Arte cubano. La espiral ascendente de Roberto Cobas: Un suceso en la historia del Arte Cubano Contemporáneo


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“A los curadores de colecciones que trabajan abnegada y silenciosamente en los museos y que dedican su vida a la salvaguarda del patrimonio cultural de la nación cubana.”

 Roberto Cobas Amate

Desde su presentación el pasado 17 de diciembre, en el Teatro del Museo Nacional de Bellas Artes (MNBA), el libro Arte cubano. La espiral ascendente, escrito por Roberto Cobas Amate, está siendo un suceso para los circuitos en los que se mueve la plástica nacional pues, en buena medida, se están legitimando criterios sobre la obra de relevantes creadores y sucesos culturales, que hasta hoy habían estado silenciados. Esos nuevos enfoques trascenderán, porque son miradas a lo que, a nivel académico, se reconoce como “El Estado del Arte”.

Artículos y encomiables opiniones se han generado en torno a este volumen, que es, sin dudas, una primicia literaria. La intención de esta pieza rebasa los límites que se mueven entre la idea de empoderar la producción artística cubana y sus creadores, en los marcos temporales entre 1927 y 1950; para elevar el multifacético quehacer de los curadores de arte. El texto hace especial énfasis en quienes se consagran, casi anónimamente, a colectar, investigar, promover y exponer Colecciones Patrimoniales.

El autor y la editora, Beatriz Gago, necesitaron más de dos años de paciente revisión, hasta dar por finalizada una cuidadosa selección de textos, que hoy son análisis valorativos organizados en tres grupos temáticos: “La Búsqueda de lo cubano universal”, “Del comentario social al arte militante” y “La mirada inédita”. Roberto Cobas trabaja con nombres imprescindibles como José Gómez Sicre, Arístides Fernández, Amelia Peláez, Jorge Arche, Mariano Rodríguez, Cundo Bermúdez, René Portocarrero, Mario Carreño, Wifredo Lam, Marcelo Pogolotti, Alberto Peña, Jorge Rigol, Gabriel Castaño, Fidelio Ponce, Mirta Cerra, Antonio Gattorno, Samuel Feijóo, Daniel Serra Badué, Felipe Orlando, entre otros.

El “sustancioso” prólogo del libro estuvo a cargo de Antonio Eligio (Tonel), quien asevera:

La relevancia de los textos, mucho de lo más valioso que ofrecen estas páginas, se encuentra en lo exhaustivo de las investigaciones, en la profusión de referencias, en la extensa bibliografía, y en los documentos (incluyendo fotografías de época) que Cobas y sus editores han rastreado y puesto a nuestra disposición.

Se incluye, además, una entrevista realizada por el curador, crítico de arte y ensayista Abelardo Mena al autor, que se enuncia bajo el título: “Roberto Cobas: el curador es un intérprete de la tradición”, donde el entrevistado recomienda a las nuevas generaciones de curadores hacer de la modestia y el rigor profesional e investigativo actitudes permanentes, y también motiva a: “…estudiar con pasión la historia del arte universal y estar al tanto de sus expresiones contemporáneas y después, entender ese proceso aplicado a las circunstancias específicas de nuestra isla”.

Arte cubano. La espiral ascendente, con elegante diseño de Arnulfo Espinosa, fue presentado al público por Moraima Clavijo Colón y Beatriz Gago. La primera es destacada personalidad de la cultura cubana, quien ha dedicado toda su fructífera vida a la salvaguarda del Patrimonio Nacional y actualmente es la presidente de la filial cubana del Comité Internacional de Museos. Conocedora del trabajo de Roberto Cobas, a causa de haber sido directora del MNBA durante dos largos períodos. Beatriz Gago, por su parte, cuenta con una amplia trayectoria investigativa y editorial, donde hablan por sí solos los libros Mariano Rodríguez. Catálogo Razonado. Tomo II (1950-1966) y Lápiz a su nube, dedicado a la relación entre Mariano Rodríguez y José Lezama Lima; además de la compilación GPC: Evolución de la Vanguardia en la Crítica de Guy Pérez-Cisneros (2015) y quizás su más importante obra investigativa hasta el momento: Más que Diez Concretos (2016).

A las reveladoras  palabras de Moraima Clavijo  y Beatriz Gago se sumaron las opiniones de Jorge Fernández, director del Museo Nacional de Bellas Artes, quien destacó la autoridad de Roberto Cobas en su campo de estudios, así como la relevancia de algunas miradas inéditas como el capítulo: “José Gómez Sicre. Más allá del Moma”, y la utilidad de sus textos para todo tipo de público que se acerque a la historia del arte cubano.

Roberto Cobas, al agradecer la oportunidad que le ofreció la Fundación Mariano Rodríguez por depositar su confianza en este proyecto, protagonizó un sentido acto de reconocimiento a la labor realizada por varias generaciones de curadores, quienes dieron lo mejor de sus vidas e intelecto a la curaduría de arte, como Miguel Núñez, Ernesto Cardet, María del Carmen Rippe, Olga López Núñez y Ramón Vázquez; al tiempo que enalteció el privilegio de compartir con otros, como Corina Matamoros Tuma y Manuel Crespo Larrazábal.

Unas pocas cuartillas no son suficientes para describir la ceremonia de presentación de Arte cubano. La espiral ascendente, convertida en toda una jornada científica, en la que brillaron saberes acumulados. Este lujoso libro de 284 páginas está a disposición de los interesados en el Centro de Información “Antonio Rodríguez Morey” del MNBA, así como en las principales bibliotecas especializadas en arte.

Como se ha remarcado en notas y artículos publicados en estos días, las ideas desarrolladas por Roberto Cobas transitan del libro clásico a la invitación. Es este un volumen que parte del enfrentamiento primario del curador con la obra de arte por casi 40 años; de un proceso de mediación, de empatías y cuestionamientos, que lo conducen a otras perspectivas de análisis, a un razonamiento secuencial  que se inicia con lo particular y concluye con la multidisciplinariedad. Esa que exige que el historiador del arte agudice su mirada, amplíe sus horizontes, desde la capacidad del sociólogo, antropólogo, filósofo, etc.

Como dijo Roberto Cobas: “la profesión de curador que hemos abrazado, requiere tanta dedicación y entrega que no alcanza una vida para cumplirla a cabalidad y es imprescindible alentar el relevo, pues este es un perfil profesional que se basa en la continuidad, la permanencia y la dinámica progresiva del conocimiento”.

Arte cubano. La espiral ascendente es una provocación y una referencia obligada para varias disciplinas. Tal vez no será exagerado pensar que no abundan fuentes relativas a esta época y tema, que faltaban juicios tan autorizados como los de este maestro curador, quien comenzó a dialogar con las obras de arte desde 1982. Este libro es el resumen de infinitas horas en los almacenes donde se preserva nuestro tesauro, de otros tantos momentos caminando por las salas, donde se exhiben las obras al público, de conversar con las imágenes y con los artistas, de escuchar criterios diversos; de meditar en silencio; es una obra de arte en sí misma, es una propuesta que nos sitúa frente a la palabra pintada.


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