Sóngoro Cosongo entre los 100 mejores


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A poco de iniciarse de la que deberíamos nombrar cada año como la “Semana de Guillén” (10 de julio -16 de julio) convertirnos en noticia la selección del poemario Sóngoro Cosongo entre “Los 100 mejores libros de la literatura universal”.

La selección mediante encuesta de el periódico español ABC [1] no deja de portar significados. Una somera valoración de la lista da cuenta que no es que ocupa el lugar 61, como se   ha dicho. En realidad, el poemario de Nuestro Poeta Nacional es superado en puntuación por 52 título. Contabilizó 10 puntos al igual que otras catorce obras, entre ellas “El amor en los tiempos del cólera” de Gabriel García Márquez, “Hojas de Hierba” de Walt Whitman, “Los demonios” de Fiódor Dostoyevski y “Metafísica”de Aristóteles.

Entre los poemarios solo ocho lo anteceden, si incluimos a los clásicos “La Odisea” de Homero (148 puntos), “La Ilíada”de Homero (93), “La Divina Comedia” de Dante Alighieri (86) y “La Eneida” de Virgilio (58). Los otros cuatros son “Poesía” de San Juan de la Cruz (30), “Poemas” de Emily Dickinson (19), “Poesía” de Antonio Machado (15) y “Poeta en Nueva York” de Federico García Lorca (11).

El poeta cubano es uno de los cinco escritores latinoamericanos incluidos. Los otros autores de Nuestra América son Gabriel García Márquez con “Cien años de soledad” y “El amor en los tiempos del cólera”, Jorge Luis Borges con “Ficciones”, Juan Rulfo con “Pedro Páramo”, y Domingo Faustino Sarmiento con “Facundo o civilización y barbarie en las pampas argentinas”

La selección encabezada por “El quijote” de Miguel de Cervantes con 267 puntos, se dio a conocer a inicios de junio pasado.  En ella se hace evidente la preferencia de “los cincuenta escritores, críticos y personalidades del mundo de la cultura” por las obras de autores clásicos; solo tres libros de los últimos cien años se incluyen entre los primeros 25 puestos de la lista.

El occidentalismo es otra de las “marcas” de la selección. William Shakespeare con Hamlet, El rey Lear, Macbeth y La tempestad, es el autor con más de un título reconocidos. Con dos abras parecen León Tolstói, Franz Kafka, Fiódor Dostoievski y Charles Dickens.

La valoración se estableció otorgando 10 puntos al primer libro votado, 9 al segundo, 8 al tercero... y así hasta 1 punto al décimo. Como todo intento como este, la lista de ABC deviene polémica e incompleta y resulta valida solo como ejercicio de distinción y punto de partida para otras opiniones.

¡Sóngoro-Cosongo, fue “un escándalo!”- así resumía Ángel Augier, el amigo y biógrafo de Nicolás Guillén, la publicación en octubre de 1931 de la colección de estos poemas “mulatos”. El volumen fue impreso por la casa habanera Úcar García y Cía con el financiamiento del propio autor, quien había ganado un premio de la Lotería Nacional.

Desde su publicación y como anticipó el propio Guillén en el prólogo, los poemas se ganaron la repulsa de no pocos intelectuales, por tratar “asuntos de los negros y del pueblo”.

Sin embargo, no faltaron elogios de voces autorizados de la Literatura Hispana y compatriotas de muchos de los encuestados por la ABC.

El gran Miguel de Unamuno llamó a Guillén “hermano de ensueños” en su memorable epístola (junio 8, 1932), incluida en otras ediciones como parte del prólogo. Allí reconoce: “[…] leí –apenas recibido- su Sóngoro-Cosongo, […] Después lo he vuelto a leer –se lo he leído a los amigos míos– y he oído hablar de usted a García Lorca. No he de ponderarle la profunda impresión que me produjo su libro, sobre todo “Rumba”, “Velorio de Papá Montero” y los Motivos de Son. Me penetraron como a poeta y como a lingüista. La lengua es poesía. Y más que vengo siguiendo el sentido del ritmo, de la música verbal, de los negros y mulatos.”

El poeta de generación del 27 la Manuel Altolaguirre, le dedicó unas entusiastas “Notas” en la importante Revista Occidente (Madrid Abril-junio 1932): “Songoro cosongo es el título de un libro que une a los hombres, que nos acerca a otra raza, con una blandísima emoción, fuerte, con una enseñanza de humanidad”        

Por su parte, José María Chacón, escribe también desde la capital española (diciembre 25, 1931): “[…] Su libro me impresiona profundamente. No creo que haya en nuestra literatura más auténtica poesía folklórica. No es folklore como motivo literario, sino como impulso vital. Como elemento humano, como creación superadora de la realidad cotidiana”.

Sus contemporáneos más preclaros, de este lado del Atlántico también captaron las esencias que latía debajo de su percutiente y sonoro nombre.  Juan Marinello lo consideró un “momento crucial en nuestro verso” y se preguntaba “¿Cómo hasta ahora, hasta ustedes, no le habían salido al son, a la cumbancha, a la bacha, a la sandunga mulata, esas alitas invisibles que los hacen entrar en el reinado poético?”. […]” Otro poeta de vanguardia, Emilio Ballagas, calificó el libro como “punto de partida de una auténtica poesía cubana”.

La poeta y estudiosa de su obra, Nancy Morejón, ha fundamentado que “En este libro se estructura buena parte de la futura personalidad poética de Guillén, y su dimensión americana” [2].  Guillermo Rodríguez Rivera lo consideraba “el libro de los manifiestos del poeta” [3].

 ¿Y qué mejor manifiesto y anuncio de lo que sería su poesía mayor que ese espléndido poema en verso libre con que el que comienza el cuaderno?  Ese “traemos los caimanes en el fango, / y el arco que dispara nuestras ansias, /y el cinturón del trópico/ y el espíritu limpio. / Traemos nuestros rasgos/   al perfil definitivo de América”.

Que la noticia, ademas de prestigiar a los que la  seleccionaron, compulse en el marco de estas efemérides  a una mayor promoción de Sóngoro Cosongo, especialmente  entre los más jóvenes.

 

Notas:

  1. https://www.abc.es/cultura/cultural/abci-100-mejores-libros-literatura-universal-201806030125_noticia.html
  2. http://www.cervantesvirtual.com/portales/nicolas_guillen/su_obra_introduccion/
  3. http://epoca2.lajiribilla.cu/2006/n281_09/281_2html

 


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