La Bienal de La Habana aspira a redimensionar el arte y estrechar alianzas culturales entre los países del mundo, con Cuba como puente. Precisamente, gracias a los lazos de amistad entre la mayor de las Antillas y el gigante asiático, se inauguró este sábado en la Galería Orígenes del Gran Teatro de La Habana la exposición colectiva De cara al futuro: 10 artistas de China.

Con una gran variedad de formatos, soportes y variantes de las artes plásticas, estos diez artistas son ejemplos del arte contemporáneo que se hace en China, capaz de fusionar lo preconcebido en su cultura milenaria con rasgos modernos y transformadores. Ellos han llegado hasta escenarios de Europa, Asia, Estados Unidos y Latinoamérica para consolidar un movimiento que rinde tributo a sus predecesores, y mantienen el legado de trasformar el arte mediante el papel y la tinta china.  

Los artistas Chen Zhuo, Cai Yaling, Jia Shanguo, Lang Can, Li Hongbo, Tian Longyu, Wang Guofeng, Zhang Chunhua, Zhong Biao y Zhou Song proponen en esta exposición muestras de fotografías, instalaciones, video arte y pinturas de exquisita factura.

Entre las propuestas se destacan dos pinturas de Zhog Biao, In the Eternal Bloom of the Present y Iron Buddha, que logran, mediante las formas irregulares, cuestionar sobre el pasado y el presente, sobre lo tradicional y lo actual. Por su parte, Li Hongbo, propone obras a partir del papel y de crear con él un hilo conductor que se asemeja a un electrocardiograma. Con esta técnica presentó Plancon y Puppet, esta última representando dos humanos, con extremidades gigantes que proporciona este doblado del papel.

Jia Shanguo creó, a partir de los principios del Ying y el Yang y utilizando como soportes el papel y la tinta china, su obra Yang- Dao means combination of Yin and Yang, dos libros —uno blanco y otro negro— que crean espacios de lectura a gran escala. La presencia de texturas, permite extenderse fuera de los límites de la superficie del libro.

Otra manera diferente de crear la tiene Tian Longyu, quien ofrece una pieza en metal, Skyline (Borde del cielo), con forma de serrucho, una de las herramientas en que se apoya el hombre para su quehacer cotidiano. Después, mediante líneas irregulares en su borde dibuja el paisaje de una ciudad.

En la fotografía se destaca el trabajo de Wang Guofeng, una serie de gran formato que alude a los espacios en los que se mueven las personas. Sus instantáneas aparentan vistas de edificios planos y en las esquinas forman imágenes similares a construcciones tradicionales chinas.

Por su parte, Cai Yaling, la artista más joven de la exposición, trajo hasta La Habana una de las propuestas más llamativas de la muestra. Resaltando el color rojo y blanco, y a partir de materiales diversos, en su instalación Leave me alone invita a las personas a saber decir no ante las cosas malas que pasan en la vida.

Pese a que en otras ocasiones artistas de ese país han llegado hasta Cuba, es la primera vez que participan en una Bienal en una exposición colectiva, que trasciende por resaltar el diálogo con el hombre; reflexionar sobre el pasado, el presente y el futuro; valorar el conocimiento adquirido; e inculcar la importancia de respetar las tradiciones y la cultura.

A decir de Teresa Toranzo, curadora de la exposición, esta muestra es una invitación armoniosa a disfrutar del buen arte, con un ritmo bien conseguido, que explica por qué el arte contemporáneo chino es explosivo, porque se ha reinventado como un estallido que ha generado influencias sin precedentes.