“¡Abajo el Cesarismo americano!”. José Martí


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Quizás, muchos lectores aún se pregunten cuáles han sido las características o particularidades histórico-políticas y hasta sociales que han movido desde su surgimiento a un país como los Estados Unidos y, en especial, a sus diferentes administraciones, a tomar actitudes de gendarme internacional y de coloso expansionista y manipulador de grandes capitales financieros en el mundo entero, entre otras muchísimas razones.

Ante todo, hay que recordar que Estados Unidos fue la primera nación moderna, surgida no sólo con un régimen político liberal y con un modo de producción capitalista, sino que tampoco conoció ningún otro. De ahí que, tuviera y tienda a reproducir en otros territorios las estructuras de la sociedad británica, la que son trasladadas al ámbito norteamericano en forma de prácticas, concepciones, pensamientos filosóficos, de cultura en general.

Así, la sociedad norteamericana surge y se afianza a partir de un tipo de colonización muy específico, y muy distinto al que irrumpe en la América Latina como consecuencia del proceso de conquista y colonización de España y Portugal. Característica que algunos analistas denominan sociedad- fragmento o países nuevos que surgen lejos de la metrópoli y con la existencia, en primer lugar y a la llegada de los conquistadores, de grandes asentamientos indígenas distribuidos en buena parte del Nuevo continente y, más tarde, producto de un comercio de esclavos procedentes esencialmente de África y de algunos otros puntos de Asia y Oceanía los que, con el tiempo y tras un proceso de profunda transculturación   originarían el mestizaje en los pueblos de nuestra América.

Al respecto ninguno de los nativos asentados en territorio norteamericano conocieron ni tuvieron relación alguna con nuestro grande y hermoso proceso de mestizaje.

En suma, y lo que realmente llega a ocurrir en el territorio de los Estados Unidos es el aniquilamiento, exterminio o expulsión y confinación de la gran masa segregada de los pueblos nativos a manos de los colonizadores anglosajones blancos protestantes. Algo que aún conforma la raíz filosófica y sociológica de la élite política estadounidense, de sus clases dominantes, de sus instituciones en general, como ideología arraigada no obstante las ulteriores jornadas migratorias existentes y ocurridas durante distintos períodos históricos, incluidos acontecimientos y conflictos internacionales de carácter bélico.

Hay que recordar que luego de lograr su independencia, a finales del siglo XVIII, Estados Unidos se sustrajo a los conflictos existentes en Europa y se consagró al desarrollo de sus fuerzas productivas –incluso sacando cierta ventaja a su metrópoli de origen, Gran Bretaña–, hasta llegar a convertirse en potencia hegemónica en el siglo XIX.

Asimismo, su quehacer bélico expansionista siempre lo han librado en otros países o territorios ajenos, sin daño alguno en el suyo propio. En todo ello valdría la pena rememorar las terribles experiencias de dos guerras mundiales, y la intromisión imperialista en países como Afganistán, Libia, Irak, Vietnam, en el Golfo Arábigo-Pérsico… con lo cual, y a partir de su dominio imperial ha logrado reforzar su economía en tiempos de guerra y obtener a su vez cuantiosos avances industriales en todos los órdenes, incluidos los relacionados con la esfera espacial.

Así y con mayor fuerza aún se observan manifestaciones que conforman las raíces psicológicas, ideológicas y político-sociales de esa nación y, dentro de ella y en específico, una cultura política “única e invencible de gran nación” que continúa reproduciendo valores filosóficos, éticos y morales similares a los acontecidos durante la llamada Guerra fría. Una visión deleznable, egoísta, intolerante, prepotente, expansionista y, ante todo, racista, a partir de la consigna de América Primero enarbolada por el actual inquilino de la Casa Blanca Donald Trump.

Con vistas a ello dicha Administración realiza una inefable labor de socialización comunicacional, en la que se mezclan la inculcación de valores, el quehacer de las instituciones académicas y los círculos políticos.

“En la medida que esa cultura antecede y sucede a la Guerra fría como tal, alimenta en la actualidad el proceso de afianzamiento ideológico de la hegemonía norteamericana (…) que pareciera tener como objetivo transformar el mundo en función de los valores de los Estados Unidos, mediante una nueva apelación al consenso interno y a la defensa exterior de la seguridad de la nación” (1)

A todo este engranaje trasladado a todas las esferas de la vida del pueblo norteamericano, han respondido y continúan respondiendo cada una de las administraciones de ese país. Engranaje acerca del cual el Héroe Nacional de Cuba José Martí alertó como saber humano a la América nuestra a modo de conclusiones necesarias para estudiar e investigar con profundidad.

Entre los ejemplos conformadores de dicho engranaje comentados en las crónicas martianas se halla la descripción que realiza sobre el sistema político de Estados Unidos, cuya vigencia es trascendental en estos tiempos.

“El boss odioso cabecilla del partido, es quien prepara las elecciones, las tuerce, las aprovecha, las da a sus amigos, las niega a sus enemigos, las vende a sus adversarios”, es quien dominaba los cuerpos electorales e imponía candidatos “que son siempre tenaces tenedores de ricos oficios”(…) Se compran y se venden los votos, y eso es la cuna del poder, de ahí que elegantes caballeros y altos potentados se coaligan para la compra-venta, por lo que una aristocracia política ha nacido de esta aristocracia pecuniaria, y domina periódicos, vence en elecciones y suele imperar en asambleas”.(2)

Al respecto vale la pena incluir en este trabajo un fragmento de la valoración martiana referida al sistema electoral en la Unión, a partir de una de sus crónicas escrita en 1881:

“Es recia y nauseabunda una campaña presidencial en los Estados Unidos. Desde mayo, antes que cada partido elija sus candidatos, la contienda empieza. Los políticos de oficio puestos a echar los sucesos por donde más les aprovechen, no buscan para candidatos a la presidencia a aquel hombre ilustre cuya virtud sea de premiar, o de cuyos talentos pueda haber bien el país, sino el que por su maña o fortuna o condiciones especiales pueda, aunque esté maculado, asegurar más votos al partido, y más influjo en la administración a los que contribuyan a nombrarlo y sacarle victorioso” (3)

Todos, apuntes y observaciones trasladadas a sus crónicas publicadas en distintos órganos de prensa norteamericanos y latinoamericanos, a su escritura de acción y unidad independentista en Patria, durante una estancia de casi quince años en la nación   norteña.

Apuntes y observaciones que no pueden soslayarse en estos tiempos de pupila insomne contra las acciones cada vez más cruentas, injerencistas e inhumanas de un conjunto de oligarquías neoliberales gobernantes en esta parte del mundo.

“Martí había comparado a Estados Unidos con la Roma imperial cuando, muy joven, se encontraba en España por primera vez y, posteriormente, en México, donde reveló las verdaderas causas del conflicto que en 1876 tenía lugar en la frontera norte, promovido por intereses económicos cuyo objetivo era ampliar sus plazas mercantiles, a costa de la nación azteca. Al retirarse del país hermano exclamó: ¡Abajo el Cesarismo americano!” (4)

Michael Stevenson, escritor y periodista británico, publicó de su autoría en fecha reciente, una descripción física y moral sobre el presidente Donald Trump la que, entre otras cuestiones considera finalmente:

“(…) Y un doctor Frankenstein arrepentido se agarraría los mechones de pelo y gritaría angustiado: ¿Mi Dios… qué he creado? Y… si ser un idiota fuera un programa de televisión, Trump sería una serie”.

Notas:
(1)Dr. Jorge Hernández Martínez. Estados Unidos, hegemonía, seguridad nacional y cultura política. Editorial de Ciencias Sociales. La Habana, 2010.
(2)Dr. Ibrahim Hidalgo Paz. Estados Unidos en la política internacional concebida por Martí. La Habana, Centro de Estudios Martianos, 2016.
(3)Dra. Francisca López Civeira. El sistema político de Estados Unidos en la visión martiana. La Habana, Centro de Estudios Martianos, 2016 .
(4)
Dr. Pedro Pablo Rodríguez López. Obras Completas. Edición Crítica. Centro de Estudios Marianos. La Habana.


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