Imperialismo estadounidense sionista y fascismo en América Latina y el Caribe


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La Sala Manuel Galich de la Casa de las Américas acogió la conferencia «El fascismo en las Américas: Un análisis estratégico», impartida por la destacada académica y activista Dra. Adrienne Pine, profesora del Departamento de Antropología del California Institute of Integral Studies y egresada de la Universidad de California en Berkeley

La disertación tuvo lugar el viernes 8 de mayo, en el marco de las celebraciones por el 80 aniversario de la victoria del Ejército rojo sobre el fascismo, y se enfocó en denunciar la reaparición de este flagelo que tanto afecta la paz posible en el mundo. Además, conmemoró el aniversario 90 de la muerte del revolucionario cubano Antonio Guiteras.

Pine posee una trayectoria comprometida con la lucha contra el fascismo neoliberal y a favor de la solidaridad internacional. Es coordinadora de la Coalición Internacional para Detener el Genocidio en Palestina y autora de numerosos libros y artículos que detallan las características del fascismo neoliberal, así como acerca de la migración humana.

Recientemente, su ensayo El fascismo en las Américas: Un análisis estratégico fue seleccionado como finalista en el concurso organizado por el CELARG (Centro de Estudios Latinoamericanos Rómulo Gallegos), la Casa de las Américas y la Red de Intelectuales en Defensa de la Humanidad.

«El fascismo representa una amenaza existencial para la continuidad de la academia y también para nuestra propia supervivencia como especie, por lo cual los especialistas en su estudio crítico no tenemos otra opción que ser antifascistas. Los violentos procesos estructurales del fascismo neoliberal e imperialista y sus consecuencias impactan corporalmente en todas las personas, hasta las más privilegiadas, y no solo en las más vulnerables», subrayó la profesora a propósito de la urgencia de combatir las expresionistas neofascistas que vemos en todas las regiones del planeta.

Al respecto, señaló la necesidad de reconocer el fascismo como un fenómeno complejo que no es unidireccional y muestra múltiples formas de interrelación internacional, para poder comprender cómo se expresa en toda su amplitud el imperialismo estadounidense sionista.

En ese sentido, ahondó en el impacto del sionismo en toda la región de las Américas, que se ha esparcido de la mano de la evangelización cristiana durante los últimos 60 años: «Israel ha suministrado armas, tecnología y entrenamiento a las dictaduras más represivas y violentas de América Latina y el Caribe, contribuyendo directamente a operaciones de contrainsurgencia» enmascaradas por el apoyo de supuestos grupos religiosos cristianos, los cuales solo favorecen el mantenimiento del poder económico y político de élites militares.

Recordó, en su papel de académica, que el racismo estructural, la represión militar de las clases trabajadoras y los ataques contra el pensamiento crítico juegan un rol indispensable en el éxito de las estrategias del fascismo resultante de la idea supremacista del «Israel global».

Alertó acerca de las formas en que se ha intentado solapar la ejecución de planes neoliberales para confundir a los pueblos: «tras décadas de implementación militarizada del neoliberalismo, mediante el uso de técnicas de represión explícitamente fascistas; el fascismo neoliberal hegemónico es especialmente efectivo porque, pese a mantener algunas de esas características, ha eliminado la intencionalidad explícita y la culpa en el logro de los objetivos de las élites, y ha sido institucionalizado por los Estados de manera que su continuidad está garantizada con independencia de los ciclos electorales de algunos países de la región».

En la consecución de lo anterior han tenido notable influencia las percepciones populares que consideran que los problemas causados o exacerbados por el neoliberalismo, en particular la violencia cotidiana y la inseguridad de muchos países, en realidad proceden de fracasos morales y solo pueden resolverse mediante la aplicación de soluciones fascistas. Esta visión es promovida por los medios corporativos, construida sobre la base de la ética protestante cada vez más hegemónica y secularizada, según acotó.

A propósito del surgimiento de estas expresiones de fascismo imperialista estadounidense sionista, aseguró que golpea desde mucho antes de la primera elección del magnate Donald Trump ―quien públicamente alaba a figuras como Mussolini y Hitler― como presidente de los Estados Unidos, y se han institucionalizado para operar sin importar quién gobierne de forma momentánea.

Antes de concluir, resumió algunos de los desafíos que debemos enfrentar para superar el fascismo neoliberal: «superar la influencia del nacionalismo y la xenofobia, así como comprender la conexión directa entre el fascismo neoliberal estadounidense como política exterior y su versión como política interna».

«El hecho de que los movimientos a lo interno de EE.UU. no sean capaces de impulsar de manera efectiva opciones de gobierno al margen del fascismo neoliberal pone en cuestión la generosa distinción que tienden a hacer los antiimperialistas latinoamericanos entre el Gobierno norteamericano y su pueblo», concluyó la autora, reflexión dura de asimilar para Cuba, por cuanto también conocemos el espíritu solidario y desprendido de miles de estadounidenses que envían donaciones hacia la Isla.

Para culminar, Adrienne Pine resaltó la urgencia de encontrar formas eficaces de enfrentar la visión popular que considera las medidas de carácter fascista como soluciones a los problemas de la región a fin de construir un movimiento internacionalista capaz de enfrentar la amenaza global planteada por el fascismo. Siempre echando raíces desde la solidaridad.


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