“Advocaciones marianas. Madres Eternas” es el título que da nombre a la muestra recientemente inaugurada en la sala transitoria del Edificio Arte Universal.
Desde el principio del cristianismo las mariofanías o manifestaciones martianas han ocurrido desde distintos lugares como uno de los fenómenos más trascendentes en el mundo religioso. La Virgen María es el tema más representado en la pintura latinoamericana y puede aparecer en ciclos completos de su vida, acompañada por su niño o por santos como alegorías, y su intención siempre ha sido transmitir fe y mostrar el ideal de la vida sagrada.
Según reza el catálogo de la exposición, las efigies de advocaciones europeas traídas por los diferentes órdenes fueron el inicio de un amplio repertorio figurativo realizado en soportes materiales y técnicas variadas, representadas fundamentalmente con la pintura: “Se hizo común trasladar imágenes escultóricas al campo bidimensional de la pintura de la misma manera que se llevaban a cuadros y esculturas las estampas grabadas”.
“Las 14 obras expuestas en esta ocasión pertenecen a la Colección de Arte Latinoamericano del Museo, y pueden considerarse testimonio del repertorio complejo, variado y original de las tipologías iconográficas de las advocaciones marianas de la región. Su datación abarca un periodo desde los siglos XVII al XIX, corresponden al estilo barroco; proceden de testimonios que actualmente corresponden a México, Bolivia y Perú y solo tres de ellas están atribuidos a autores reconocidos”, señaló la MSc. Yanet Berto Serrano, curadora de la Colección de Arte Latinoamericano del MNBA.
“Una sola ostenta rúbrica porque era usual que las pinturas de esta época salieran sin firma, de la misma manera que varios artistas como maestros, oficiales y aprendices intervinieran en la creación de una obra determinada, y esto propiciaba diferentes calidades de los trazos y de uso de colores de algunas composiciones”, añadió.
Muchas advocaciones marianas son fáciles de identificar por los atributos que las acompañan, mientras otras presentan dificultades para su reconociendo debido a la mezcla de signos correspondientes a varias de ellas; razón por la cual son denominadas mixtas o múltiples. Por lo general estos atributos fusionados procedían de advocaciones conocidos por los fieles, como es el caso de la Virgen del Carmen, la del Rosario y la Dolorosa. Las composiciones entonces resultaban ser descriptivas con ramos de flores, como un elemento común, un centro y una corona imperial –símbolos de María como Madre y Reina del Cielo y la Tierra- de igual manera se podían incorporar a la composición otros elementos distintivos como el del puñal, un rosario, un escapulario o una llave.
Los cambios iconográficos de las imágenes que se aprecian en el sincretismo desarrollados en la etapa virreinal variaron de acuerdo al lugar geográfico donde se realizaron. Aquí fueron más notables en los centros de mayor tradición prehispánica en la plástica. Un nuevo modelo mariano relacionado con la geografía como las Vírgenes-montañas con nombres vinculados al sitio del surgimiento adquieren caracteres singulares al vestirse con un manto cónico tipo alcuza, que a su vez tenían como basamento iconográfico a las imágenes escultóricas de las vírgenes de vestir europeas.
Muchas de estas piezas ya pertenecen a la colección de la Sala Permanente de Arte Latinoamericano del Museo de Bellas Artes; mientras otras son completamente inéditas y podrán ser apreciadas por primera vez.
La exposición estará disponible al público en el Edificio de Arte Universal hasta el 15 de enero del 2023.
Fotos: Juan Carlos Borjas
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