Cantos repiques de tambor para la rumba cubana


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Proclamada como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco), la rumba constituye un reflejo de la identidad cubana, de los procesos de transculturación que marcaron la historia de la isla, su cosmogonía y ritmo.

Este género musical danzario está sembrado en las raíces de la nación caribeña al punto de constituir la base de diversos bailes populares, marcar el tempo de rituales y festejos, evocar las deidades de las religiones de origen africano e incluso impregnarse en el ADN de la mayor de las Antillas como un sello de nacionalidad.

A seis años de su inclusión en la lista representativa de la Unesco, el pueblo, instituciones y artistas aprovechan para hacer retumbar los tambores batá, invocar al panteón Yoruba y refrendar el valor de esta expresión, que centra hoy las celebraciones del Festival Internacional de Bailes Populares y de Salón, así como diversos espacios recreativos.

Precisamente, el programa A la hora de Lola, del canal CrearTV del Ministerio de Cultura, dedicó su emisión de este lunes a este género, con la presencia del realizador audiovisual y productor artístico del grupo Awo Aché, Edson Guillermo Benítez Martínez, el coordinador del proyecto Tata Güines, Luis Pedroso Sotolongo y el músico Juan Ramón Alfonso.

Durante el encuentro, los especialistas en el género dialogaron sobre el estado de las agrupaciones rumberas en el país, la preparación de las nuevas generaciones como continuadores de esta tradición y la aceptación del público a las propuestas relacionadas con este arte.

Asimismo, recordaron el surgimiento de diversos conjuntos, que bebieron de la rumba matancera, uno de los epicentros del género además de La Habana, para cultivar su propio estilo de toques, cantos, bailes y pantomima, así como su vertiente: guaguancó, columbia o yambú.

De acuerdo con Benítez Martínez, en los últimos años se registran un grupo de acciones que podrán asegurar en el futuro la permanencia de la rumba en la escena cultural de la isla, pero resta darle un mayor protagonismo, lograr una articulación coherente entre sus cultores, un sistema de actividades que le aseguren un lugar en las agendas institucionales y cumplir con los requisitos de salvaguarda establecidos hace una década cuando pasó a formar parte del Patrimonio de la Nación.

En ese sentido se refirió a un proyecto itinerante que se está gestando en Villa Clara, con el cual los creadores de la iniciativa pretenden llegar a las comunidades para impartir talleres y de alguna emular la dinámica de trabajo desarrollada en la provincia Mayabeque.

Símbolo de la sociedad cubana y de su identidad, la rumba es además, expresión de un espíritu de resistencia y autoestima, instrumento de socialización y un nicho cultural plagado de formas verbales y gestuales, cantos, movimientos, palmadas, bailes y un lenguaje corporal que la distingue y enaltece.


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