Desde un cariño entrañable guarda el pueblo cubano en lo más selecto y preciado de su memoria el recuerdo de Cholito o Armando Fernández Soler como en realidad se llamó este extraordinario artista que supo ganarse el cariño de su gente. Un hombre de rostro afable, sonrisa amplia y mirada firme, que a golpe de talento y esfuerzo llegó a convertirse en un mito del teatro, el cine, la radio y la televisión.
Fue en el programa de televisión que realizara en 1951 de donde gana Armando Fernández Soler el sobrenombre con el cual quedaría bautizado para los años venideros de su carrera artística. “Cholito” lo concibió Francisco Vergara. Este destacado escritor que tanto trabajaba para la radio y la televisión ideo un programa televisivo que llevaba el nombre de Hogar Moderno, en él escribió un personaje donde hacía el papel de un galancete cómico. Se trataba de un niño, un muchacho de bien perteneciente a la burguesía que llamaban Cholito, el marquesito de Neblina Clara.
El programa gustó mucho e incluso el sobre nombre, pues hasta la actualidad recordamos a este gran artista como “Cholito”. Como todo gran artista ganó su mérito trabajando desde muy joven, a los 11 años tuvo la oportunidad de participar en una banda de música que alternaba historias dramáticas, a los quince años incursiona en pequeños papeles en la Compañía de teatro del español Nicolás Rodríguez durante sus representaciones en Cuba quien también lo introdujo en los misterios de las Artes Escénicas y ya antes del Triunfo de la Revolución había logrado hacer realidad el sueño de su vida: ser primer actor.
“Al Teatro debo todo lo que he aprendido como actor”, así expresó Armando Fernández Soler, actor, director y profesor quien abrió nuevos horizontes en todas las manifestaciones del Arte en Cuba. Su incursión en el teatro lírico lo llevo a aprender, de la mano de Antonio Palacios, otro de sus principales maestros, música, zarzuelas, y operetas, géneros que más tarde impartirá cuando se desempeñó como director del Teatro Lírico y haría extensivo al pueblo de Cuba en un programa de Televisión llamado Palco Uno.
Asimismo, funda en Matanzas la primera compañía de Teatro Lírico y se convirtió en director de teatro, entre las obras presentadas como director recordamos Cuento de Navidad protagonizada por la primera actriz Raquel Revuelta en el Teatro Hubert de Blanck.
La radio cubana también lo guarda en la gloria. De las tantas incursiones, en programas en vivo, fue un actor activo sin precedentes, su primer papel dramático fue en El alma de las cosas, donde demostró su valía como actor en este medio que recorrió desde el drama a la comedia, de la actuación a la dirección por las más grandes emisoras habaneras hasta consagrarse para siempre en el programa humorístico Alegrías de Sobremesa.
Nuestro querido Cholito, también dejó su huella en el cine, bajo la dirección de importantes cineastas cubanos, participó en filmes como Mella, El recurso del método, El siglo de las luces, Los sobrevivientes y Nada de Juan Carlos Cremata, entre otras producciones. En un aniversario más de su nacimiento 14 de agosto de 1925, los cubanos recordamos a este artista extraordinario, su hermosa sonrisa, expresión de infinita felicidad por haber logrado su pasión por el arte y hacerla extensiva a su pueblo.
Como reconocimiento a su amplia labor Armando Fernández Soler fue distinguido por la Cultura Nacional con el Premio Nacional de Radio, Premio Alejo Carpentier, Premio Nacional de Humorismo (2005) y también Hijo ilustre de la ciudad de La Habana, el espacio donde germinó la semilla de este artista que creció para dotar a su pueblo de la apreciación y el disfrute del Arte en toda su extensión, desde la elegancia, la simpatía, el humor, y el histrionismo sin par del actor, del maestro, del director, Armando Soler.
Así te recordamos … “Cholito”.
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