En el más reciente Sábado del Libro se presentaron cinco títulos publicados por Ediciones Matanzas: Archivos traspapelados de Mirta Yañes; La cuerda al aire de Marta Valdés; La ciudad ilustrada de Urbano Martínez Carmenate; La ciencia de los instantes de Víctor Fowler, y La luz y el universo de Jorge Ángel Hernández.
Alfredo Zaldívar, director de esa casa editora, tuvo a su cargo la presentación de los volúmenes de la Premio Nacional de Literatura Mirta Yañes y de la Premio Nacional de Música Marta Valdés; sobre Archivos traspapelados advirtió que es la segunda parte del texto Del azafrán al lirio, compilación de artículos, discursos académicos, reseñas críticas, crónicas, entrevistas y semblanzas.
Archivos… reúne escritos dispersos en revistas digitales o impresas, publicados e inéditos que abordan temas disímiles que van desde El Quijote, pasando por Los Rolling Stones en Cuba y llegando a Barack Obama; incluye una semblanza del hermano de la autora, el también escritor Albertico Yañez (La Habana, 1957- 2008), historias de su propia niñez y acercamientos a figuras como Julio Cortázar, Ezequiel Vieta, Teté Blanco, John Lennon, Chavela Vargas, Lina de Feria, Lauren Bacall, José Jacinto Milanés, homenajeados de esta manera.
La nostalgia por sus ancestros asturianos, sus años de estudiante, su Habana, su Cojímar y su Isla de Pinos, así como sus conmovedoras entrevistas al Caballero de París, igualmente se encuentran en esta hermosa obra de Mirta Yañes.
La ciencia de los instantes es un cuaderno lírico inédito del poeta, ensayista, e investigador Víctor Fowler, quien agrupa en este 63 piezas «que tienen como premisa la continuación de un pensamiento perenne, quizás absoluto que lo conmina a reflexionar, entregándose a ello en cuerpo y alma, en los múltiples significados que la palabra Cuba alcanza en el espacio histórico e inmediato , ese que conforma nuestra cotidianidad más rasante», dijo el editor, poeta, ensayista y crítico literario Derbys Domínguez y añadió que cada poema es una pregunta que funciona como extensión del poema anterior.
Subrayó que Fowler no deja de ser «filosófico, marginal, negro, pobre, insular» y conversa directamente con el lector como si este fuera «el doble suyo, su alter ego más preciado».
En cuanto a la reedición de la novela del poeta, ensayista y narrador Jorge Ángel Hernández, La luz y el universo, Premio José Soler Puig, 2001, explicó Domínguez que el tema elegido por el autor son las relaciones familiares propias, de ahí su carácter autobiográfico; no solo aparecen la casa en que nació, el paisaje de su infancia, sino el reflejo de lo que en el año 60 del siglo XX era el país, «esa fuerza acumulativa de memorias, costumbres, tradiciones, tabúes, prohibiciones y posibilidades que también se llama Cuba».
Comentó que el novelista configura un cuadro psicológico, emocional, material y de marcados registros espirituales y resaltó el eficaz ejercicio narrativo, en primera persona, que se aprecia en esta novela de diez capítulos, que la hace creíble, amena, directa y sintética.
Seguidamente presentó La ciudad ilustrada. Matanzas 1899-192. Identidad y resistencia de Urbano Martínez Carmenate, reconocido historiador, investigador, ensayista y biógrafo matancero, que obtuvo Premio Fundación de la Ciudad de Matanzas en el año 2017.
Calificó a este como un texto útil, «que persigue contar el proceso de formación identitaria de Matanzas como urbe o Metrópoli, en medio de la antigua división regional de la Isla: Occidente, Centro y Oriente, espacios geográficos diferentes pero semejantes en Cuba a finales del siglo XIX, mientras, lo que comenzaba a ser el imperio norteamericano se apoderaba de nosotros».
Expuso entonces que en el mismo, Martínez Carmenate explora aquellos rasgos de la idiosincrasia matancera en relación con la identidad nacional, e invita al lector a pensar «de qué está hecha o constituida la esencia de eso que llamamos matanceridad».
«Hace más de veinte años que Marta Valdés escribe este libro de memoria, un libro íntimo confesional; escrito en el tono de sus canciones, con la armonía de su música, con la maestría de un escritor de raza», así opinó Zaldívar sobre La cuerda al aire.
Luego se refirió a la primera parte del mismo, «Las manos en la guitarra», en el que la escritora evoca sus primeras clases de guitarra, su formación como artista y sus encuentros iniciales con Elena Burque, Aida Diestro, José Antonio Méndez, César Portillo de la Luz, entre otros de sus maestros y amigos. Ya en la segunda parte, «Arte y oficio», se acerca a grandes guitarristas y compositores. La tercera parte, «El octavo día», Valdés la dedica a dar testimonio de su descubrimiento de Matanzas hace 40 años.
«Sí, hay que escuchar la música de Marta Valdés pero también hay que leer la música de los libros que escribe Marta Valdés», declaró Zaldívar, y distinguió la sensibilidad y la aguda percepción poética de la autora del antológico tema «Palabras».
La admirada compositora confesó «Este es como un libro de recetas para saber quién es Marta Valdés, que me conozcan, y que por favor lo lean, eso sí quisiera, ojalá se deje leer por todos y les resulte una buena lectura, es lo más grande que yo ansío en este momento de mi vida».
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