Cuando en horas de la tarde del jueves, durante la velada que concede la mayoría de los gramófonos dorados, José Alberto El Canario y el Septeto Santiaguero subieron a escena en la ciudad norteamericana de Las Vegas para recibir el Grammy Latino por el Mejor Álbum de Música Tradicional: el intérprete de 59 años, natural de Villa Consuelo en la vecina isla, proclamó: «Gracias a Cuba por permitir que un dominicano siga haciendo buena música como lo es el son; gracias al Septeto Santiaguero».
El disco A mí qué, coproducido por los sellos Egrem, de Cuba, y Los Canarios Music, de República Dominicana, fue grabado básicamente este año en los Estudios Siboney, de Santiago de Cuba. Es la segunda vez que la alianza entre el reconocido salsero quisqueyano y la agrupación oriental culmina con la obtención de un Grammy Latino, puesto que el fonograma registrado en el 2014 también en los estudios santiagueros de la Egrem, bajo el título No quiero llanto – Tributo a Los Compadres, conquistó un año después idéntico galardón.
Tras la premiación, Fernando Dewar, tresero y director musical del colectivo, declaró: «Estamos muy contentos, porque además pudimos tocar en la ceremonia; convencidos de que seguiremos haciendo esta música, de muchos años, pero que no debe morir, porque es nuestra raíz y debemos defenderla».
La grabación incluye piezas imprescindibles del repertorio sonero tradicional en sus más variadas especies, incluso aquellas que se conectan con la trova y el bolero. De modo que se escuchan joyas como La guarapachanga,de Juan Rivera Prevot; El guararey de Pastora, changüí de Roberto Baute Sagarra; Demuéstrame tú, de Joseíto Fernández; Santa Bárbara, de Celina y Reutilio; Qué te hace pensar, de Ricardito Pérez; Convergencia, de Bienvenido Julián Gutiérrez y Marcelino Guerra (Rapindey); Me tenían amarrado compé, de Ñico Saquito y Guillermo Rodríguez; No me voy a disgustar, de Joseíto Beltrán; y A mí qué, de José Bautista Guerra.
El Canario y el Santiaguero sumaron las colaboraciones de los vocalistas Gilberto Santa Rosa, Pancho Céspedes e Iván Antonio, el trompetista Alexander Abreu, el acordeonista El Prodigio, el flautista Orlando Valle (Maraca), el cuatrista puertorriqueño Edwin Colón Zayas, y los rumberos Rubén Bulnes y Ángel Valerino (el Puro).
En las categorías más publicitadas de la 19na. edición de los Grammy Latinos, correspondientes a la sesión nocturna, hubo al fin merecidos reconocimientos para la más genuina producción latinoamericana, representada por el trovador uruguayo Jorge Drexler, ganador a la Mejor Canción y la Grabación del Año, por Telefonía, del disco Salvavidas de hielo; mientras el Álbum del Año recayó en México por siempre, rancheras interpretadas por Luis Miguel, cuya ausencia fue recibida con un abucheo.
En el Grammy Latino al Mejor Álbum de Música Folclórica, Musas volumen 2, de la mexicana Natalia Lafourcade y el dúo Los Macorinos, uno de los temas resultó compartido por Omara Portuondo. Otra cantante de origen cubano, Aymé Nuviola, se alzó con el lauro en Fusión Tropical con Como anillo al dedo.
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