Un niño llamada Fidel Alejandro, el libro de agosto


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Un niño llamada Fidel Alejandro es el título de uno de los libros más promovidos en los últimos días en Cuba, volumen  reconocido como el libro mes de agosto.

El Libro del mes es una iniciativa que como parte del Programa Nacional por la Lectura  se puso en práctica durante la recién finalizada etapa vacacional de verano, con el auspicio de los Ministerios de Educación y de Cultura, entre otras instituciones con el propósito de estimular el vínculo entre los lectores y las obras de relevancia en la literatura universal,

Aunque no tuvo experiencias personales con el líder cubano, María Luisa García Moreno es una de las autoras de Un niño llamada Fidel Alejandro, con ella dialogamos durante la presentación que tuvo lugar en el Conservatorio Amadeo Roldán, como parte de las acciones por el inicio del curso escolar 2018-2019.

¿Cuáles fueron las principales motivaciones para este libro?

En el enero en que triunfó la Revolución cumplí nueve años, fui parte de aquel suceso extraordinario y de esa generación, y en la medida en que fui creciendo vi crecer a Fidel, en otra dimensión: en la del líder, en la del gran orador que dialogaba con su pueblo, en la del estadista que buscaba la justicia para toda la sociedad.

Fui testigo del surgimiento de las primeras leyes revolucionarias y viví cómo aquel hombre logró poner a Cuba en el mapa del mundo, porque antes no era más que un enclave de los Estados Unidos.

A partir de Fidel la dignidad de Cuba se hizo sentir en el mundo. Ahí están mis motivaciones: en la profunda admiración que siento por Fidel Castro.

¿Qué etapas de su vida recrea el libro?

Desde su nacimiento hasta que termina el Bachillerato en el Colegio de Belén, el segundo tomo abarcará desde su período universitario hasta  el asalto al Cuartel Moncada, y el juicio, y el tercero será sobre la preparación de la lucha insurreccional hasta el Triunfo de la Revolución.

¿Para cuándo se prevé la salida del tomo II?

Esperamos presentarlo en febrero durante la Feria internacional del Libro, en él no estará Rafaela Valerino Romero compartiendo la autoría, pero las ilustraciones si volverán a ser de Ángel Velazco Hernández.

¿Cómo llegó a las historias que aparecen en el volumen?

Leyendo mucho, por supuesto lo que él mismo contó en disímiles espacios y entrevistas.

Este volumen forma parte de una idea trunca, que tuvimos cuando yo trabajaba en la Editora Abril, y que pretendía escribir la historia de los grandes hombres de la humanidad, en su niñez.

A esa etapa pertenece Cuando el Che era Ernestito, El pequeño Ignacio y El hombre que fue Bolívar, por citar algunos.

Entonces decidimos darle continuidad con este primer tomo, pero he querido ir más allá porque un día mi nieto, que hoy tiene catorce años, me dijo”…el viejito que a veces aparece en la televisión…”, y eso me hizo darme cuenta que para cada generación Fidel ha sido uno diferente, para los niños de hoy y de mañana, ya no será una presencia viva, ya no es el protagonista de la Revolución, y sin embargo lo que él hizo por Cuba no se puede olvidar.

¿Cuáles de las historias del libro le causaron más impresión?

Impresiona mucho la vida que tuvieron en Santiago de cuba, recluidos en aquella casa en la que estaban desatendidos, cuando la madre llegó y los vio sucios, enflaquecidos, con las ropas rotas y evidentemente hambrientos.

Esa historia impresiona, y uno no llega a entender mucho por qué después los padres volvieron a confiar en aquella mujer. ¿Cómo pueden ocurrir esas cosas y haber personas tan inescrupulosas?, esa historia me conmovió mucho, porque además Fidel era muy pequeñito.

Otra historia que me marcó fue su reacción al ver por primera vez el mar, ese fue el único paseo que tuvo durante el tiempo en que estuvo en casa de aquella familia en Santiago de Cuba, nunca lo llevaron a un cine, o un parque.

Llama mucho la atención, también la forma en que desde su primera juventud se trazó metas como la que describimos cuando escaló una montaña, como parte de una excursión, o cuando cruzó el río para tender una soga para que sus compañeros pasaran.

Estas son muestras de la entereza de un carácter que a penas comenzaba a verse, y creo que lo que escribió el sacerdote en el anuario lo dicen con claridad: “…Fidel tiene madera, y ya aparecerá el artista…”.

¿Cuáles han sido las principales satisfacciones que le ha dado este libro a usted?

Muchas, sobre todo las presentaciones en escuelas, las curiosidades que muestran los niños por conocer de su vida y de aquellos primeros años de Revolución, son atrapadoras.

¿Qué recomienda a los lectores de este libro?

Que lo lean y que vayan más allá de él. Este es un libro que puede leer cualquier persona, porque no está escrito con niñerías ni concesiones, está escrito con sencillez, pero sin restarle ni ápice a la verdad.

Para reducir a estas 32 páginas tuve que leer muchísimos libros, por lo tanto hay mucho más que saber sobre la historia de Fidel.


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