Centenario de Alicia Alonso: Función especial del filme Giselle de Enrique Pineda Barnet


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Mañana día 23, tendrá lugar una función de Gala, dedicada al Centenario del natalicio de la Maestra Alicia Alonso con la proyección en el capitalino cine Acapulco a las siete de la noche, del filme Giselle, del cineasta cubano Enrique Pineda Barnet, Premio Nacional de Cine.

Giselle fue rodado en el año 1964, y contó con el guión de Pineda Barnet, basado en el argumento del ballet en dos actos con libreto de Vernoy y coreografía de Alicia Alonso, sobre la original de Coralli y Perrot.

La fotografía, fue de Antonio Rodríguez; la producción de Raúl Canosa; la edición de Carlos Menéndez, Escenografía: Efrén del Castillo y el sonido de Eugenio Vesa, Adalberto Jiménez y Marcos Madrigal.

Este sui géneris filme de 88 minutos, es una película sobre la puesta en escena del ballet, y contó con las actuaciones de Alicia Alonso, Azari Plisetski, Fernando Alonso, José Parés, Mirta Plá, Loipa Araujo, Vania Mischvek, Ana Marini, Josefina Méndez, Margarita de Saá, y el cuerpo de baile del Ballet Nacional de Cuba.

El filme Giselle, fue elegido entre los más significativos del año, en la Selección Anual de la Crítica, de Cuba, en 1964, y Pineda Barnet fue merecedor de un Diploma al otorgado por el Jurado del Dance Films Award Competition, Dance Films Association Inc., de Nueva York, en 1979.

Giselle, llevada al cine, es un valioso documento fílmico, de un aporte incalculable para la memoria histórica del afamado Ballet Nacional de Cuba y de su fundadora la prima ballerina assoluta Alicia Alonso.

La Maestra justipreció esta cinta y en su momento consideró las dificultades que entrañaron la filmación del famoso ballet, que obligó a modificar algunas de las características de la coreografía; a propósito comentó:

«Uno de los principales inconvenientes, que hemos tenido que superar a base de concentración, ha sido el carácter fragmentario del registro de la escena. En una función hay un desarrollo continuo, que permite el natural proceso de expresión de las pasiones. Aquí las interrupciones constantes lo sacan a uno del drama, y para la siguiente toma hay que volver a crearse el estado de ánimo que exigen la situación y el personaje. Pero vale la pena pasar estas dificultades, porque así quedará algo que alcanzará a muchos públicos, aún los más humildes, y que quedará para los bailarines y los artistas que vengan después de nosotros».


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