Recuento de una búsqueda turbulenta y enigmática


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Recuento y resumen cronológico de las principales acciones emprendidas en la Búsqueda desde su inicio hasta el hallazgo de los restos del Che y sus compañeros en Vallegrande, el 28 de junio de 1997.

La reconstrucción de parte de nuestra historia reciente, la manera en que la entendemos e interpretamos, sobre todo en hechos tan impactantes como lo fue el asesinato del Che hace ya 50 años; la forma en que, como constante, los enemigos han tratado de empequeñecer su entrega; los que no estuvieron a su lado en el momento de su soledad consigo mismo; los cómplices, simulados o no, que lo persiguieron con saña por el ejemplo que emanaba de sus acciones y ejemplo y por la barbarie de asesinarlo y enterrarlo con total impunidad y ocultamiento con el propósito de borrar para siempre su legado, encierra una parte de lo mucho que nos queda por hacer en lo concerniente a las investigaciones socio-históricas.

Si lo enunciado respecto a la dramática muerte del Che nunca pudo aceptarse, para ira y resistencia de sus oponentes, el símbolo de rebeldía, de integralidad y de emancipación lo han acompañado durante todos estos largos años, muy a su pesar. Quedaba, sin embargo, una gran deuda con este grupo de gigantes encabezado por el Che y era dar la respuesta acertada, no obstantesus detractores, de encontrar los lugares de enterramientos y cumplir con la deuda sagrada de reverenciar a verdaderos héroes de las gestas libertarias de nuestro continente.

Ese y no otro, como en su momento quisieron hacer ver los que tejieron la artimaña del ocultamiento, la desinformación y la infamia, fue el objetivo de la Investigación interdisciplinariaejecutada desde noviembre de 1995 hasta un cierre parcial en el 2001, laque se propuso devolver la verdad ante la incertidumbre y la maldad, venciendo losenormes obstáculos objetivos y, sobre todo, subjetivos, impuestos por quienesse aferraban a no desvelar de qué forma, alevosía y premeditación actuaron, en contra de las normas de los derechos humanos, más allá de la conformidad o aceptación de ideales comunes.

La complejidad de un proyecto de investigación como el propuesto, se caracterizó en sus inicios por su incertidumbre e imprecisión, determinada por sus propios condicionamientos y alcances. Aunque se sabe que en parte son atributos de cualquier proyecto que se inicia, se puede aseverar que fue la tónica que predominó durante los años en que transcurrió la Búsqueda de los restos de los combatientes caídos en Bolivia en la gesta guerrillera en 1967. En especial, el hallazgo de los restos del Che, por lo turbulento y contradictorio de las informaciones acumuladas en todos estos años, lo que obligó a enfrentarlas a lo largo de las indagaciones y la casi totalidad de los otros hallazgos.

Diversos obstáculos a enfrentar en el tiempo transcurrido

La relación de los obstáculos que se tuvieron que vencer pertenecen a una amalgama disímil de hechos, situaciones y contradicciones en los procedimientos empleados por parte de las autoridades del gobierno y algunos sectores de la sociedad civil bolivianos, sumado a objetivos y estrategias mayores diseñadas por los poderes hegemónicos del gobierno de Estados Unidos en el continente, cuando de preservar sus intereses se trata; unido a la saña con que fue perseguido y asesinado uno de los que consideraban el más  admirado por los revolucionarios del mundo. Romper esas barreras, a lo largo de las múltiples aristas en que hubo que abordar las indagaciones y los hallazgos producidos, representan un logro, tanto en lo académico y científico, como en la enorme carga humana que implica devolver para la historia su verdadera dimensión.

Dentro de los obstáculos de mayor alcance, se pueden sintetizar, entre otros:

  • La saturación de versiones con mayor o menor elaboración, algunas de ellas fabuladas al máximo, repetidas en el tiempo y relacionadas intrínsecamente con la negativa, casi absoluta, por parte de los mandos militares, de obstaculizar cualquier vía para encontrarlos, además de intereses encubiertos visibles en la multiplicidad de las versiones adocenadas con los años, con la intención de desmontar el mito, la leyenda o el símbolo en que se pudiera asumir al Che por parte de sectores progresistas y revolucionarios bolivianos, más allá de la magnitud universal que cobraba de manera espontánea y verosímil.
  • Los problemas y contradicciones emanados por el tiempo transcurrido, desde los acontecimientos y las condiciones en que se suscitaron; la manera en que se procedió para los enterramientos y lo inhóspito de los lugares empleados en su casi totalidad, sin ánimo alguno de preservación, dificultaba cualquier labor que no estuviera respaldada por una adecuada documentación al respecto. Se puede afirmar que en todos estos largos años nunca faltaron personas dispuestas a encontrar, al menos, una aproximación de lo ocurrido, lo que permitió que se acumularan numerosas versiones, unas con mayor o menos sentido de la verdad histórica, pero muchas obtenidas desde el compromiso político para tratar de hallar el camino más preciso. Sin dudas, forma parte de las primeras etapas de una indagación espontánea sin un proyecto definido, pero imprescindibles en el recuento de los resultados obtenidos, donde no faltó la opinión de testimoniantes importantes, capaces de vencer el miedo y la represión desatada, sobre todo para el que quisiera emitir algún juicio al respecto. Solo hasta los años 80, fecha en que se inicia un proceso de democratización en el país, no se materializa un proyecto desarrollado por investigadores cubanos en Bolivia, quienes reconstruyen los pasos del Che y sus compañeros durante todo el proceso de la campaña guerrillera, aportando numerosos datos e información precisa y valiosa sobre lo acaecido,como uno de los sustratos y soportes esenciales de la nueva etapa asumida. 
  • La necesidad, teniendo en cuenta lo anterior y como uno de los retos mayores a solventar, de elaborar un magno proyecto capaz de integrar una visión inter y multidisciplinaria que fuera lo suficientemente convincente, no solo de acercarse a una relativa verdad histórica de los hechos dentro de la amalgama de información acumulada y con el empleo de métodos y técnicas adecuadas, sino también de crear una metodología apta para instrumentar métodos particulares de diversas ciencias exactas no ensayados en este tipo de búsqueda —como es el caso del empleo de un georadar utilizado para encontrar, entre otros usos, restos fósiles―, que propiciara deducciones científicas que acercaran a la existencia de restos humanos en los posibles lugares de enterramiento, partiendo de las versiones más creíbles.
  • Tratar de encontrar caminos por la vía diplomática de ambos países y gobiernos, a pesar de desacuerdos anteriores, que permitiera flexibilizar los contactos y la información acumulada en años y esencialmente, romper las barreras de sectores como las Fuerzas Armadas Bolivianas reacios a cualquier trabajo en común para culminar la Búsqueda. Tal es así, que durante todo el tiempo de la investigación no se pudo acceder a la documentación preservada por los militares, al haber sido declarada propiedad del ejército como tributo de guerra, problema aun no resuelto a pesar de solicitudes realizadas por el Archivo de la Nación.
  • La posición del alto mando militar y la falta de información brindada impidió conocer detalles de los planes de operaciones puestos en práctica, a medida que alcanzaban mayor efectividad en las acciones y cuáles las estrategias que se iban modelando, sobre todo después de las acciones de Vado del Yeso en que cae todo el grupo de la retaguardia en agosto, hasta el enterramiento del Ñato del grupo de los sobrevivientes, en noviembre de 1967. Incluso, si se tienen en cuenta los libros escritos por oficiales que estuvieron presentes en la conducción de los acontecimientos, a pesar de sus versiones, la mayoría adolece de la exactitud y credibilidad suficiente para basar científicamente una investigación, sin negar el valor de la información que se documenta. Deslindar los lugares de enterramiento en tierras controladas en aquel entonces por los militares, la facilidad brindada para suejecución y la coincidencia de fosas comunes pertenecientes a los grupos de combatientes por las fechasde sus caídas, eran puntos claves que, de conocerse con anterioridad, hubiera permitido avanzar con mayor agilidad y precisión a partir de las técnicas empleadas.

En general, distinguir espacios para la ejecución de un proyecto de esa magnitud y tratar de dar respuesta a cada uno de esos obstáculos y otros que se iban encontrando a su paso estuvieron siempre presentes en todos los años que se extendió la investigación, contando con el apoyo decisivo del gobierno cubano y con figuras puntuales del gobierno boliviano, las que brindaron un respaldo incondicional a las etapas en que necesariamente transcurre un evento de esa envergadura. 

Resumen cronológico de las principales acciones emprendidas en la Búsqueda desde su inicio hasta el hallazgo de los restos del Che y sus compañeros en Vallegrande, el 28 de junio de 1997.

1995

Noviembre:

Aparecen, entre los días 15 y 21, artículos periodísticos, tanto en Bolivia como en New York, donde se informa acerca de declaraciones realizadas por el Gral.(r) Mario Vargas Salinas —uno de los principales jefes militares de la contienda―, sobre el enterramiento del Che, sepultado el 11 de octubre junto con otros 5 guerrilleros en las inmediaciones de la pista de aviones de Vallegrande, a partir de considerar que «el contexto histórico había cambiado».

El 22, el presidente boliviano, Gonzalo Sánchez de Lozada, declara la realización de una investigación por el Alto Mando del ejército para conocer de la veracidad de la versión, al producirse contradicciones e inexactitudes en lo declarado.

El 24, el Presidente emite un Decreto Presidencial, creando una Comisión Gubernamental Especial al frente de la que estaría Hugo San Martín, Secretario Nacional de Régimen Interior, con el fin de iniciar la investigación sobre la ubicación de los restos del Che.

El 25, se persona en Vallegrande elGral. Vargas sin poder precisar detalles del enterramiento. Ese mismo día se solicita la participación del Equipo Argentino de Antropología Forense y de la Empresa Georadar del Área Geofísica de Argentina.

El 30, el Gral., Vargas, a instancia de la Comisión, viaja a Vallegrande y ratifica sus declaraciones y recorre la pista, aunque expresa que no conoce con exactitud el lugar del enterramiento, teniendo en cuenta que no estaba presente en ese momento. Ese mismo día,declaran a la Comisión el tractorista empleado para abrir la fosa y el chofer del coronel Andrés Selich, Comandante del Batallón Pando de la localidad.

Diciembre:

1º de diciembre, se inician las excavaciones con miembros del ejército boliviano y con las indicaciones del jefe del equipo argentino, Alejandro Inchaúrregui.

El 5, comienza el empleo del georadar traído por Argentina, anunciándose que se aplicará en una extensión de 200 m² por casi 2 m de profundidad.

Se producen las primeras declaraciones de agentes de la CIA cubanos, participantes en los hechos, en las que se afirma que el Che fue enterrado en una fosa no revelada por órdenes del Gral. Alfredo Ovando.

El 11, se incorporan a la Búsqueda Loyola Guzmán, representante de Asociación de Familiares Desaparecidos (ASOFAND), y el representante de los familiares cubanos y de Tania, el Dr. Jorge González, quien fue aceptado por el gobierno boliviano como un gesto humanitario y no político.

Se anuncia el retiro del Equipo Argentino por falta de fundamentos técnicos y de apoyopor parte del gobierno boliviano. No obstante, el 12 y 13 se producen los tres primeros hallazgos a partir de un testimoniante de la época, en el lugar llamado Cañada del Arroyo, a 5 km del pueblo, pendiente de identificación, al producirse un receso por las fiestas de fin de año.

1996

Enero

El 5, se identifica a uno de los guerrilleros encontrados en Cañada por parte del Equipo Argentino, perteneciente a Jaime Arana Campero, Chapaco. Con esa identificación se presupone que los cadáveres encontrados pertenecen al grupo de los caídos en Cajones, en combate desigual, después del apresamiento del Che.

El 8, se reiniciaron las excavaciones con la utilización de un nuevo georadar, durante dos días, en otras zonas de interés.

El 15, se incorpora al trabajo un grupo de 3 geólogos cubanos, Beatriz Rodríguez, José Proll y Leodegario Lufriú, especialistas en radiestesia, sísmica y microgravimetría. Su objetivo partía de integrar la información histórica existente disponible con la aplicación de las técnicas propias, a fin de delimitar las principales áreas de excavación. De igual forma, se incorporan 5 nuevos miembros del Equipo Argentino, quienes, junto a los cubanos, organizaban la estrategia de la búsqueda empleando la información histórica, paralela a la realización de las excavaciones.

Febrero

Se procede a un receso de las labores al no ubicarse ningún nuevo hallazgo.

Marzo

Se continúa recopilando información histórica y en el procesamiento de las versiones existentes, al igual que se hacen nuevas excavaciones.

Entre los días 15 al 30, en Cañada se produce el hallazgo del cuarto cadáver del grupo de Cajones, reafirmando su presunción.

El 30, con la participación de testigos de la época y la profundización de datos históricos se comienza la búsqueda en Florida de los restos del guerrillero cubano Carlos Coello, Tuma.

De igual forma, se decide paralizar las excavaciones en Vallegrande hasta tanto no se diseñe un proyecto de investigación histórica capaz de articular el complejo escenario en que se realizaba el trabajo, retirándose de Bolivia el Equipo Argentino y los investigadores cubanos presentes en la zona, hasta definir la nueva estrategia.

 

Abril

Se crea un grupo para ampliar la investigación histórica con bolivianos y cubanos, dirigido por la Comisión gubernamental.

Se incorporan la cubana María del Carmen Ariet García, investigadora, y el boliviano Humberto Vázquez Viaña.

Junio-diciembre

En junio se produce el hallazgo de Carlos Coello, procediéndose a su exhumación e identificación, para su posterior traslado a Cuba. A la par que se continúa trabajando en el hallazgo o reforzamiento de las diversas versiones existentes, así como diferentes recorridos por las zonas de la contienda.

Diciembre

A partir de esa fecha, con la anuencia de la Comisión gubernamental, los investigadores cubanos asumen la dirección y control de la investigación histórica y técnica.

 

Sobre esa propuesta se reinició la prospección en las áreas precisadas por las indagaciones históricas, según un orden de prioridades acorde al grado de veracidad probable y se estudió la posibilidad o factibilidad de la aplicación de distintas técnicas, dentro de un plan elaborado para conocer las características de los suelos, así como una interpretación de los resultados que se obtuvieran de los equipos geofísicos que se estaban empleando.

Comienzan a llegar a Bolivia un grupo de técnicos cubanos de diferentes especialidades, los que cubrirían, en varios momentos, estancias puntuales en el desarrollo de sus funciones.

1997

Enero

En total son 6 los técnicos cubanos; Lissette Torriente, José Andrade, Fernando Ortega, Greco Cid, Roberto Rodríguez y Héctor Soto. Especialistas en Teledetección, Topografía, Suelos, Geoquímica y Antropología Forense.

 

Abril

Se aprueba una Ordenanza Municipal en Vallegrande declarando patrimonio local los restos del Che y sus compañeros, ordenando la paralización del trabajo. Comienzan gestiones de gobierno para delimitar acciones y continuar la búsqueda.

En ese mes hasta mayo, la investigadora María del Carmen Ariet y el antropólogo Héctor Soto, inician un recorrido por el sur de Bolivia, con el fin de recopilar información histórica in situ sobre los enterramientos en las otras áreas principales de la contienda.

Mayo

El 20, se aprueba una nueva Ordenanza Municipal derogando la anterior, y autorizando la continuidad del trabajo.

En ese mes viajan a Bolivia 3 nuevos especialistas, Noel Pérez, Carlos Sacasa y José Luis Cuevas, todos geofísicos.

Se reinicia, por parte de los técnicos cubanos, la búsqueda con el empleo de un georadar adquirido por Cuba.

Junio

El 14, se declara que, la responsabilidad de la búsqueda por parte del gobierno boliviano, recae en el Ministerio de Desarrollo Humano, a cargo de Franklin Anaya, quien fuera embajador boliviano en Cuba.

El 19, se reinician las excavaciones, siguiendo la documentación acumulada y los resultados obtenidos de las técnicas empleadas.

El 28, a las 9 am, aparece un hueso radio izquierdo, en una fosa común, en el entorno de la pista de Vallegrande.

Se solicita nuevamente la colaboración de los miembros del Equipo Argentino por su experiencia acumulada en este tipo de hallazgos y para alcanzar una mayor agilización en las exhumaciones.

El 29, se descubre un cráneo envuelto en una chaqueta verde de nylony otro cuerpo debajo.

El 30, se ubican costillas, así como se amplía la excavación y se observan nuevos restos.

Julio

Del 1º al 3, se descubren otros restos que no guardan relación con los anteriores, además de un quinto esqueleto y, para el final del día, se delimitan la existencia de 2 nuevos restos, concluyéndose que se hallan en la fosa 7 cadáveres. En los días sucesivos se continúan las excavaciones, hasta lograr la exhumación de la totalidad de los cuerpos, los que serían trasladados al Hospital Japonés de Santa Cruz para su total identificación, por parte de especialistas cubanos y argentinos. 

La verdad oculta de Vallegrande

El pequeño poblado de Vallegrande, a 770 km de La Paz y colindante con los Departamentos de Santa Cruz, Cochabamba y Chuquicamata, quedaría inscrito en la historia por la decisión del Alto Mando del Ejército Boliviano de enterrar a los guerrilleros caídos en la contienda en dicho territorio, después de la emboscada de Vado del Yeso en agosto de 1967, en que muere el grupo comandado por Joaquín. Por simple deducción, de esa fecha a la muerte del Che y sus compañeros selocalizaban un total de 23 combatientes enterrados en diferentes lugares de la zona, solo que la historia de los hechos se cruzaba con un sinfín de falsedades y contradicciones, que hacían de la búsqueda y la investigación un proceso en extremo complejo para encontrar el camino de la verdad.

Esa verdad oculta a medias porque se sabía, confirmada o no, que uno de los guerrilleros sepultados en sus tierras era el Comandante Ernesto Che Guevara, asesinado un 9 de octubre y enterrado, en un lugar no develado, el 11 de octubre en la madrugada, junto con los 6 combatientes caídos o asesinados en los combates de la Quebrada del Churo.De las más de 100 versiones reproducidas, entrecruzadas con falsedades, ocultamientos y visos de verdad, acumuladas a lo largo del tiempo, a otras que aparecían al autorizarse in situ la Búsqueda, obligaba a perfilar con extrema objetividad lo que a su paso provenía de los resultados que se iban obteniendo por las diferentes especialidades que conformaban el estudio de caso.

La historia tenía el compromiso de anteceder en sus conclusiones un orden sistemático de las versiones, que permitiera al resto de los científicos comenzar por el camino más cercano y certero a los posibles resultados y, además, ir confirmando en la práctica las evidencias acumuladas y las nuevas, con el objetivo de alcanzar el fin perseguido por todos, el hallazgo y exhumación de los restos que por voluntad de una minoría persistían en ocultar una verdad innegable. Hasta el último momento negaron la documentación, declararon el trabajo sin resultados y como caso cerrado, aun cuando aparecieran los primeros restos,se aferraban a una historia que, aunque dolorosa, pertenecía a todos por igual, desde la óptica y la dimensión que se le quisiera dar.

El resultado obtenido, después de un largo trabajo de prospección, excavación, exhumación e identificación, corroboró con creces la estrategia diseñada por la dirección y el Equipo de Científicos cubanos y demostró las evidencias asociadas a la investigación histórica y la validez de las técnicas empleadas por todas las especialidades que intervinieron a lo largo de la investigación diseñada y ejecutada por el Equipo.

Paralelamente al trabajo desplegado en Vallegrande, se simultaneaba la investigación histórica en la zona sur, con su centro en el poblado de Camiri, próximo a los acontecimientos de Ñancahuazú y su entorno, donde se libraron los primeros combates y donde también se hallaron algunos enterramientos de un total de 12 de los caídos en el área. La localización y posible ubicación fueron de las más complejas al no poderse, incluso, emplear técnicas instrumentales dado las condiciones inhóspitas y agrestes de los lugares señalados. De ese total, quedan por encontrar 5, incluido el cubano Suárez Gayol y, aunque no se ha cerrado definitivamente la investigación, al menos para responder con conclusiones parciales, las probabilidades de sus hallazgos se reducen a una cifra mínima, quizás pendiente de un mayor y definitivo acceso a la documentación resguardada por el Ejército Boliviano.

Quedaba así la culminación de una etapa investigativa que puede calificarse de exitosa y de entrega total por parte de todos los que intervinieron en ella, la que no solo se circunscribió a los rostros visibles, sino sobre todo al trabajo abnegado y silencioso de un grupo de instituciones y especialistas que, desde Cuba, apoyaron con creces los resultados obtenidos y al pueblo de Bolivia que siguió con detenimiento y aceptación su desenlace.

el pueblo se reune alrededor de la excavación.

 

A 20 años de la Búsqueda de los combatientes caídos en Bolivia

Para algunos, el hallazgo de los restos del Che y sus compañeros en 1997, a 30 años de su asesinato, pudo haber sido obra del azar o la casualidad, sin embargo, los que participamos en un proyecto que nos comprometía desde lo académico hasta lo más sensible de nuestro ser, éramos conscientes que si existía algún azar se ceñía al privilegio de haber sido seleccionados para forma parte de un hecho que nunca más se reproduciría en nuestra labor como investigadores.

Pendía sobre todos el compromiso científico, pero a la vez el gran reto moral, de concluir una labor no repetible y de sentirla como propia a medida que cada uno nos adentrábamos en el descubrimiento insondable de desvelar lo que hasta esos momentos se presentaba como huidizo y enigmático. Muchas veces nos preguntábamos si lograríamos cumplir la misión y si nuestro conocimiento y las técnicas muchas veces utilizadas en nuestros respectivos campos servirían para responder a los objetivos propuestos.

Se necesitó de paciencia, experiencia y, por encima de todo, convicción de que la propuesta nos trascendería al conjugar técnicas variadas y su aplicación y factibilidad en condiciones muchas veces excepcionales, marcadas por el desconocimiento de la zona a delimitar y donde se unirían métodos y técnicas particulares de las ciencias sociales y su correspondiente modelación, con el propósito de brindar un análisis socio-histórico, objetivo y veraz al vivido durante la contienda objeto de estudio, a otras más exactas que llevarían a una correcta prospección de las áreas determinadas por la investigación histórica a lo largo de casi 30 años y a aplicar otras concebidas en el proyecto elaborado y aprobado por la Comisión gubernamental cubana nombrada al efecto, tales como los estudios topográficos del terreno, de teledetección, de geología y edafológico, física de suelos, aplicación de electromagnetismo, conductividad y resistividad eléctrica y estudios geoquímicos, geobotánicos y geomorfológicos, los que sin dudas nos acercaron a una hazaña científica de altos valores éticos.

Como resultado concreto de parte de esos estudios, se entregó a la comunidad académica boliviana una caracterización de los suelos de la zona, con aspectos desconocidos en las definiciones y estudios realizados por los especialistas nativos, confirmando lo mucho que se puede hacer en conjunto y en interés de nuestra geopolítica.

A los logros puntuales y la satisfacción de contribuir a la ampliación de nuevos conocimientos científicos, la retribución de haber cumplido con una página singular de nuestra historia y propiciar un acercamiento más objetivo a la misma, evidenciando la potencialidad real que existe de unir las ciencias en aras de obtener beneficios para todos, se le suma el valor agregado de participar excepcionalmente en traer de lo virtual a lo real a hombres que por su entereza entregaron lo mejor de sí para la humanidad toda. El unirnos al sentir, como dijera nuestro Comandante en Jefe, Fidel Castro, en la culminación de las exequias en Villa Clara, de que serecuperaba el «destacamento de refuerzo» en tiempos tan inciertoscomo los actuales, renacido en ejemplos y, para muchos, en acicates para luchar por la justicia y la dignidad.

Aun con los años transcurridos, se siente la satisfacción de haber logrado la conjunción del trabajo cotidiano con la exigencia moral de haber integrado y conjugado, en parte, lo más valedero de nuestra condición de hombres y mujeres de ciencias a favor del bien común.   


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