El 15 de enero la cultura cubana celebra el treinta aniversario de la creación de Televisión serrana, proyecto comunitario que visibiliza las esencias de vida de los pobladores de la Sierra Maestra.

El año 1993 marcó una etapa única para los iniciadores de este proyecto inmenso que lleva la impronta del recientemente fallecido creador, Daniel Diez Carrillo (1946-2023): Televisión serrana es el sueño realizado para el crecimiento humano y profesional de hombres y mujeres para quienes la realidad tomó nuevos valores, a partir de verse y sentirse reflejados tras la magia del audiovisual.

Televisión serrana significó la utopía posible de gente humilde, sin mayores pretensiones que vivir su habitualidad, que aprendió a mirarse por dentro para mostrar y mostrarse ante sí y el mundo quiénes son y por qué los sueños significan verdaderos asideros para llevar la vida adelante. En tal sentido, recordando aquellos inicios la editora y realizadora de documentales de la propia televisora Kenia Rodríguez Jiménez expresa: “ era una etapa en la que se apostaba más por lo racional que por los sueños, e irse a las montañas de la Sierra Maestra granmense a grabar a los campesinos, a convivir con ellos, a convertir en arte cinematográfico sus esencias, parecía cosas de locos. Así que San Pablo de Yao, una comunidad pequeña, rural, sin calles asfaltadas, sin sistema de acueducto—situaciones que se solucionaron pocos años después—, con una infraestructura elemental, la llegada de esta productora audiovisual que se asentó con un concepto cultural, comunitario y participativo, como lo identificara su fundador Daniel Diez Castrillo, tuvo su repercusión desde la propia imbricación entre “artistas” y comunidad.

Y es que desde la propia arrancada, Televisión Serrana (TVS) para esta y las comunidades aledañas, representó el registro de una realidad poco exhibida en las pantallas nacionales, significó el intercambio con otras manifestaciones culturales y al mismo tiempo fue y sigue siendo la posibilidad para que las comunidades identifiquen y exhiban sus valores identitarios y culturales”.

Dicho así pareciese solo la relatoría de un hecho cultural, pero sin lugar a dudas resulta un acto mucho más integral y abarcador que con todo lo que aun falta por lograr luce, orgulloso, sus aciertos productivos logrados de manera nada convencional, por ejemplo, el hecho que en su condición de productora no cuenta con una señal televisiva, lo que significa que su modo de transmisión se realiza a través de la muestra de sus propias producciones en casas de los personajes protagónicos de sus historias, salas de video, círculos sociales, escuelas, debajo de un árbol, en los barrios, comunidades”… De esta manera, enfatiza Jiménez, “se establece un modelo comunicacional directo que conecta y recibe inmediatamente una respuesta de identificación, en su mayoría, eficaz. Y en ese escenario, generalmente es que surgen los nuevos temas a abordar sugeridos por la propia comunidad a partir de sus necesidades”.

Así, Televisión serrana más que adentrarse en los corazones de su gente (hecho que logra con acierto) se convierte en el propio ser de ella; y no únicamente como portavoz argumental de esos saberes; sino también `por la transferencia que de estos se produce en ella, a modo de que la mirada académica, científica y sólidamente argumentada signifique sustento de esta obra profundamente humana.

Tales años de experiencia de mantenerse apegada a las sonrisas, el dolor, las búsquedas y necesidades de hombres, mujeres, niños y niñas de la Sierra Maestra, son de igual manera sustento para el testimonio de la también realizadora e igualmente formada en el seno de la televisora, Ariagna Fajardo, quien expresa: “televisión serrana significa un proceso constante de aprendizaje donde siempre hay un universo nuevo por explorar, que obliga (para bien) a actualizar constantemente conceptos, formas y maneras de hacer llegar esas historias comunes que nos son muy cercanas; pero merecen ser contadas con el deseo de la sorpresa de la primera vez.

Los materiales audiovisuales creados les han dado la posibilidad a los pobladores de sentirse seguros de quienes son, de su justo valor, y cuan importantes resultan dentro de la dinámica de la sociedad. No creo que antes de TV serrana no pasara; pero lo cierto es que con este proyecto se ha potenciado y visibilizado ese sentido de pertenencia. Hoy es muy sencillo llegar a una casa y que las personas te digan, sí, puedo ofrecerte mi testimonio, pero para llegar ahí, ha tenido que transcurrir tres décadas en la que realizadores nos hemos tenido que involucrar en su diario quehacer, hemos vivido junto a ellos sus alegrías y también sus tristezas; hemos sido más que testigos, parte de sus experiencias de vida. Ellos nos han permitido contarlas porque saben que serán mostradas con respeto y dignidad”, enfatiza,

Junto al nombre del inolvidable Daniel Diez Carillo, otros muchos nombres componen la lista de incansables discípulos y seguidores, Waldo Ramírez de la Ribera, actual coordinador para la Televisión del recién conformado Instituto de Información y Comunicación Social (IICS), y hoy Pablo Lorenzo García Barbán, han liderado esta responsabilidad de visibilizar lo grande de una obra que puede llegar hasta donde se propongan los hacedores de ella.

En el recién finalizado Festival de Cine Latinoamericano se alzó la voz de la serranía en los diversos lauros alcanzados y desde ellos también se erigió el esfuerzo de trabajo de todos sus realizadores, técnicos, coordinadores y sobre todo de sus habitantes, pues amén de lo intrincado de las zonas rurales, sin a veces contar con la bonanza de internet o los recursos tecnológicos y de transporte que faciliten la obra, el quehacer está por encima de los imposibles. De ese modo arriban a un treinta aniversario con proyectos, desafíos y sobre todo, compromisos. Una ética de respeto hacia la verdad que tal y como coinciden Ariagna y Kenia se traduce en la responsabilidad que tenemos de seguir hurgando en la sociedad y evolucionar con ella en sus pensamientos, conflictos y soluciones. Sobre todo porque nos ha tocado y nos tocará dejar una huella audiovisual mayoritariamente en esta parte de Cuba desde finales del siglo.”

Felicidades a quienes han conformado y hoy continúan la historia de Televisión serrana. Que se multipliquen estos años de vocación y vida.