La recepción que en Estados Unidos ha tenido el mensaje de los artistas y escritores cubanos a sus colegas y amigos de ese país, en el que denuncian el recrudecimiento de la hostilidad de la Casa Blanca contra la Isla y expresan la voluntad de ensanchar vías de entendimiento y colaboración cultural entre ambos pueblos, demuestra el rechazo a la política injerencista del Gobierno norteamericano en el seno de aquella nación.
Este domingo apoyó la declaración el notable intelectual Noam Chomsky, uno de los pensadores más lúcidos de Estados Unidos, quien consecuente con sus ideas declaró en una entrevista difundida pocas horas antes por una televisora rusa que «mientras la ideología del neoliberalismo sostiene que la libertad aumenta cada vez más, en la práctica aumenta la tiranía», y recordó que en su país «si eres crítico con la política, eres calificado como antinorteamericano».
Los actuales cinco integrantes de la popular banda de rock The Dead Daisies, conocidos en Cuba por los conciertos ofrecidos en el 2015, también suscribieron el documento.
De igual modo lo hicieron el reverendo Jim Winkler, presidente del Consejo Nacional de Iglesias; la pacifista Cindy Sheehan, quien decidió dedicar su vida a la paz luego de la caída de su hijo durante la agresión imperial a Irak; la excoronel Ann Wright, activista contra las intervenciones militares de su país en diversas partes del orbe, el destacado profesor y ensayista James D. Cockcroft; y la cineasta Catherine Murphy, autora de un laureado documental sobre la campaña cubana de alfabetización.
Entre las más recientes adhesiones –suman más de 4 000 en Cuba y otros 35 países– se cuentan las de la escultura japonesa Setsuko Ono; el sociólogo mexicano Pablo González Casanova, el profesor y ensayista francés Paul Estrade, el periodista y crítico yucateco Ariel Avilés y las populares cantantes Susana Baca, de Perú, y Lila Downs, de México.
Por su parte, el Consejo Mundial del Proyecto José Martí de Solidaridad Internacional respaldó en pleno el mensaje difundido por el Secretariado de la Uneac.
Los integrantes de esa instancia, entre los que se hallan el teólogo y escritor Frei Betto y el catedrático mexicano Carlos Bojórquez, llamaron a «todos los hombres y mujeres de buena voluntad y amantes de la paz, residentes en el país de Abraham Lincoln y Martin Luther King, a expresar su rechazo a políticas que tienden a dar marcha atrás a la rueda del tiempo y de la historia, porque son injerencistas y propias de la Guerra Fría».
Entretanto, dependencias oficiales y diplomáticas norteamericanas han tratado de enmascarar los términos de la orden ejecutiva presidencial a partir de comunicaciones que pretenden minimizar con tecnicismos el alcance de una política retrógrada y agresiva.
La realidad es bien diferente. El discurso del Presidente de EE.UU. en Miami, sus posteriores declaraciones en un mitin electoral y el espíritu y la letra del decreto, ponen en evidencia una violación flagrante a la soberanía cubana, un irrespeto absoluto a las normas de convivencia internacional y la negación a los derechos de los propios norteamericanos para ejercer sus libertades civiles.
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