Fotos: Cortesía de la artista.

La pertenencia a un lugar trasciende a la del sitio donde se vio la luz por vez primera. Así me lo confirma Yudit Vidal Faife, para quien el nacimiento en Santa Clara pienso no fue más que uno de esos accidentes de la vida, puesto que, desde siempre, estuvo escrita su condición de trinitaria visceral.

Con apenas 8 años de edad llegó a la Villa que habría de despertar su sensibilidad creadora y reconocerla más tarde con el Premio Único de las Artes, gracias al prestigio internacional alcanzado por su obra, exhibida en una treintena de exposiciones personales y colectivas; y a una labor comunitaria que la ha llevado a ostentar el título de Embajadora Universal de la Paz.

Tras una llamada telefónica a su taller –el mismo que sugieren visitar prestigiosas agencias de viajes— y con la calidez de una vieja conocida, la artista, que ha hecho del universo femenino otro de sus temas recurrentes, accedió a esta entrevista vía email con el Blog Cubarte.

Tu obra está intrínsecamente vinculada a Trinidad, no sólo en cuanto a la recreación de su arquitectura, sino en lo que se relaciona con el espíritu y tradiciones de la localidad. Como uno de los principales enclaves turísticos del país, necesariamente debe haber variado mucho el ritmo de la ciudad en los últimos meses. ¿En qué medida ha influido esto en tu creatividad y en tu percepción de la Villa?

Un acto de fe

“Trinidad es la más grande de mis musas. Ha sido siempre así desde que tengo uso de razón. Se refleja de disímiles maneras en mi arte; ya sea en la Serie Detalle colonial, donde represento una calle, un edificio, una esquina derruida por el paso del tiempo; en la cual el espíritu fiel del lugar está allí, representado por formas humanas dibujadas a líneas blancas o transparencias. 

La aparición de este espíritu no alude al espectro negativo, sino a la luz del bien que ilumina el espacio con su figura, creando un ambiente de esperanza; pues su misión es preservar y cuidar esa memoria histórica colonial de la que aún es parte.

Otra de las series es Paisaje envejecido con representaciones –a dibujo al carboncillo o la sanguina en tonos monocromáticos— de una Trinidad de antaño, extraída de las antiguas fotografías de la ciudad, en un fino anhelo de esos años coloniales y, más recientes, las colecciones del proyecto «Entre hilos, alas y pinceles» donde son protagonistas las damas y los atuendos femeninos, tanto de la colonia como de la modernidad, decorados con exuberantes texturas logradas gracias a la fusión del tejido, bordado y deshilado a mano, fruto de una tradición ancestral en la Villa.

Trinidad desprende esa luz que enciende la creatividad de la mente artística en todas sus dimensiones y, por ello, tanto arquitectura como labores tan cotidianas y tradicionales como lo es el arte de la aguja, son y han sido siempre un incentivo para mí.

En estos últimos meses, se siente la soledad en las calles de la ciudad, sus históricos edificios adolecen de la carencia de tantos admiradores privados del privilegio de admirar su belleza.

La influencia de las almas tristes de los inmuebles trinitarios me incita a crear obras en blanco y negro, obras extraídas de los más recónditos y diminutos detalles del deshilado trinitario captado por el lente de mi cámara.

Estas obras, fotografías impresas sobre lienzo, llevan la impronta del trazo nervioso de mi lápiz, la escala aumentada y resaltada con un toque de luz entre las sombras. Los gemidos de la ciudad provocaron nostalgia en mí y dieron paso al nacimiento de obras que integrarán la colección Hilos de Identidad.”

Surgido en medio de las celebraciones por el aniversario 500 de la fundación de Trinidad, el proyecto «Entre hilos, alas y pinceles» ya tiene más de cinco años de existencia. ¿Cuáles son, a tu juicio, los principales logros de este proyecto que llevas de conjunto con las artesanas del municipio? ¿Crees que será un proyecto perdurable?

“Uno de los principales objetivos que plasmaba en mi intención al crear este proyecto es la legitimación de la tradición del hilo y la aguja, a través de su fusión con las artes plásticas.

Es una tradición tan arraigada en la cotidianidad de la Villa que apenas era distinguida por sus propias creadoras con el sentido y la importancia con que ahora es diferenciada.

Llevar al plano artístico y cambiar el sentido estético de lo utilitario decorativo a la obra de arte, pronta a ser exhibida en galerías y museos, no tan solo en muebles o camas como ajuares de casa, fue un giro inesperado para muchos y sobre todo para las artesanas que integran el Proyecto.

Se puso en valor el trabajo artesanal desde otro punto de vista y ello atrajo las miradas de muchos. Será un proyecto perdurable porque siempre de él devienen ideas infinitas. Es como una fuente de caudal inagotable que marcó pautas, que atrae y despierta la atención de las nuevas generaciones y cambió por siempre la percepción de una tradición tan cotidiana y profunda como los siglos de la Villa misma”.

                                Pasión sumergida                                                                                    Naturaleza de mujer azul
                                Mixta/lienzo                                                                                                  Mixta/Lienzo   
                                163 x 125 cm                                                                       106 x 99 cm

¿Continúas trabajando la tridimensionalidad o estás de regreso al dibujo y la pintura? ¿Por dónde encaminas tu trabajo en estos momentos?

“En tiempos de confinamiento, se hace difícil la interacción con el resto de las artesanas que conforman el Proyecto, no obstante, gracias a los medios de comunicación y a las nuevas tecnologías, es posible el contacto a distancia.

Muchas piezas están en proceso, algunas de ellas llevan texturas e incrustaciones a crochet, bordado o deshilado a mano. Las piezas están siendo elaboradas por miembros del Proyecto que trabajan desde el calor de su hogar.

Indistintamente, me encuentro trabajando en lienzografías intervenidas para la futura exposición de la colección fotográfica Hilos de identidad, además de dibujos a tinta y acuarela sobre cartulina que describen los tiempos actuales. De esta manera pudiera afirmar que la creatividad se multiplica y es posible utilizar el tiempo para realizar varias piezas a la vez.”

Encrucijada
70 x 50 cm

Recientemente, fuiste seleccionada para participar en cuatro exposiciones colectivas internacionales online: Rompiendo fronteras, Art Time, Exposición Virtual Color y Vida Sala 8, así como en el concurso internacional Art Contest Covid-19 . ¿Cómo valoras estas experiencias?

“Interactuar en las redes sociales y, a su vez, hacer intercambios culturales con artistas del mundo es una de las tantas posibilidades que nos brinda la era de internet. No obstante, al estar limitados de movimiento en el exterior de las viviendas, los artistas hemos desarrollado otra manera de continuar exponiendo nuestras obras de arte y esta vez ha sido online.

Son experiencias emocionantes que van conectándose unas con otras ampliando cada vez más nuestro círculo de interacción. El artista visual deja de ser esta vez un ser solitario en su creación, sin límite a la hora de realizar una muestra de su trabajo. No hay fronteras ni distinción alguna a la hora de participar como un todo, contribuyendo con colegas del mundo a sanar el alma a través del disfrute de nuestras obras. Las colaboraciones llegan de todas partes y eso es una bendición que nos proporcionan por esta vez las circunstancias de la vida.”

En determinado momento, muchos artistas deciden trasladarse a La Habana por las posibilidades que les ofrece la capital en cuanto a promoción de sus obras y por aquello de que “nadie es profeta en su tierra”. ¿Qué te ha retenido en Trinidad? ¿Qué opinas de ese refrán?

“Siempre he tenido la premisa: «todo es posible, basta con proponérselo». Soy una mujer tenaz, incansable en la búsqueda y lucha de mis sueños.

No hay que mudar de sitio, hay que hacer que el sitio te pertenezca y por ello una vez que me gradué en el ISA, regresé a mi ciudad, porque la espiritualidad que me brinda es única y no la he sentido en ningún otro lugar del mundo.

He dedicado mi vida al arte y, por eso, en mi tierra la gente que me vio crecer, cambiar y desarrollarme, distingue cómo al árbol le fueron germinando hojas, al punto que hoy reconocen el fruto que recién comienza a multiplicarse. Siguen cada una de mis exposiciones dondequiera que esté porque ha nacido entre ambos una admiración y un respeto mutuo.

Si cada quien se aleja de sus raíces, se quedarían muchas ciudades desoladas y se concentraría en un mismo lugar tanta gente con talento que sería imposible distinguir a unos de otros.”

¿Cuál opinas que es el rol que debe jugar un artista en tiempos tan excepcionales como estos?

“Es primordial y más que todo un deber moral y social ofrecer nuestro arte al mundo para contribuir al equilibrio emocional que se logra alimentando el alma y el espíritu. Es el arte un bálsamo de sanación divina, traído del universo por ángeles que materializan a través de nosotros las imágenes que perdurarán para la posteridad.

Nuestra misión es plasmar en los lienzos y en diversos soportes los sentimientos colectivos de la era que nos ha tocado vivir y, de ser posible, ayudar al mejoramiento humano gracias a la interpretación de lo representado”.