Comentarios sobre texto publicado de "Cambios en Cuba"


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En días recientes Cubarte difundió un texto tomado del blog Cambios en Cuba del periodista e investigador cubano, Manuel Henrique Lagarde. Dicha información se refería a la presencia de elementos contrarevolucionarios en un encuentro de cinestas cubanos celebrado en La Habana

Esta publicación generó un número de comentarios y opiniones que circularon por diversas vías, algunos de los cuales denotaron una mala interpretación de la información que se daba e incluso generaba opiniones negativas sobre el trabajo de CUBARTE y otras publcaciones. A la vez, estos comentarios generaron otros opuestos totalmente a los anteriores.

Es por eso que nos pareció oportuno volver a publicar el texto de Cambios en Cuba junto con algunos comentarios, previa solicitud a quienes los enviaron, que permiten esclarecer y comprender mejor la naturaleza de lo publicado y el principio de que en las instituciones culturales cubanas no hay cabida a la contrarrevolución.

 

Participación de contrarrevolucionario frustra evento de cineastas cubanos

La invitación del contrarevolucionario Eliecer Ávila, líder del "partido" político Somos + puso fin al encuentro de cineastas que sesionaba este sábado en el Centro Fresa y Chocolate, en La Habana.

Algunos de los cineastas presentes en el evento organizado por el llamado Grupo G20, que solicita la creación de una Ley de Cine, no estuvieron de acuerdo con la presencia del "político" en un encuentro donde supuestamente debían tocarse temas relacionados con la creación cinematográfica.

El mercenario Eliecer Ávila es el creador de Somos +, un partido político que se opone a la Revolución cubana desde una posición presuntamente de centro. Ávila suele ser un asiduo interlocutor de emisoras anticubanas pagadas por el gobierno de Estados Unidos y realiza seguidos viajes al extranjero para participar en supuestos eventos donde es adiestrado en tácticas subversivas.

 

Comentarios:

El cine cubano no necesita lacayos de turno

Por: Octavio Fraga Guerra

Es coherente y lúcido que nuestros cineastas hagan del diálogo un permanente ejercicio por la defensa de una ley de cine, por el renovar de las prácticas de la producción cinematográfica o la defensa de sus derechos como creadores, que parte de esa necesidad de socializar la obra más allá de nuestras coordenadas. Esa experiencia y sus aspiraciones entroncan con la política de la Revolución, que defiende la institucionalidad de la economía, de la cultura,signo descollante de nuestra obra, la de todos.

Habrá que decir también que ese socializador ejercicio no es la prácticaque distingue a otras geografías del planetadentro del contexto audiovisual, donde las leyes vienen impuestas desde la burocracia. Sin tan siquiera tomar en cuenta la voz y la experiencia de los hacedores de un arte que en nuestra Revolución ha sido protagónica, ejemplar, fundacional, revolucionaria, sustentada desde los preceptos de la cultura y el pensamiento cubano.

Ese ejercicio de debate ha sido acompañado por los directivos de las instituciones de la cultura, materializado con la presencia del Presidente del ICAIC, Roberto Smith. Nos asiste el deber y el derecho de escucharnos, de establecer nuestros puntos de vistas, nuestras más encendidas ideas, desde las palabras más cultas, los acentos más llanos. Para seguir construyendo un arte heredero del humanismo martiano y de los valores universales del marxismo, que son sagrados en la nación cubana.

Ese es un espacio que los cineastas se han ganado por el nervio de su empeño, un escenario de ideas que no ha de ser ensuciado por los que responden a la política hostil y sinuosa del gobierno de los Estados Unidos. Estamos ante una era de combates, que será construida desde los símbolos, desde las metáforas o el texto ambiguo, no excepto de pensadas y elaboradas provocaciones. Los cineastas son parte esencial de esa era, cuyos mayores poderes son sus talentos y renovadas aportaciones artísticas y estéticas.

La actitud lacaya y sumisa de la contrarrevolución cubana es incompatible con los valores que distinguen a nuestra cultura: crítica, lúcida, revolucionaria, siempre apegada a nuestras tradiciones, escrita con texturas contemporáneas.

La aparición del contrarrevolucionario Eliecer Ávila (líder del “partido” político Somos +)en la Asamblea de cineastas que sesionaba este28 de noviembre en el Centro Cultura Fresa y Chocolate de La Habana, es inaceptable.

El mercenario Ávila es el creador de un “partido” político que se opone a la Revolución cubana vestidocon ropaje de centro. Asiduo interlocutor de emisoras anticubanas pagadas por el gobierno de Estados Unidos, quién realiza regularmente viajes al extranjero para asistir a supuestos eventos donde en verdad es adiestrado en tácticas subversivas.

No necesitan nuestros creadores mercenarios construidos al uso para responder a los pilares que le ocupan. La propia obra de la Revolución es el espacio por naturaleza de esa constancia. Nuestra profunda tradición de hombres del arte y la cultura, nos ha enseñado también que esta gran gesta se ha construido, y se seguirá construyendo, sin la intromisión de los lacayos de turno.

 

Por: Ernesto Escobar Soto. Escritor y periodista

En estos días he leído a través  del correo electrónico diversas informaciones sobre la malograda reunión de cineastas efectuada el pasado 28 de noviembre en el centro cultural Fresa y chocolate. Conocí que más allá del rumbo polémico de los significativos temas que se debatían por destacados cineastas cubanos, entre ellos la añorada Ley de cine, se creó un problema al constatarse la presencia de un contrarrevolucionario en el local. Luego conocí la nota de Manuel Enrique Lagarde publicada en su blog Cambios en Cuba –la que fuera  replicada por el periódico digital cultural Cubarte–que confirmaba la noticia.

La presencia no justificada de este individuo, frustró una reunión que por demás era necesaria para esclarecer y definir sobre temas que eran de sumo interés de las personas que laboran en este sector, y no de quienes son enemigos de nuestro proyecto.

Sin lugar a dudas escenarios como estos solo benefician a nuestros enemigos, cuyos poderosísimos medios internacionales siempre deformarán los hechos para presentarnos como un país satánico. El desconocer que seguimos y seguiremos siendo asediados por enemigos poderosos, que pagan a servidores internos para destruir a la Revolución sería además de ingenuo, un yerro imperdonable y peligroso.

Considero firmemente que hay que incitar la crítica a los errores y a todo lo que se haga mal hecho. Soy de los que valoran como ineludible y útil la diversidad de criterios y opiniones. Creo que toda crítica comprometida o no, siempre que sea consecuente y parta de análisis objetivos y serios contribuye a mejorar a la Revolución. Igualmente es un deber insoslayable para las instituciones el reaccionar rápidamente ante el justo reclamo de revolucionarios que quieren contribuir al avance de la Revolución. Pero, reflexiono en que es ineludible evitar el predominio de un pensamiento conforme, contemporizador, específicamente para con aquellos que quieren destruirnos. Sería irracional actuar de otra manera.

Ojalá no se ponga de moda el olvidar los inmensos daños humanos y materiales que los gobiernos de Estados Unidos y las demás instituciones de poder de ese país le han provocado a los cubanos por espacio de medio siglo. Ojalá no se ponga de moda el olvidar que el gobierno de Estados Unidos y las demás instituciones de poder de ese país han expresado que el restablecer las relaciones con Cuba, tiene ahora por otras vías (una de ellas es el de la cultura) el mismo objetivo de destruir a la Revolución. Ojalá no se ponga de moda el olvidar que hay quienes en Cuba reciben recursos y orientaciones de una potencia extranjera.

 

Por: Martin Hacthoun

Una de las causas principales -diría la principal-, al margen de la insidia política de última hora dentro del FpV y el peronismo, que provocó el revés por escaso margen de ese bloque en el balotaje argentino fue el uso de los medios como gran poder político opositor. Los medios y las redes sociales se convirtieron en las puntas de lanza contra el gobierno de CFK, ella misma y sus funcionarios. Toda la ofensiva mediática en los últimos cuatro años, en especial a partir del 2013, estuvo dirigida a inducir odio, rechazo, desprecio a través de sucias, engañosas y falaces campañas.

Uno de sus grandes operadores, Jorge Lanata, que creó el programa Periodismo para Todos los domingos en el Canal 13, una vez que ganó la derecha porteña, puso fin a su programa y se fue a Miami, para escribir dos libros y crear una agencia de información, y tú sabes contra qué estará dirigida, todo el proceso integrador latinoamericano, Venezuela y Cuba.

Hay que hacer un uso cada vez  más inteligente de las redes sociales y la prensa para contrarrestar todo tipo de insidia como esta que refleja el sitio.

 

Por: Pepe

Considero que con total independencia a la esencia de los debates que llevan a cabo desde hace tiempo los cineastas, para nada debe permitirse que elementos probadamente contrarrevolucionarios se inmiscuyan en estos asuntos dado que pudieran desviarlos de su real contenido y hacerles perder objetividad y legitimidad, tendiendo a eliminar su efectividad.  Me viene a la mente aquella sabia reacción de Alfredo Guevara muchos años atrás, cuando ante una desacertada y efímera decisión de cambiar la atención del ICAIC,  no permitió que la contrarrevolución, ni tan siquiera la prensa extranjera, se apoderara de los debates y reuniones que tuvieron lugar y que condujeran a la inmediata rectificación. Por ello soy de la opinión de que quienes secunden esta modesta consideración muy mía, deberían hacerlo saber en sus respectivos medios o por las vías que entiendan más  factibles. 


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