De la africanía en Cuba. Babá Oragun


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Refranes:

La sabiduría es la belleza más refinada de la persona.

Jabón mojado sobre la cabeza desaparece, pero la cabeza se queda.

La muerte no tiene nariz para oler y saber cuál es el rico y cuál es el pobre.

 

Dicen los que más saben, que aquí nació la sabiduría, nació la enfermedad y la muerte; las resurrecciones de Lázaro y de Jesús; los monstruos; los microcéfalos, los hidrocéfalos, los acrocéfalos; los mongoloides, los cretinos, los cojos, los jorobados, los mancos; los museos, los anticuarios; la falta de circulación en el organismo, todas las enfermedades desconocidas. También, que los frutos y las semillas caídas alrededor de la mata germinen. La codicia por la fama y el dinero. Las canas, el éter y las galaxias. El kárate y las defensas antes los ataques. El secreto de que el babalawo no puede guardar el dinero que gane en Ifá.

Dicen que los hijos de este Ifá tienen el poder de hablar directamente con la vida y con la muerte, que son majaderos, caprichosos, inconformes, voluntariosos, tozudos e intransigentes. Todo lo desean hacer a su forma y a su manera y lo mismo le da chicha que limoná.

Dicen que un día Oragun andaba buscando a su orere (amigo) Alabashé y se enteró de que Omari, la hija de Olofin, se había perdido en la plaza del mercado. Caprichoso y charlatán, como era Oragun, se fue a ver a Olofin y le dijo que si la encontraba se casaba con ella. Debido a que cuando hablaba en serio era creíble y acreedor de confianza, Olofin aceptó el pacto.

Oragun se fue al Ilé aboyá (mercado) a indagar por Omari y le dijeron que hacía tres días la habían visto pero desconocían su paradero. Él se hizo osodé y le salió este odun donde se habla de la desaparición de un ser extraño que parecía ser un caballero y era un egun disfrazado. Fue entonces cuando se puso en acecho y vio aparecer en el mercado a un hombre algo esbelto y estrafalario quien compraba algunas mercancías.

- Este a mí no me engaña, se dijo Oragun y se decidió a seguir a aquel sujeto quien cogió camino al Ilé agueré (cementerio) donde al llegar se quitó el disfraz que llevaba.

El personaje era nada menos que Oro (1) en persona, quien sin mirar adelante ni hacia atrás, rápido se introdujo en un hoyo debajo de la sombra de un Iroko (ceiba).

Cuando Oragun se acercó al sodo (hueco) vio allí sentada sobre una rana de toro a la hija de Olofin atada con una cadena y un gran Ayé (caracol) amarrado a su orón (pescuezo). Frente a ella una terrible carabela que la custodiaba. Sin pérdida de tiempo Oragun sacó un poco de azufre que llevaba y después de pintar el signo de este Odun en el suelo le dio candela. Aprovechando el humo que se desprendía le soltó la achabá (cadena) a Omari y salió corriendo con ella. Pero resultó que la magia del Ayé que ella tenía amarrado a su cuello no permitía quitárselo ni le permitía hablar porque estaba puesto de tal forma que al cortarlo le cortaba su orón.

Al mismo tiempo resultó que el Ayé aullaba con el mismo sonido de Oro y por lo que los guardianes de Oro podían saber dónde se encontraban los fugitivos.

Omari y Oragun no tenían escapatoria. Había que consultar con Ifá y Oragun; así lo hizo, había que hacer ebó y el ebó se hizo.

Hecho el ebó se escuchó una voz. Era Oro quién hablaba a sus guardines: “Que kueté kueté (burros) son, ellos no saben que para cortar el Ayé hay que lavarlo con ewé naní (yerba de la niña) y ewé (Rabo de gato) y que para que pueda hablar hay que darle de comer Akaere (la gran rana toro), un jio jio en una jícara”.

- ¡Oguenó! (me ayudó), dijo Oragun que escuchaba escondido detrás de una mata y diciendo esto se fue a preparar el embrujo con el cual logró derrotar a los guardianes de Oro y salvar así a la hermosa Omari, la hija del gran Olofin. Fue así como al Oro enterarse de todo lo sucedido decidió pactar con Orunmila para que este a partir de entonces se encargara de la custodia de su secreto.

 

Nota:

(1) Oro: Un Orisha, “Osha que se llama con matraca y pilón y que suena como el Ekue de los ñáñigos. Durante las honras fúnebres de los babalaos el sonido se produce con un instrumento de madera tallado en forma de pez y sujeto a un cordel para hacerlo girar batiéndolo con el aire.


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