Nelson Herrera Ysla: “Villalobos vive continuamente en estado artístico, de creación total, intentando cambiar el mundo que le rodea”


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Una de las muestras personales más significativas del año que ya finaliza y que recién acaba de inaugurarse en el Centro de Arte Contemporáneo Wifredo Lam de La Habana, es la exhibición El misterio del Eco, una selección antológica de la obra de un reconocido artista cubano, cuya vida se ha desarrollado entre Cuba y España.

El curador de la exposición y prestigioso crítico de arte, Nelson Herrera Ysla, al iniciar la presentación de la muestra personal del artista se refería a cómo hay una parte del público que posiblemente no conoce la obra de Villalobos, pues aunque pertenece a la generación de los años ochenta  —significativa para la historia del arte cubano—, él  no se sumó, como integrante, a los grupos de ruptura de aquella etapa, al mismo tiempo que se destacó por ser un creador interesante y singular. A la vez que hay un público que puede que no le conozca, pues posteriormente a los noventas desarrolló su vida artística en Zaragoza y Vigo, espacios vitales para él desde donde realizó sus propios aportes, desde la riqueza de su formación en Cuba y su talento. Además, entre otros artistas, Villalobos resalta por una incesante autosuperación intelectual y artística que ha fraguado a base de su dedicación laboriosa a las artes visuales y su devoción por la literatura, algo que, de paso, le ha llevado a ser, sin exageración alguna, uno de los artistas visuales más cultos de nuestro país.

 

 

En el Centro Lam, el día anterior a la inauguración, en medio del ajetreo de los trabajadores que montaban sus obras,  mientras el hijo del artista y coordinador de la exposición, Pablo Villalobos Leal recortaba las fichas técnicas de los cuadros, y en fin, en esa suerte de agitación que todo montaje de una gran exposición implica, Nelson Herrera Ysla, curador de esta gran exhibición y yo nos retiramos a una oficina más aislada, donde sostuvimos este diálogo que hoy hago llegar a los lectores de Cubarte.

Carina Pino Santos: ¿Cómo pensaste la tesis de esta curaduría compleja, realizada de modo antológico sobre la obra de un artista que se ha caracterizado por una cuantiosa producción y extensa trayectoria vivida entre dos países, y que manifiesta una  versatilidad peculiar al trabajar varias manifestaciones artísticas?

Nelson Herrera Ysla: Cuando uno se enfrenta a un artista así de esta naturaleza, que tiene modos diversos de expresarse, con una creación “poliédrica” (como digo en el catálogo), de lo que se trata es de conocerlo lo más posible. Por ejemplo, hice muchas visitas a su casa para entender lo que él pensaba del arte. No quería hacer una exposición antológica tradicional, que respetara los periodos cronológicos del artista, sino mezclar las etapas, porque no es que Villalobos tenga una dedicación sólo lineal a una manifestación, sino que pasa de una a otra, de modo que se complejiza la obra, depende de su estado de ánimo y su forma de ver la vida, como materia prima del mundo que le rodea.

─ Igualmente es uno de los pocos artistas que he encontrado con tanto conocimiento de la literatura, es un apasionado, en primer lugar de la poesía y del ensayo. Esa cultura literaria le permitió acercarse a la generación de los años ochenta, a la literatura de esa época, al poeta Ángel Escobar, Rito Ramón Aroche, entre otros. Al llegar a España él continúa alimentando ese gusto, conoce allí a poetas de los cincuentas y sesentas que siguieron acrecentando su cultura literaria.

─ Entonces, esto es muy importante, si vas a conocer la obra de un creador, conocer el mundo que a él le interesa y rodea.

Carina Pino Santos: Percibo, al ver la exposición, que más bien has conducido el recorrido por las morfologías, por las formas, estéticas, que el artista ha trabajado.

Nelson Herrera Ysla: Hay artistas en el mundo que van siguiendo las tendencias, paralelamente, pero Villalobos solo acude a estas si se conectan con lo que a él le preocupa. Por eso es interesante observar cómo el artista ha ido hilvanando sus propios procesos.

Carina Pino Santos: Ciertamente hay algunos elementos formales que ha sostenido a lo largo de su obra.

Nelson Herrera Ysla: Villalobos vive continuamente en “estado artístico, de creación total”. Solo basta ir a su casa y ver cómo emplea cuánto encuentra en su camino para contribuir a embellecer (una palabra no muy usada en estos tiempos) el mundo que le rodea.

Carina Pino Santos: Resulta llamativo que Villalobos pertenecía por su edad a la generación de ruptura de los ochenta, sin embargo, en una oportunidad cuando conversamos, él reconocía que hubo cambios en su obra, aunque no fue un integrante de los grupos de aquellos años.

Nelson Herrera Ysla: Él no se afilió a las corrientes predominantes entonces que eran la crítica social, la sátira, el humor, la ironía, ni a esos presupuestos que enarbolaron los artistas de los ochenta. Mas tampoco se relaciona con la pintura de la década anterior a la ruptura. Es interesante, porque es evidente que no quiso participar en aquella parte performática de los ochenta.  Prefirió mantenerse trabajando, dedicado como un monje, en aquel momento  en el Taller de Serigrafía.

Carina Pino Santos: Sin embargo tenía muchas inquietudes, hasta fue editor y fundador de una revista para estudiantes de arte.

Nelson Herrera Ysla: Sí, a la vez que tenía su punto de vista muy personal, como he dicho, y desde su temperamento no se inclinó a unirse a los grupos. Yo creo que su actitud era monástica en su consagración al arte, mas en el sentido en que lo que quería, era buscar la expresión más adecuada para él. Luego él tiene una estancia fuera de Cuba.

Carina Pino Santos: No obstante nunca perdió su conexión con su país de origen.

Nelson Herrera Ysla: Nunca. Hay que recordar que cuando ingresan a Wifredo Lam en el Frank País, es el primer artista cubano en ir a verlo al hospital. Y luego llevará a otros artistas de los ochenta para que vayan a visitarle. Quizá aquellos eran muy tímidos para ir por su propia iniciativa y se unieron a Villalobos. Y él se conectó de modo empático con Lam enseguida, quien le tomó gran simpatía y le permitió realizar esa cabeza de él. Villalobos quizo hacer ese retrato escultórico como homenaje a Lam y a él le encantó.

Carina Pino Santos: ¿Qué fue lo más difícil durante tu labor curatorial, teniendo en cuenta la extensión e intensidad de la obra de Villalobos?

Nelson Herrera Ysla: Tratar de hallar coherencia entre las diferentes expresiones del artista. Lograr que la gente entienda que un hombre que pinta y dibuja bien, se pase a crear en la escultura en un momento determinado y que eso no dificulta su expresión. ─Me preocupaba que el público viera cómo el artista puede emplear tantos materiales, texturas, formatos, colores, sin que eso deforme su trayectoria. En la muestra hay soportes de muchos tipos, cartulina, madera, metal, telas, papel, también pinturas, acuarelas, esculturas, ensamblajes, grabados. Quería transmitir al público, a través de la exposición, que el mundo es complejo y cómo el arte lo es todavía más. Y lograr que el visitante tuviese una especie de shock, de asombro constante y total al ver la obra de Villalobos.

Carina Pino Santos: Lo has logrado. Yo, que ya venía estudiando su obra recientemente, y no obstante conocerla, me ha producido ese impacto del que hablas. ¿Quisieras agregar algo que resulte importante?

Nelson Herrera Ysla: Para la cultura y el arte cubano esta exposición significa el reencuentro con un creador que supo permanecer vinculado a su cultura originaria y al que la distancia geográfica no le restó participación en aquella. Revela su fructífera estancia en España y sus visitas a otros países de Europa, en el sentido de que ha asimilado una visión cosmopolita, universal del arte, a la par que no ha perdido, incluso, el vínculo con las culturas de origen africano que allí existen.

─ Porque, por ejemplo, en la intervención que Villalobos hace sobre el Guernica de Picasso, ahí hay símbolos de Elegguá, etc. O sea, sin ser un experto en culturas africanas, ha tratado de incorporar elementos de su propia cultura cubana, a la obra de arte que realiza. Y por eso creo que, a pesar de ser un viajero incansable, hay un hilo conductor en toda su obra que es como una columna vertebral, ya sea el color, el humor cubano, y esa alegría que hay en algunas de sus obras, y columna a la que él va añadiendo los elementos que él ha ido descubriendo en otras artes y culturas. Creo que, asimismo, uno de los aspectos que le dieron continuidad a su vínculo con la isla fue la literatura, disfrutar como lector de nuestra mejor poesía, así como conocer la obra profundamente cubana de Lezama, entre otros poetas.  

 

 

Fotos: Juan Carlos Borjas


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