¡34 AÑOS¡ DANZA, GESTO Y EMOCIONES…


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“Los tonos rojos iluminaron la escena. De pronto, sonaron las castañuelas, rasgó la guitarra, repiquetearon los tacones en la madera y flotaron los trajes en el espacio dibujando los movimientos. En la sala García Lorca del Gran Teatro de La Habana vibró un eco de tradición en la Noche española. Así se tituló el primer programa con el que debutó, el 22 de diciembre de 1988, el Conjunto de Danzas Españolas del GTH...”.

De esa forma comenzó el primer comentario que, sobre el actual Ballet Español de Cuba (BEC) publiqué en el diario Granma. Mucho ha llovido y mucho han bailado por Cuba y por el mundo sus integrantes, desde aquellos días del pasado siglo XX, cuando fue creada la agrupación, el primero de abril de 1987, hace exactamente hoy, 34 años. Y continuó aquella reseña: “La magia del folclor ibérico atrapó a un numeroso y entusiasta público que con sus aplausos apoyaba la feliz iniciativa, donde está la mano inspiradora de Alicia Alonso, quien siempre luchó por llevar a su justo lugar este género”. Es que en los primeros momentos, la agrupación estuvo enfrascada en la preparación, montajes, en una labor que era acompañando en escena, en bailables, al BNC, el Teatro Lírico y la Opera de Cuba.

En el tiempo, la compañía que, desde su fundación en 1987 hasta 1992 dirigió la bailarina/profesora Olga Bustamante, y a partir de 1993, el primer bailarín, profesor y coreógrafo Eduardo Veitía, también fundador, sigue atrapando y conquistando al auditorio, como la primera vez. Después de aquella etapa en que se fue formando y fusionando el BEC —que en el tiempo ha tenido otros nombres como Conjunto de Danzas Españolas del GTH, Ballet Español de La Habana, entre otros—, la compañía enrumbó por caminos interesantes, buscando maneras propias, un repertorio más variado en el que pudieran desatar sus ánimos artísticos, y sobre todo, ideas para multiplicar en la escena, enfrentándose siempre a las dificultades y sobreponiéndose

La compañía ha sumado en madurez, nivel artístico-técnico, belleza interpretativa y prestigio, que va más allá de la escena. En 1994 se fundaron por primera vez en Cuba y en América Latina los Cursos Internacionales de Verano de Danza Española, que en 1999 realizó su primera graduación ante un tribunal de exámenes, que estuvo integrado por destacadas personalidades y estudiosos de la danza en Cuba, creándose así las bases y las condiciones para oficializar la misma, como una de las Escuelas Nacionales de Arte en el país.

Cercanos están esos programas-concierto que abrían las puertas de la agrupación al público y la crítica, donde se conjugaban los bailes regionales, la escuela bolera y tradicionales junto con algunas nuevas creaciones coreográficas, que iban marcando un sendero, siempre sobre la base del legado cultural que brindan siglos de cultura en la danza teatral, la espontaneidad y la riqueza de los bailes populares, y que fueron marcando pautas, fogueando a los bailarines en ese estilo, y trazando el camino.   

NUEVAS RUTAS EN LAS TABLAS(subt.)

A nadie cabe dudas de que el BEC, en todo este tiempo, ha logrado ir creando un lenguaje teatral contemporáneo a partir del complejo cultural del flamenco y otras raíces culturales de nuestra idiosincrasia, que no es un modo alguno una tradición muerta, sino una poderosa savia popular que fluye con toda vigencia en la esencia actual de la hispanidad. La carga emotiva, la profundidad de los sentimientos, la proyección del gesto hacen de este código escénico un ejemplo elocuente de cuánto puede penetrar la danza en la naturaleza humana y en la idiosincrasia de un pueblo, para expresarlas.

Cuando se observan los espectáculos actuales del BEC —compañía que ha dejado sus marcas en países como Costa Rica, Ecuador, Colombia, Nicaragua, México, el Principado de Andorra, China, así como en España, donde en 1992 alcanzó el 2do. Premio en el Primer Certamen Internacional de Coreografías y Danzas Españolas y Flamenco, con la pieza Sonata y Fandango, coreografiada por Eduardo Veitía-,  aparece nítidamente la influencia del flamenco en nuestros propios ritmos y en la fuerte base percutida de la música y el baile de la Isla grande del Caribe. Se baila con todo el cuerpo, con las manos, con los pies, con la mirada. Por momentos, la entrega y la concentración de los cantaores hace hasta recordar el trance de nuestros rituales mágico-religiosos. Hay mucho más, simbiosis, creatividad, ganas de hacer que se multiplica en la escena ante cada nueva salida, y aunque algunas cosas no salgan en la primera vez, cuando pasan los días y vuelve a las tablas, el público reconoce cambios positivos, novedosos. Es que ha pasado por el tamiz del tiempo y del talento de sus creadores.

PAGINAS DE UN LIBRO EN MOVIMIENTO

La vida breveCarmenLa Habana ValdésLa casa AlbaYo te quieroAquel brujo amorEl Fantasma,... constituyen páginas especiales de un libro en movimiento escrito por el BEC. Seleccionar una, entre todas ellas, es tarea harto difícil para el  director, ágil e intrépido, y siempre en éxtasis creativo, “porque cada una tiene su historia, su personalidad”. Por eso Veitía habla, sueña y conspira con las palabras para recordar en el aniversario 34 de esta institución que lleva la impronta de la Maestra Alicia Alonso. 

La casa Alba, inspirada en La casa de Bernarda Alba, comenta Veitía es una de las más conservadoras, casi no se ha tocado desde que se creó. “No necesita mucho más, quizá un poco de alegría, y no se le puede dar, porque García Lorca no es nada alegre”. Aquel brujo amor, tiene ahora dos actos —dice— y una escena totalmente nueva que no estuvo en el estreno. 

Carmen, sin embargo, ha tenido muchos cambios, según él, especialmente en la escena de los toreros, “incluso recibimos clases de un célebre torero colombiano, quien ha trabajado en las más importantes plazas españolas”. Esta pieza, estrenada hacia 1999, vino a sumarse a la rica tradición tejida en torno a un tema profundamente español, entre cuyos exponentes más notables se cuentan, no obstante obras surgidas en otras latitudes, como la novela de Merimée, la ópera de Bizet, numerosas versiones cinematográficas y los ballets con coreografía de Roland Petit y Alberto Alonso. Esta última que tuvo a Alicia Alonso en su papel estelar. En esta obra vibra el complejo cultural del flamenco en toda su plenitud, aunque se utiliza la música clásica de Bizet. Precisamente, aquí es donde se emparenta con la versión de Gades. Y la hemos realizado, incluso, con dobles roles protagónicos de baile/canto. Carmen por dos, uniendo al BEC con el Teatro Lírico.

La Habana Valdés fue otro gran éxito, estrenada en noviembre de 1999, e inspirada en la conocida novela cubana Cecilia Valdés, de Cirilo Villaverde. A lo español, sumaron lo cubano y lo afro, que en definitiva conforman nuestra raíces; de ahí la importancia de este trabajo concebido en dos actos, y donde su creador mezcló el pasado y lo contemporáneo, y redujo el elenco a Cecilia, Pimienta, Leonardo y Dolores Santa Cruz, que al mismo tiempo es Chepilla, y el hilo conductor de la historia. Ellos resultan como una especie de símbolos que se conjugan con la música —flamenco, toques afro y ritmos cubanos—, que ponen de manifiesto los orígenes de nuestra nacionalidad. Sonoramente, esta pieza mostró aportes musicales donde se mezcló lo popular cubano, elementos de la zarzuela de Gonzalo Roig, rumba flamenca, y sevillanas con un toque de folclor.

Veitía hace un paréntesis en el diálogo, para referirse a la música y al grupo que ha desempeñado un papel destacado en los éxitos del BEC, “pues se puede bailar con grabaciones, pero la música en vivo le da mucha riqueza para el bailarín. Cuando existe una buena comunicación entre bailarín y músico se pueden hacer bien las cosas”. De La Habana..., el artista comentó: “Fue la continuación de una línea de trabajo que realiza compañía desde 1993, de llevar a escena obras con dramaturgia. En este caso resumí mis experiencias como bailarín y las diferentes escuelas que he estudiado, ya sea lo clásico, lo moderno, folclórico y lo español, incluyendo las variedades. Solo pretendo mostrar en la escena, a través de la danza y la música, la fusión de estas raíces que conforman nuestra cultura nacional”. 

Yo te quiero, fue otro momento interesante del BEC que demostró estar al día, atento y adaptable a cualquier acontecimiento que tuviera lugar a su alrededor, para darle un sentido artístico, y en particular de baile español. Esta pieza estuvo dedicada a todos los niños del mundo, y en particular al niño cubano Elián González. Porque fue una situación que conmocionó a todo nuestro pueblo, y más allá de nuestras fronteras, además de tocar cuerdas sensibles en el grupo para reflexionar mediante la danza.

UN FANTASMA PASO POR EL BEC...

Bailarines principales, primeros solistas, solistas y cuerpo de baile —una parte formada por los integrantes de la compañía y otra por los alumnos de la Academia—, conformaron las huestes de Veitía, que  unieron sus fuerzas para traer a la escena un hálito de aventura y romance con El Fantasma…, en el estreno en  el año 2000. Aunque ha sido una pieza muy importante dentro del repertorio, que ha sido bailada por disímiles primeras figuras y aplaudida en Cuba y más allá de nuestras fronteras.

Cambiando de tiempo y espacio, el célebre protagonista de la novela El Fantasma de la Opera, del francés Gastón Leroux (1868-1927) que desandaba por los pasadizos subterráneos de la Opera de París (con interminables laberintos y un misterioso lago interior debajo del escenario), regresó de la mano del bailarín y coreógrafo Eduardo Veitía con el BEC, para demostrar con creces que nada era imposible de decir desde el movimiento. Sonriente y feliz con este reto danzario, contó que “es lo español contemporaneizado” Está presente el flamenco, pero también la danza, es muy moderno, pues, el estilo del BEC es una mezcla del ballet clásico, lo español y la danza resulta un todo que se “degusta” equilibradamente en el “paladar” de los espectadores (amantes del género). Para esta nueva coreografía, el BEC tuvo la ayuda de Eddy Veitía (padre) en la preparación de las clases de técnica de danza. El Fantasma... cuenta la historia de “un hombre sensible, que aunque fue marcado por el destino, puede amar con intensidad y es capaz de sacrificarse por la persona que ama”. En dos actos  y seis escenas resume la esencia de la acción y se arma la pieza donde están reflejadas luchas y tormentos, amores y anhelos, rechazos y crueldades hasta que, antes de morir y como símbolo de su amor eterno, el Fantasma le regala su máscara a Christine, para quien esa deformidad de su rostro no hizo más que sensibilizarla con su sufrimiento...

GRANDES PINTORES EN ESCENA

Esas sensaciones que la labor del pintor fija en el tiempo y en el espacio, salieron nuevamente a flote, danza mediante, en varias piezas que el Ballet Español de Cuba exhibe en su amplio repertorio desde hace algún tiempo: Frida (como homenaje a Frida Khalo), Danzando sueños (dedicado a Wifredo Lam) y Sevilla, el tiempo (que dibuja en danza a otro grande pintor cubano: Servando Cabrera). Porque el BEC conjuga en sus creaciones la cultura y el arte cubano e internacional, traduciendo al flamenco todo lo que puede dar nuestra nacionalidad e idiosincrasia latinoamericana. Son trabajos de Eduardo Veitía, director, coreógrafo y primer bailarín de la agrupación, que enfocan historias y pasajes pictóricos de grandes artistas plásticos latinoamericanos y universales.

No caben dudas que Danzando sueños es una pieza que llega al espectador y lo emociona, marcando el clímax el cuadro final La Jungla.  Precisamente, en esta importante obra de Lam de la cual Alain Jouffroy expresara que era una declaración plástica del Tercer Mundo y el propio creador definiera como un “Autorretrato: No hay más que verlo: yo mismo”, el coreógrafo pone a bailar, en mayúscula, a toda la compañía en los más disímiles estilos danzarios. Hay, indudablemente un diálogo perfecto entre coreografía-escenografía.

Como en Lam, que es resultado de tres razas, en la escena se vuelcan las raíces de nuestra idiosincrasia y el BEC enfrenta el flamenco, el folclor, la danza y el ballet como uno solo. Un baile de grupos donde entran y salen los bailarines: se taconea, se contornean los torsos, caderas y hombros se mueven estrepitosamente, se salta de manera descomunal, hay arabesques, extensiones… El elemento masculino, más fuerte a la hora de enfrentar el folclor, se contrapone con la delicadeza de las muchachas al bailar lo español. En los otros cuadros  La Gran ExposiciónLa maternidad, y Desnudo de mujer (ofrece una verdadera clase de estética del movimiento). Un punto de realce visual a la obra lo otorga la escenografía de Támine González del Campillo, funcional, y muy acorde en cada cuadro a lo que quiere decir el autor, logrando el éxtasis en La Jungla. 

FRIDA

Frida, por su parte es una pieza que podríamos denominar minimal y que sigue la estética creativa de Eduardo Veitía, de llevar lo inimaginable al flamenco con una pasión e inteligencia poco comunes. Másque mostrar la Frida pintora, el coreógrafo se inmiscuye en la azarosa historia-vida de esa mujer.

Como secuencias de un filme pasan ante el espectador la infancia, un accidente, una pasión, la pinturaDiego en el pensamiento..., donde con pocos elementos, un sobrio telón de fondo, semejando nubes, trazos de pintura o el tiempo, expone todo aquello que la rodeó. ¿El mejor momento de la obra? El cuadro de las Dos Fridas, donde resalta el baile y la interpretación de las dos primeras figuras con un desarrollo técnico de alto vuelo, y la escena del aborto en la que se logra una alta tensión interpretativa. En el campo visual, Frida adolece de algún elemento pictórico de la destacada artista que bien podría ser la obra Las dos Fridas, y que la hubiera enriquecido, aunque la carga emotiva, la profundidad de los sentimientos, hacen de este código escénico un ejemplo elocuente de cuánto puede penetrar la danza en cada uno de nosotros.

En Sevilla y el tiempo, Veitía resuelve integrar y llevar a la misma dimensión aspectos de la vida/obra del destacado artista cubano Servando Cabrera, con mucha inteligencia y tino, para regalarnos un documento dancístico de alto calibre, humano, visual y estético.

UN APARTE CON EDUARDO VEITIA

Eduardo Veitía, director, bailarín y coreógrafo buscó en sus memorias y recordó, brevemente, el aniversario 34 de su debut escénico como bailarín profesional en el BNC, y que coincidió con la aparición del Conjunto de Danzas Españolas del GTH que dirigía Olga Bustamante, en 1987, el cual integró desde sus inicios como profesor de ballet, actuación… En aquel primer tiempo –rememoró- formaban parte de la Sociedad Concepción Arenal y matizaban también, con el baile, al Teatro Lírico de La Habana. Me había acabado de graduar, pero en la Escuela de ballet nos habían enseñado a tocar castañuelas, ¡a taconear!  Y allí pudo hacer realidad algo que llevaba adentro, que lo motivó desde el principio. Además, se refirió, a los diferentes momentos por los que ha pasado la compañía. Aquel comienzo fue la etapa en que se fue formando, fusionando, aprendiendo y captando lo que venía de España. Hacíamos una fiesta hispana, todo era tradicional, con danzas regionales en todos los espectáculos: Jotas, Farrucas, Taranto…, y no podía faltar Las bodas de Luis Alonso… Después se denominó Conjunto de Danzas Españolas, y aquí comenzamos otro tiempo, y bailamos con elementos de la técnica clásica. Trabajamos con el Teatro Lírico, el BNC, en diferentes obras de esas compañías en los bailables de Bodas de sangreEl sombrero de tres picos, en zarzuelas, óperas… 

UN LENGUAJE TEATRAL CONTEMPORÁNEO

Cuando Veitía toma las riendas de la compañía se nombra Ballet Español de La Habana, “y tenía la inquietud de hacer ballet español con temáticas dramáticas. Aparecen en el repertorio La vida breveAquel brujo amorLa casa Alba ( La casa de Bernarda Alba)… Una etapa en que llegan a las costas de la agrupación bailarines de DCC, del Ballet de Camagüey,  y se comienzan a preparar para hacer obras de baile español. Todo eso brinda nuevos aires y  estilos a la agrupación, que va encontrando una personalidad. Como Ballet Español de Cuba alcanza un punto cimero en nuestra historia. Se cruzan diversos caminos, y, además está abierta ya la Unidad Docente, cantera de donde se nutre la compañía, que les brinda un nivel técnico a los bailarines. Hay más intercambio con España, y llegan acá agrupaciones, personalidades de la danza española, maestros, coreógrafos que enriquecen el quehacer danzario. Son figuras del baile flamenco, grupos regionales que desarrollan al BEC: nombres como los de Hierba Buena, Antonio El Pipa, la Compañía Folclórica de Andorra…,  y muchos más, lo colocan en un nivel más alto, indudablemente. 

Aparecen en el repertorio obras interesantes con  nuevos aires y diversos estilos que enriquecen la escena, y el BEC adquiere mayoría de edad. A nadie cabe dudas de que Veitía y su equipo (profesores, ensayadores de los diversos estilos y asignaturas donde se suman flamenco, escuela bolera, bailes regionales, repertorio, danza contemporánea, adagio, actuación…), en todo este tiempo, han trabajado arduamente, sin descanso para mantener viva una tradición que forma parte intrínseca de nuestra nacionalidad: la española, en un gran porciento, y que gracias al apoyo/amor/tesón de Alicia y de todos aquellos que la ayudaron a renacerla en 1987, hoy vibra entre nosotros, en el lugar que le corresponde.

EL BEC Y SU FESTIVAL…

Un momento alto de la agrupación lo constituyó la aparición, en el 2017, entre el dos y 12 de noviembre, del 1er. Festival Internacional de Danza Española y Flamenco, que atrajo a la sede del GTH Alicia Alonso, a artistas invitados de España, México, Chile, compañías cubanas que trabajan el género, y por supuesto al Ballet Español de Cuba que celebraba así, en escena, sus 30 años de vida. Ese primer encuentro se dedicó al Maestro Antonio Gades y a  la bailaora Cristina Hoyos. Constituyó una verdadera fiesta de nuestras raíces hispanas, y fue un momento importante para mirar atrás y recordar, pero también, para poner la mirada en el futuro que sigue fluyendo con pasión, como el primer día… El 2do Festival Internacional de Danzas Españolas y Flamenco, que tendría lugar entre el 11 y 17 de marzo del pasado año 2020, y dedicado al Centenario de Alicia Alonso, contó con invitados de España y México, y diversos artistas y compañías cubanas, pero, dado el comienzo de la pandemia en nuestra nación, sólo se pudo realizar un encuentro, en el Café Cantante del GTH Alicia Alonso, como despedida, para marcar ese importante acontecimiento en el que estaban también invitadas importantes agrupaciones nuestras como DCC, Acosta Danza, el Conjunto Folclórico Nacional, Ivette Cepeda y su grupo, la enorme soprano cubana María Eugenia Barrios, entre muchos otros. Para el próximo año está marcado el 3er. Festival.

LA GIRA A LA REPUBLICA POPULAR DE CHINA Y MÁS

De noviembre 2019 a enero 2020, el Ballet Español de Cuba viajó con El Fantasma, coreografía de Eduardo Veitía,  a la República Popular de China, en una gira que los llevó por más de 30 ciudades en la extensa geografía del país asiático: Beijing, Tianjin, Mudanjiang, Daqing, Changchun, Shenyang, Bayuquan, Yingkou, Anshan, Nanjing, Pingxiang, Guangzhou, Liuzhou, Shenzhen, Fuzhou, Chengdu, Yinchuan, Shanghai, Shaoxing, entre muchas otras.

A lleno completo, la compañía que tuvo en los papeles principales a los primeros bailarines Leslie Ung, Daniel Martínez, Ricardo D. Quintana, Diancy Martínez y Claudia González, junto con solistas y cuerpo de baile, así como el grupo Palo de Agua, recibió en cada región las ovaciones de un público entusiasta que supo reconocer la calidad de los intérpretes, y, del lado de la crítica fue ampliamente divulgado por todos los medios. Este largo recorrido por China  estuvo auspiciado por el GTH Alicia Alonso, el Consejo Nacional de las Artes Escénicas, el Ministerio de Cultura y Beijing Joyway Cultura & Media Co. Ltd.

Justamente el BEC llega a Cuba después de la gira, a comienzos del año 2020, que fue muy particular para todos a causa de la pandemia de la Covid-19. En el mes de marzo, solo pudo realizar una función del 2do. Festival Internacional de Danzas Españolas y Flamenco, pues coincidió con el inicio aquí de la pandemia. Luego de volver a la nueva normalidad, en noviembre reapareció la Carmen, del BEC, en la sala García Lorca del GTH Alicia Alonso, los días viernes 6 y sábado 7. Las huestes de Eduardo Veitía entregaron lo mejor de sí para homenajear a la Maestra Alicia Alonso en su centenario, por ser además, fundadora e inspiradora de esta compañía. Pero el domingo 8 fue suspendida por el ciclón ETA. Mientras que en diciembre regresaron al ruedo escénico, los días sábado 5 y domingo 6 de diciembre, en la sala Avellaneda del Teatro Nacional (Plaza de la Revolución), con el espectáculo Impronta Juvenil.  Allí tuvo lugar la 7ma. graduación de la Unidad Artística Docente, fundada en el 2004. Una selección de obras del repertorio, aprendido a lo largo de su carrera en la Escuela, que incluye los diferentes estilos: escuela bolera, danzas regionales, flamenco y danza estilizada, entre otras pasearon con éxito/alegría en estas noveles jornadas por la amplia escena, donde participaron, además, alumnos de otros años así como la joven cantera vocacional.

Este 2021, volvió todos los sueños atrás, por la nueva oleada de Covid-19 en nuestra Isla. El BEC como todas las demás compañías del país ha tenido que detener las actividades. Sin embargo, bailarines, alumnos y profesores, desde la distancia y con todos los protocolos se mantienen las relaciones. Se continúa trabajando en las tesis, se han realizado clases metodológicas (flamenco, escuela bolera, ballet clásico) para los bailarines/profesores, con todo el cuidado para evitar el contagio, y hasta se preparó un audiovisual con una coreografía de Eduardo Veitía, sobre el poema de Los dos abuelos, con los bailarines Ricardo D. Quinta y Alián Pineda, y unos músicos.Algo original para esta edición de La Huella de España –virtual-, que como siempre comenzará con este poema declamado por el ilustre artista Luis Carbonell, pero que tendrá, además, una réplica en el movimiento con esta coreografía.

El BEC, como Cuba, esta ¡VIVO¡

 EDUARDO VEITIA  (recuadro)

Es graduado de las Sociedades Españolas, la Escuela Nacional de Ballet, fue solista del Ballet Nacional de Cuba, y cursó estudios en el Real Conservatorio de Danza de Madrid y, Amor de Dios, con los profesores Rosa Ruiz, Carmen Rolla, Raquel Lucas, Ángel y Curra y La China, en Amor de Dios, y Victoria Eugenia, en los estudios de Carmen Roche. Además de Licenciado en Arte Danzario, del Instituto Superior de Arte  (ISA). Durante casi 25 años dirigió, artísticamente, junto con Alicia Alonso el festival La Huella de España. Y desde el 2017 es el presidente del Festival Internacional de Danza Española y Flamenco. Fue invitado al primer Congreso de Escuela Bolera, donde compartió con figuras como Pilar López, Antonio, los  Hermanos Pericet, entre otras personalidades  En el 2017 participó, con rotundo éxito de público y crítica, en el espectáculo Oh Cuba, durante el 16to. Festival Lorca y Granada, efectuado entre julio y agosto, en el famoso Generalife  de la Alhambra (España), donde se combinó el flamenco, la música cubana y el clásico español, reuniendo a artistas de la talla de Loles León, Adrián Galia , Antonio Carmona, Diego Franco  entre muchos otros, bajo la dirección de Francisco Ortuño.


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