Luces, sombras y estreno mundial en concierto de Anolan González y Lianne Vega


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Luces y sombras es el nombre del concierto de la violista Anolan González y la pianista Lianne Vega, concebido para el absoluto disfrute de la combinación entre obras universales y cubanas para viola solo, que tendrá lugar este jueves 6 de julio en el Oratorio San Felipe Neri, en el Centro Histórico habanero.

Será un suceso musical con el estreno mundial de dos piezas escritas y dedicadas a la maestra Anolan, tituladas Antes del baile…, compuesta por la reconocida soprano Bárbara Llanes; y Fantasía VIII, del joven compositor cubano Jorge Amado. Estarán como invitados la flautista Niurka González y el clarinetista José Ernesto Rodríguez.

En el texto que acompaña la presentación, la notable violista dice sentirse profundamente atraída por luces y sombras que día tras día atrapan la atención de sus ojos, así llega a la realización de compartir junto a ambos instrumentistas este sueño inspirado inicialmente, en la esencia del imaginario de cada autor en su creación, y por consecuencia en la capacidad del artista en expresar y dar vida a la obra que interpreta.  

El recital comienza con la música del estoniano Arvo Pärt y su composición Spiegel im spiegel (Espejo en el espejo), escrita en 1978 originalmente para piano y violín.

Contrastando con ese momento inicial de aparente calma se presenta el Dúo VI de los Dúos concertantes para flauta y viola de Francois Devienne, flautista, fagotista, maestro y compositor prolífico que fue conocido, como el Mozart francés, cuya música es prácticamente desconocida; sin embargo, tiene 500 obras escritas.

Antes del baile… para viola solo, es una obra que describe la imagen enrarecida de un sueño, el cual se va transformando con el desarrollo de los diferentes estados de ánimo durante toda la partitura, hasta llegar al sorpresivo y festivo final.

La factura de la pieza continuamente reta al intérprete con los constantes cambios de texturas y contrastes, tanto de articulación como de carácter, lo que requiere del ejecutante una máxima concentración, señala Anolan.

Después de estos controversiales pasajes en la obra de Llanes, llega el Intermezzo para viola y piano de Nino Rota, una importante e interesante pieza que nos devuelve a un tiempo placentero de música tradicionalmente emocional y romántica, como todas las composiciones de este gran autor italiano, aunque por momentos toca el modernismo neoclásico. Es una partitura en la que la viola mantiene un diálogo continuo con el piano, y a su vez, el compositor explora las posibilidades expresivas de ese instrumento de cuerda frotada con alto vuelo creativo.

A continuación, del violinista Jorge Amado, Fantasía VIII para viola solo, en calidad de estreno, que transmite en esencia la imagen del silencio, que constantemente, se va presentando en nuestras vidas, en esos instantes en los que la pasión y la soledad se mezclan y dialogan entre sí, destaca Anolan González.

Para finalizar el concierto se presentan obras del alemán Max Bruch, compositor posromántico que vivió entre los siglos XIX y XX, y quien a pesar de los constantes cambios en la idiomática musical, mantuvo la factura y estética del romanticismo.

En su catálogo se observan una serie de piezas dedicadas a la viola y el clarinete que despiertan gran interés como es el caso de Acht Stücke opus 83 para clarinete, viola y piano; todas, con excepción de una, están escritas en tonalidad menor.  Reflejan la sensibilidad y carácter emotivo del romanticismo que, entre luces y sombras, desarrolla en cada una de ellas la cualidad y características tímbricas de cada instrumento, formación instrumental que había sido poco inusual hasta el momento en que estas ocho piezas fueron visibles en 1910.


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