Si llegó a Camagüey con algo de miedo por lo arriesgado de su propuesta, tras los tres días de presentaciones de “Aleja a tus hijos del alcohol”, de Teatro El Público, el director de esta puesta en escena se irá con la enorme satisfacción de haber conquistado al público con su estética transgresora, provocativa y sobre todo muy contemporánea.

José Ramón Hernández apostó y ganó, pues el texto de Rogelio Orizondo que obtuvo en 2013 la Beca de Creación José Jacinto Milanés de la Asociación Hermanos Saíz, logró seducir al público camagüeyano y hacerlo formar parte de ese karaoke escénico que con tanta soltura guiaron las actrices Hilde Gorpe y Rosalia Roque.

Con un gusto teatral refinado y exigente, formado gracias al lujo de ser el anfitrión de 15 ediciones de un festival nacional, Camagüey se metió en la piel de las protagonistas que desde dos posturas tan lejanas como pudieran parecer las de una cubana y una sueca, desnudan los verdaderos conflictos existenciales de la generación de jóvenes nacidos en los años 90 del siglo XX.

La emigración, la ruptura con los cánones paternos, la prostitución, la libre preferencia sexual, el rechazo a los prejuicios de todo tipo, la violencia, la educación, la inmovilidad política y social, son temas que la obra aborda sin tapujos, gritándolos en la cara de quien quiera oírlos y de quien no también, pues son los jóvenes los que tienen la palabra y ya se sabe que ellos no dudan en usarla.

 “Aleja a tus hijos del alcohol” quiere incomodar y lo logra, su juego con los espectadores demuestra que muchos de ellos desean formar parte de esa “bulla escénica”, como la definió la dramaturga Yohayna Hernández, y contar también sus propios miedos, vivencias y agonías.

Sin distancias entre actor y público, la pieza construye una dramaturgia, un lenguaje propio para un novísimo teatro que renuncia a los encorsetamientos genéricos y se vale hasta del último recurso para dialogar, seducir y convencer.