Café amargo, Opera Prima de ficción del documentalista Rigoberto Jiménez, nuevo filme cubano producido de manera independiente, comenzará a proyectarse en el circuito nacional de estrenos el próximo jueves 18 de febrero.
En conferencia de prensa celebrada en el Centro Cultural Fresa y Chocolate, el director de Café amargo, declaró que la idea del filme nació en el año 1998, cuando realizó el documental Cuatro hermanas, el cual está basado en la historia real de cuatro mujeres que habitaban en un lugar intrincado de la Sierra Maestra, dos de las cuales aún viven, ahora en una asilo de ancianos.
“Es una historia amarga; vivir en la Sierra Maestra cuesta mucho, por las condiciones tan difíciles del lugar, para las mujeres sobretodo, que tienen que hacer un trabajo extra”; agregó seguidamente que narra la soledad de estas cuatro hermanas, que se enfrentan a la incomprensión de la sociedad y deciden vivir fuera del tiempo.
Comentó también que él mismo nació en la Sierra Maestra; “nosotros los de la Sierra, hablamos poco y quizás por eso somos más concretos; allí se vive de forma muy sencilla y la comunicación se establece con los sonidos de la naturaleza, el río, los animales, el viento”, y estos son los sonidos de la cinta.
La fotografía, que estuvo dirigida por José Manuel Riera, se regodea en la hermosa naturaleza serrana y su plenitud cromática; igualmente realiza un plausible trabajo con las luces y las sombras dentro de la casa de las hermanas y se esmera en reflejar la imagen de angustiosa soledad y decadencia física de la segunda parte de la historia, en la que según el propio Riera, trató de reproducir las atmósferas de los lienzos de Michelangelo Merisi da Caravaggio (Milán, Italia1571- Porto Ercole, Italia1610).
En cuanto a la elección de actores, Jiménez relató que para la primera parte del filme, que se desarrolla en 1958, se realizó en la Televisión Serrana un taller con actrices, todas de teatro, y en el mismo se seleccionaron a las que asumieron finalmente los roles de las cuatro hermanas: Yudexi de la Torre, Yunia Jerez, Venecia Lanz y Janet Batista.
Narró asimismo que estas actrices, que viven en Bayamo, -no en zonas rurales-, convivieron durante un mes con los campesinos de la zona de la Sierra donde se filmó la película; esta convivencia incluyó que durante ese tiempo aprendieran a realizar labores propias de esos vecinos como sacar yuca, apilar café, cocinar con carbón, entre otras.
En cuanto a la selección actoral del segundo segmento de la historia, fue dirigida a actrices consagradas: Coralia Veloz, Adela Legrá y Oneida Hernández.
Varios de los asistentes al encuentro de prensa coincidieron en la importancia del filme en tanto rescata como tema lo rural cubano, con sus conflictos propios, en dos épocas que distan 40 años, y una trama en la que las protagonistas se han detenido en el tiempo como una manera de protegerse del mundo exterior que ha seguido el compás del correr de los años.
El cineasta resaltó como logros de Café amargo, en primer lugar las actuaciones y también la fotografía, la dirección de arte, que estuvo a cargo de Vivian del Valle; el guión, realizado a dos manos entre Arturo Arango y Xenia Rivery; el sonido de Juan Manuel López, y la música que estuvo a cargo del maestro Juan Piñera.
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