desarrollo de su compañía con felices resultados.

 


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