Marita Rodríguez es pianista solista del Centro Nacional de Música de Concierto (CNMC), Máster en Música (2011) y Diplomada en Música de Cámara (1999) por el Instituto Superior de Arte (ISA), del cual egresó con honores en 1984 (la actualmente renombrada: Universidad de las Artes). En este centro de altos estudios, Marita se desempeña como profesora de Acompañamiento desde el año 2000, asignatura en la cual rediseñó el plan de estudios que se imparte en todas las sedes cubanas del nivel superior, y dirige hasta hoy esta especialidad en la Cátedra de Piano Básico. En el aspecto pedagógico, se destaca por la atención individualizada a sus estudiantes de la enseñanza regular.

Como su labor profesional es también muy activa en otros espacios, el ejemplo a la hora de transmitir su experiencia como docente resulta aún más valioso. Es directora e integrante del Dúo D’accord, miembro de la UNEAC y también del Consejo Artístico del CNMC. Su quehacer como intérprete le ha permitido recorrer las más importantes salas de concierto de la Isla y realizar exitosas presentaciones en numerosos países; así como varias giras nacionales. Ha recibido postgrados y seminarios de piano en Hungría, con los profesores Sandor Falvai y R. Roman, de la Academia Liszt, y en la Academia de Praga, con el profesor Ivan Klansky.

Desde una actitud amable y modesta ?si valoramos su amplia trayectoria como músico profesional y como docente?, Marita concedió unos minutos de entrevista para el Periódico Cubarte, luego de una sesión de trabajo con sus alumnos de Acompañamiento, y poco antes de asistir a la graduación de uno de ellos. Expuso sus opiniones y criterios sobre la enseñanza artística cubana con gran transparencia y honestidad.

Según sus criterios, ¿cuáles son las principales fortalezas de la enseñanza artística cubana en su área de trabajo? ¿Qué aspectos considera distintivos en lo que Cuba ofrece a los talentos artísticos durante su formación profesional en la carrera de Música?

Ante todo, considero como una fortaleza del sistema de enseñanza artística cubana la selectividad y el rigor académico en todos los niveles. Las escuelas de arte de nivel elemental y medio, se encuentran en casi todas las provincias de Cuba, pero a ellas ingresan los verdaderos talentos. El Instituto Superior de Arte (ISA, Universidad de las Artes) es la sede principal del nivel superior, aunque existen otras filiales en el país. Para poder acceder a este nivel de enseñanza, además del requisito indispensable de ser graduado del nivel medio (principalmente en Música, que debe proceder de un conservatorio, y también en Artes Plásticas, que debe egresar de una academia), el estudiante se debe presentar a exámenes muy selectivos para cada especialidad; además de los exámenes regulares de cualquier universidad del país.

El plan de estudios de Música es comparable al de otras instituciones de nivel superior en el mundo; de hecho, muchos estudiantes provenientes del ISA han podido ingresar en conservatorios de gran renombre internacional en Europa para culminar sus estudios o para obtener maestrías, y puedo afirmar además que la mayoría de ellos son pianistas. Sin embargo, la enseñanza artística cubana se destaca sobre todo en Latinoamérica, donde el ISA se reconoce como una Universidad de alto prestigio, no solo por sus resultados, sino también por la exigencia académica de todas las asignaturas que conforman el plan de cada especialidad.

Los pianistas tienen tres perfiles muy bien delimitados: perfil de solista, pianista de acompañamiento (que se aprende desde nivel medio) y solista de música de cámara (especialidad donde el piano ocupa un imprescindible lugar dentro del vasto repertorio en el género). Estos perfiles especiales son exclusivos para los estudiantes de piano. El nivel de complejidad de las obras en el repertorio, el grado de exigencia y la realización interpretativa para cada nivel de enseñanza es diferente; aunque es obvio que los alumnos llegan al ISA con una base, fundamentalmente en la especialidad.

Otra importante exigencia es el aprendizaje, en primer lugar, del repertorio nacional y, en segundo lugar, el latinoamericano; además de los planes generales sobre obras universales. Se hace obligatorio el estudio de nuestro patrimonio musical; es parte del plan académico en todas las especialidades de la facultad, pero en la cátedra de piano tenemos incluso exámenes especialmente dedicados a la música cubana, con énfasis en el mundo contemporáneo. También se trata de que los alumnos incluyan el repertorio latinoamericano en mi asignatura; es algo que aparece con carácter “obligatorio”.

¿Cuáles son las ventajas de que el profesor sea un músico en activo, es decir, que labore no solo como docente, sino también en otros espacios profesionales, como usted?

Es el ejemplo ideal para enseñar y transmitir, aunque también la formación es individualizada pues cada artista es único. La enseñanza artística es algo complejo y de características muy personalizadas; cada maestro tiene su propia visión del arte (de modo personal y profesional), pero este conocimiento tiene siempre que estar abierto para las individualidades de cada estudiante, sobre todo en el nivel superior. Los profesores, por tanto, deben estar pendientes del desarrollo del arte y las tendencias intelectuales más actualizadas, para ayudar a cada alumno a desarrollarse con sus propias inquietudes; que el profesor en este nivel sea activo profesionalmente permite una mejor confrontación con los alumnos más aventajados. Aunque el ser un profesor de nivel superior, es ya de hecho ser un “activo” investigador del arte musical.

La música como arte más abstracto, sin imagen y muchas veces sin texto, depende de combinar sonidos y ritmos en el tiempo. Lograr el momento artístico especial en la música es lograr algo en un “tiempo” delimitado. La música ?por supuesto, hablamos de la música interpretada en vivo?, no es tangible, se volatiliza en el tiempo transcurrido, pero llega, en mi opinión, directamente al mundo interior de cada persona, del público para el cual verdaderamente se interpreta. Eso requiere a su vez un desarrollo de la sensibilidad, del propio mundo interior del músico que ejecuta o interpreta una obra, sea para reproducir a su modo un tema de otro autor, o al poner en vivo una composición propia.

Insisto en que se requiere como base un gran desarrollo intelectual y una formación técnica y artístico-estética para poder apreciar, interpretar, crear… Sin estas bases sería muy difícil lograr un hecho artístico consumado, sobre todo en el mundo de la creación y la interpretación de la música clásica; aunque hoy por hoy y con el desarrollo del mundo en general, incluso la música popular de nivel, implica un conocimiento y una formación particular. Cada vez más los músicos de todas las esferas necesitan superación, más aún en Cuba, pues en mi opinión, es la música la expresión artística que más expresa “el sentir del cubano” y por tanto es un pueblo que reconoce su cultura como propia, donde están los valores artísticos imperecederos. Por eso debemos ayudar a que este “sentir” transite por los gustos más exigentes y se generalicen los verdaderamente artísticos, que sin perder el sentido de “popularidad”, tengan un nivel de exigencia meritorio, para un público tan musical por naturaleza.

¿Dentro de la especialidad de piano, cuál es la utilidad de la asignatura de Acompañamiento que usted imparte?

Bueno, como ya te comenté, el acompañamiento es una asignatura imprescindible para el pianista, pues todos los alumnos se gradúan soñando y preparándose para ser grandes solistas, pero ya la vida profesional en sí misma demuestra que tanto valor tiene interpretar las obras para piano solo, como las obras donde el piano se une a otros instrumentos para conformar una sola idea musical (la música de cámara). Como también se une acompañando a los cantantes o a otros instrumentos, en repertorios escritos con el piano en esta perspectiva artística, pero que no por esta razón deja de tener un papel imprescindible en la ejecución de dichas obras. Yo pienso que los pianistas deben prepararse con el mismo rigor para enfrentar todo tipo de repertorio, y el nivel con que lo enfrenten y el resultado que logren debe ser de la misma exigencia y calidad que cuando interpretan las obras como solistas. He tenido la experiencia con algunos alumnos que han podido continuar sus estudios en otros lugares del mundo y siempre me cuentan de lo importante que ha sido para ellos haber recibido esta asignatura con una gran exigencia, lo que les ha permitido compartir escenario con músicos importantes ¡de todas las latitudes!

El repertorio de música de cámara con piano es la cúspide de la excelencia musical en todas las épocas y estilos. Estas obras requieren de los músicos que la interpretan, un elevado nivel técnico y artístico, además de las características particulares del género; por eso siempre se dice que la música de cámara es la unión de solistas que decidieron enfrentar de conjunto los retos artísticos que estas obras presuponen. Es notorio que las grandes sonatas, tríos y cuartetos, de otros instrumentos con piano, obligan al pianista a mantener una altísima exigencia para desarrollar una capacidad auditiva y de comprensión de la música, sin la cual las obras no tendrían el resultado final requerido.

Sin duda en nuestro país es imprescindible continuar la formación y el relevo de los músicos y otros artistas. ¿Cuáles considera usted que son las limitaciones que hay que superar en el sistema de enseñanza artística cubana, para hacerlo aún mejor? ¿Tiene que ver esto con dificultades que afronta la institución, de tipo económico solamente?

Yo pienso que en todas las épocas han existido grandes intérpretes, unos más preparados, otros no tanto desde el punto de vista de cultura general. En estos momentos el virtuosismo de algunos jóvenes les resulta ?aparentemente? suficiente, pero a la larga, después del primer impacto de fuego, se hace necesaria la profundidad cultural musical y general, que es como un déficit de las escuelas en este momento; pero sobre todo en los 10 años anteriores, después de un éxodo notable de profesores e intérpretes importantes. Poco a poco se está tratando de recuperar un terreno que quedó  ?por supuesto, después de un período de prioridades económicas más trascendentales para el país?, retrasado en las posibilidades reales de invertir en el arte, donde todo es tan costoso. Tenemos carencias de instrumentos con una calidad correspondiente al nivel superior; el acceso a las partituras, discos, bibliografía e información ha quedado en el plano personal; cada alumno o cada profesor comparte lo que tiene, pero las posibilidades de la institución como tal, son muy limitadas.

En cuanto al profesorado, en el nivel superior, por supuesto que tenemos profesores con mucha experiencia y muy calificados, y artistas que se han vinculado de nuevo a la enseñanza. Pero también tenemos profesores muy jóvenes que poco a poco han ganado superación académica con sus propios esfuerzos y gracias al plan de maestrías y diplomados que la propia facultad ha ofrecido. Pero estos resultados todavía están en proceso de asimilación y será en un tiempo aún prudencial que el nivel adquirido madure intelectualmente.

En este momento, y por suerte para la especialidad de piano, hay muchos jóvenes que estudian con seriedad, y que tratan de hacer una carrera con profundidad y sabiduría; pero de todas formas, la educación cultural general dista mucho de ser la mejor y, por supuesto, influye muy directamente en el resultado intelectual de los artistas del momento. De todas formas el nivel musical de Cuba, si lo comparas con el de Latinoamérica, sigue siendo de los más elevados.

Entre los reconocimientos que ha recibido Marita Rodríguez durante su carrera, se destacan el Diploma “Amadeo Roldán” de la UNEAC, por los Destacados Méritos y Aportes al Desarrollo de la Música en Cuba; la Medalla por la Educación Cubana; el Diploma al Mérito Pedagógico, entregado en el ISA y Diploma por sus 25 Años de Vida Artística, entregado por el CMNC.