Aisar Jalil: EROS, entre barro e incisiones…


aisar-jalil-eros-entre-barro-e-incisiones
Aisar Jalil.

“El arte es una provocación”, sentenció hace mucho tiempo ya el célebre historiador de origen húngaro Arnold Hauser, en un viejo libro que circuló en Cuba como texto: Introducción a la Historia del Arte…

Por supuesto, siempre la obra de arte provoca de alguna forma. Ya sea a la percepción habituada a otros modos de hacer, o al hombre en el sentido de echarle abajo sus prejuicios, criterios, costumbres y ambiciones. El arte como provocación es la manera que tiene el hombre de salir de sí y superar lo intrascendente y cotidiano, y entrar en esa trascendencia, que a veces es, no de lo que posee, sino de lo que desea. Pues, el arte está nutrido de deseos, y estos también infundan los proyectos estéticos de los individuos. Entonces se puede pensar en otra dirección con respecto al arte: aquella que saca a la luz —como decía Freud— la libido, y extrae de las esencias del hombre todo lo que ha sido reprimido por el modo de vivir o la moral, esa que en muchas ocasiones se establece como un esquema que se impone no solo a la vida sino al arte.

Desde los tiempos más remotos hasta nuestros días el elemento sexual ha estado presente en todas las culturas, no solamente en la que se escribe o en la de tradición verbal, sino en la plástica. Las grandes civilizaciones en la India o en América, por poner dos ejemplo distantes de las primeras grandes culturas que se instalaron en esos lugares, tuvieron como imagen fuerte, efectiva y de profunda identificación con el espíritu a la imagen sexual, el erotismo, e incluso a la lascivia convertida en una forma de relación, a veces ideal.


 

Aisar Jalil, quien desde hace años viene realizando una obra muy singular, —una sátira contemporánea provista de mucho humor y una fina ironía—  ha avanzado por los terrenos del erotismo y la sexualidad, como un campo que en él resulta bastante ingenuo, porque es una representación que se apoya en  imágenes históricas, de la cultura establecida que le permiten mantener una comunicación directa y evidente con el espectador. En su afán de dialogar desde una percepción, en cierto modo popular, criolla que de alguna manera retoma elementos, en su personalidad, del teatro vernáculo y del chiste callejero cubano,  vuelca su mirada y talento hacia obras e imágenes paradigmas de la cultura universal. En este caso hacia la antigua Grecia y “rescata” al Dios del erotismo para hacerlo protagonista de sus historias… Con el sugestivo título EROS expone, en el Museo Nacional de la Cerámica Contemporánea (Mercaderes y Amargura, La Habana Vieja), una atractiva muestra que atrapa todas las miradas como un potente imán. “Es recurrente en mi obra la alusión al erotismo y esta vez toma un protagonismo muy especial, he querido dar una forma alusiva a la cerámica erótica griega. El erotismo nos acompaña desde que nacemos. Lo enfoco desde la sensualidad y de  una manera picaresca, casi siempre con una dosis de humor. Pretendo evitar que resulte agresivo e irrespetuoso”, expresó el creador.

 

Un paréntesis artístico

Hace algunos años, con mucho éxito de crítica y público,  Aisar Abdalá Jalil Martínez (Camagüey, 1953), graduado de la ENA, y titulado en master en escultura monumental en la Academia de Bellas Artes de Repin (San Petersburgo) expuso en la galería La Acacia la exposición Camafruta. En aquella muestra enfocaba su mirada y creatividad hacia una de esas obras que ha sido mal utilizada a veces y llevada a planos de vulgaridad por mentes banales, pero que para las mentes altas es una forma de manifestarse el espíritu a través de la sexualidad: el Kamasutra. El artista se paseó por él con una visión no solo de apropiación, sino de diálogo que le permitió atraer al Caribe la cultura de la India, y de esta forma penetrar en las imágenes del Trópico, del cubaneo cotidiano que el maneja a la perfección, y poner de manifiesto su manera de chanza y de burla.

Ahora tocó el turno al Viejo Continente y, miró a la Grecia antigua. Utilizó la cerámica, que aunque la ha trabajado en algunos momentos de su carrera, es la primera vez que le da un carácter de conjunto en una exposición, y el resultado ha sido algo semejante a lo que sucede cuando hace grabados, que sin ser su medio habitual (pintura y dibujo), “son experiencias maravillosas  a las que acudo de manera temporal. Aunque la esencia siempre es la misma, que es plasmar  mis fantasías, mi mundo visual sobre otros soportes. Porque ambos, grabado y cerámica  son capaces de asombrar con el resultado final. En este caso específico de Eros, el proceso del horno, los pigmentos  y el esmalte siempre te sorprenden y esa capacidad de azar que tiene la cerámica me fascina”, explicó Aisar Jalil quien quiso subrayar que en un futuro no muy lejano piensa expresar todo este universo en esculturas  sobre formas tridimensionales de barro de su propia  creación, porque su formación académica es de escultor.

Un universo personal deambula por la cerámica

Vasijas de cerámicas en forma de platos y ánforas le sirvieron de soporte a estas creaciones que respiran en un trasfondo o aire de antigüedad para estar más a tono con lo que narra artísticamente; hay una mancomunión entre concepto/obra. Hombres y figuras zoomorfas deambulan por sus cerámicas con una sobriedad colorística entretejida en el excelente trazo, y más de uno descubrirá en ellas a uno de las creadores más fértiles, inquietantes y personales que la herencia poética del expresionismo ha generado en nuestro panorama reciente. Sobre el barro, el artista “arma” una sátira contemporánea con un lenguaje donde extrapola diversas situaciones. A veces el fondo toma importancia con la figura humana y otras, es un soporte a lo que está sucediendo. Hay mucho trabajo manual en sus creaciones, algo estrechamente ligado con su formación académica en San Petersburgo.


 

El discurso estético de este artista posee una naturaleza eminentemente interna, llega desde los sentimientos más profundos. Explota lo sensual, extraordinario y poético, como efectos dinamizadores de sus sistemas operativos, con la finalidad de establecer una comunicación intensa con el receptor. Su obra expresa ante todo la condición humana, la lucha del hombre acosado por la sociedad. Hay en su quehacer pictórico un interesante trabajo sobre las emanaciones del cuerpo humano (que estudió hasta la saciedad), y donde reúne un arsenal iconográfico recurrente que suscita una reacción de extrañamiento en el espectador. Ello le permite una lectura distanciada y razonada de cada uno de los sistemas-forma.

 

Muy acertadamente, Alejandro G. Alonso en el catálogo de la muestra subrayó: “En este artista de la plástica se vinculan —de manera inseparable— elementos universales y su propio temperamento de cubano desenfadado, con un abierto sentido del  humor. Él trasmite una peculiar atmósfera donde la conciencia o —mejor— lo inconsciente, el libido son factores rectores del discurso. Sin la consideración de tales  aspectos, cualquier intento de acercarse a su trabajo sería imposible. Observar que hablo de cierta aproximación porque  definitivamente el resultado específico de la experiencia dependerá, en todo caso, del temperamento personal de quien contempla, su formación, antecedentes culturales, filosofía, actitud frente a la vida y esos demonios revelados magistralmente por Freud, que trasparenta  el mundo de los sueños”.


0 comentarios

Deje un comentario



v5.1 ©2019
Desarrollado por Cubarte